Carlos Fuentes escribió la novela Aura en apenas cinco días. Nunca se imaginó que casi medio siglo después la obra sería objeto de una censura que sólo le dio más popularidad.
El incansable autor mexicano, que escribía todos los días desde las 7 AM y para quien la disciplina era fundamental en la creación literaria, murió el 15 de mayo de 2012 en la Ciudad de México.
Un sangrado intestinal llevó al escritor de emergencia a un hospital, donde falleció alrededor del mediodía. Su muerte sorprendió a la comunidad cultural mexicana, pues Fuentes se mantenía bastante activo en el mundo literario. Apenas había publicado un libro y estaba a la espera de que uno más saliera de la imprenta.
Terminaba la historia de uno de los grandes de la literatura mexicana gracias a títulos como La región más transparente, La muerte de Artemio Cruz y, por supuesto, Aura, la novela que publicó en 1962 y que en 2001 dio de qué hablar cuando Carlos Abascal, el secretario del Trabajo del gobierno panista, manifestó su descontento por algunos pasajes del libro. Al funcionario no le gustó que la maestra de su hija, quien cursaba tercero de secundaria en una escuela católica, hubiera integrado esa lectura en el programa de estudios.
Abascal y otros padres de familia consiguieron que la maestra de literatura de sus hijas fuera apartada de su puesto y las adolescentes, de 15 años, no tuvieran que leer ni Aura ni Doce cuentos peregrinos, de Gabriel García Márquez.
"Hice valer mi derecho a vigilar lo que lee mi hija", justificó el funcionario ante la polémica desatada y para quien parecía excesiva la manera en que Fuentes describió una escena sexual entre "Aura" y "Felipe Montero", los protagonistas de su historia, situada en el año de 1962 en la calle Donceles del Centro Histórico de la capital mexicana.
El pasaje que desató la molestia de Abascal dice:
Felipe cae sobre el cuerpo desnudo de Aura, sobre sus brazos abiertos, extendidos de un extremo al otro de la cama, igual que el Cristo Negro que cuelga del muro de su faldón de seda escarlata, sus rodillas abiertas, su costado herido, su corona de brezos montada sobre peluca negra, enmarañada, entreverada con lentejuela de plata. Aura se abrirá como un altar. Murmuras el nombre de Aura al oído de Aura, sientes los brazos llenos de la mujer contra tu espalda. Escuchas su voz tibia en tu oreja: ¿Me querrás siempre?
Lo que para muchos era una sensual escena entre dos personajes, para Abascal y la Unión Nacional de Padres de Familia (cuyo presidente no había leído el libro) era una obra inadecuada que podía causar un "conflicto existencial" a las adolescentes que lo leyeran.
Fuentes se encontraba en Estados Unidos cuando el escándalo estalló, pero él y García Márquez lo tomaron con humor. El autor colombiano lo llamó por teléfono y le comentó: "Ya sabes que ahora vamos a vender más libros". Fuentes sólo recomendó a Abascal leer a Cicerón para aprender retórica y educarse.
La historia de Aura
En una entrevista para el periódico La Jornada, en enero de 2012, Fuentes recordó cómo surgió una de sus más famosas historias.
"Aura me vino a la cabeza estando con una muchacha en París. Salió, regresó y en ese momento pasó bajo una luz que la transformó en una anciana. Luego entró y volvió a ser la de 19 años, y dije, '¡ay!, qué pasaría si uno tuviera el poder, siendo anciano, de volverse joven, ¡ahí está la novela!' Me senté a escribirla en un café. La escribí en cinco días, me salió muy rápido."