Dos niños montan un tigre de Bengala. Ella y él parecen nerviosos, pero a su vez transmiten una determinación que, más allá de los temores, es gratificante. El grafiti de Fede Minuchin es el punto culminante del pasaje Masón, en el barrio porteño de Palermo, donde una serie de graffitis dan color a una calle angosta y adoquinada, de edificios bajos de frentes grises.
La pieza artística del tigre, con sus dos niños, resguarda el ingreso a Limonero, una pequeña editorial argentina que fue elegida como la mejor de América del Sur y América Central en la última Feria del Libro Infantil de Bologna -la más importante de su tipo en el planeta-, hace poco más de un mes.
Para obtener el prestigioso galardón Limonero pasó el difícil filtro de un jurado especializado, que también colocó en la "final" a la brasileña Companhia Das Letras, la chilena Amanuta y las mexicanas El Naranjo Ediciones y CIDCLI SC. La selección del ganador, en cambio, fue realizada por los propios participantes profesionales de la feria.
Más allá del enorme reconocimiento, Limonero es pequeña, a tal punto que solo cinco personas trabajan para poder publicar al año seis títulos, aunque desean llegar a ocho en este 2019. Y es justamente debido a ese trabajo minucioso que su catálogo, compuesto por 20 títulos, solo tenga, como explican ellos, "libros indispensables".
Luciana Lulu Kirschenbaum y Manuel Rud, fundadores del sello hace poco más de un lustro, recibieron a Infobae Cultura para dialogar no solo sobre un premio que "no estaba en el horizonte de expectativas", sino también sobre los secretos que la llevaron al podio.
"Fue como cumplir un sueño que todavía no habíamos llegado a tener", dijo Kirschenbaum. Y Rud sumó: "Hace solo cinco años fuimos a Bologna a presentarnos, a mirar libros, a tratar de entender hacia dónde queríamos ir. No nos esperábamos esto".
–Estamos atravesando los últimas días de la Feria del Libro de Buenos Aires que posee una ronda de negocios donde se compran y venden libros y derechos de obras, ¿vieron alguna repercusión al tener ahora esta carta de presentación?
Rud: "No sabemos si tuvo incidencia en la venta de ejemplares. En términos de resultados económicos, se abre una puerta posible a la venta de derechos, que es algo que no se realiza mucho en la Feria del Libro de Buenos Aires, sí, la venta de libros. Las repercusiones fueron muchas y muy buenas, pero en el corto plazo no tiene un resultado comercial".
Kirschenbaum: "Sí generó una mayor exposición en los medios y eso a su vez despertó el interés o el conocimiento del sello en lectores que no tenían idea que existíamos. En ese sentido, sumó un montón. En términos de negociación internacional, la venta de derechos o quizá la posibilidad de comprar derechos de libros a editoriales que antes nos veían muy chiquitos y no sabían cómo trabajábamos es un reconocimiento y una carta de presentación importantísima".
Limonero, además de Argentina, llega a Uruguay, Colombia, Chile, México, Perú, España y en algunas librerías especializadas en Berlín (Alemania), Estados Unidos y próximamente, China.
La selección de autores es también diversa: Argentina, Polonia, Estados Unidos, Chile, Portugal, Australia, Suiza y Ucrania, entre otros países. Así, entre sus autores e ilustradores puede encontrarse a María Teresa Andruetto, quien en 2012 recibió el premio Hans Christian Andersen -también llamado "el pequeño Nobel de la literatura"-, Lemony Snicket, Albertine, Germano Zullo y Romana Romanyshyn, por nombrar algunos.
"Creo que uno de los factores que nos ayudaron fue haber podido conseguir muy tempranamente algunos autores o títulos de mucho reconocimiento. Y en eso hay que reconocer a los colegas de otras editoriales que nos vendieron los derechos y apostaron un poco por nosotros, nos eligieron sobre otros sellos más grandes o con mayor trayectoria", explicó Rud. Y agregó: "Armamos nuestro catálogo con algo de eclecticismo, y una apuesta por la diversidad de géneros y estilos gráficos. No hay una decisión de publicar series, hay una decisión de publica libros que nos parecen indispensables".
Otra de las claves, consideró Kirschenbaum, es que apuestan "a comprar libros existentes y traducirlos al español y también a generar libros propios": "Nuestro primer libro fue de poesía, Eso no se hace (Laura Wittner y Carlos Junowicz), que pensamos que se iba a vender un poco mejor, pero no lo publicamos a partir de una decisión comercial".
"Eso es una singularidad, otras editoriales tienen mucha más una tendencia hacia un lado u otro. Si bien en nuestro catálogo tenemos 15 traducciones y 5 propios, lo que estamos buscando es un balance. Es una búsqueda desde el desafío profesional, porque son tareas muy diferentes: Encontrar un libro en otra lengua y analizar si puede funcionar o recibir un texto en español, buscar el ilustrador. Para nosotros también implica un crecimiento importante publicar más libros propios", comentó Kirschenbaum.
-En el caso de los libros de producción propia, ¿cómo es el proceso?
R: "En general, una de las particularidades de nuestros libros es que no fuimos a buscar a los autores, incluso Andruetto. Su agente se comunicó con nosotros y fue un honor, por ahora la gente que viene apareciendo nos busca. Nos llegan ideas o en otros casos textos más redactados, más terminados, y eso nos dispara el trabajo de un ilustrador que complemente. En el caso de Andruetto también tuvo una gran generosidad, que aceptó trabajar con una ilustradora (Marina Trach) que no había sido publicada". En ese sentido, comentó Kirschenbaum se apoyan "mucho en Sonia Bach, que trabaja mucho con los ilustradores. Los dos somos de letras y el feedback con los ilustradores es un camino que estamos recorriendo".
Desde hace dos décadas tanto Kirschenbaum como Rud trabajan en el desarrollo de contenido para manuales escolares para niños angloparlantes en Estados Unidos, en temas como matemáticas, lengua y sociales. Cuentan que gracias a esa experiencia, surgió una mirada de cómo abordar el proyecto editorial.
"Nuestra idea de qué debe ser la literatura infantil la fuimos gestando a partir de trabajar un montón con literatura infantil instrumental, que viene a través de un contenido. Había algo de nuestra pulsión de editor que quería cumplir con el hecho de publicar para el goce, no para transmitir información o evaluar", dijo Rud.
-Desde hace un tiempo los libros álbum se convirtieron en un objeto de deseo no solo para los niños, sino también para los adultos, ¿eso ayuda a las editoriales como la de ustedes?
R: Sí, pero todavía hay una especie de rechazo del orden de la vergüenza del adulto a leer un libro con dibujos. Un goce vergonzante que hace unos años se depositaba en el cómic, que se lo veía como una cosa medio lateral al canon, a la literatura. Es un goce un poco culposo y me parece que se está eliminando. El adulto se está entregando y el libro álbum acompaña mucho en ese proceso y ni hablar de la situación de paternidad/maternidad.Creo también que hay algo del libro objeto que nos ayuda mucho, ese esnobismo por el libro lindo, que se tiene en la mesa de café.
K: Lo que se enseña es el goce, el disfrute. El lugar de poder compartir con los hijos un libro álbum, disfrutarlo y reelerlo con el placer que uno siente. Nuestros libros son en tapa dura, cuidamos mucho la calidad manufactura, porque queremos asociarlo a una idea de lectura y de relectura, de durabilidad. Si el libro es de buena calidad en términos literarios y de ilustración suele ser un acceso bastante eficiente en términos de tiempo, que es algo que hoy a todos nos corre, se lee rápido. Entonces ese acceso exprés a un contenido de calidad literaria y plástica quizá también sea un motivo por el cual los adultos, en la sociedad de hoy, elijan al libro álbum.
R: El espíritu del sello es que no haya libros separados. O sea, libros para chicos que producen que el adulto bostece cuando los lee o tan para adultos que el niño no lo puede entender. Eso intentamos.
–En ese sentido, ¿cómo es el trabajo de composición entre un texto y la ilustración?, ¿hay una apuesta por lo meramente artístico en la imagen?
R: Hubo libros que nos parecen gráficamente increíbles y con un texto ñoño o con historias que no fluyen y no los tomamos. Recién este año vamos a sacar nuestro primer libro mudo, un cuaderno de artista de Albertine, que seguro será el último porque creemos también en el libro álbum como un equilibrio complementario entre dos lenguajes en igualdad de condiciones.
K: Recibimos portfolios de ilustradores realmente maravillosos y nos cuesta más encontrar historias que nos entusiasmen.
El premio de Bologna no es el último que obtuvo Limonero, días atrás, por ejemplo, ALIJA (Asociación de Literatura Infantil y Juvenil Argentina) destacó a Clara y el hombre en la ventana (Andruetto-Trach) por sus ilustraciones y a Quince ocasiones para pedir deseos en la calle (Nicolás Schuff & Maguma) por su diseño. Además, Dentro de una cebra (Micaela Chirif y Renato Moriconi), obtuvo una mención de honor en el concurso Talking Pictures de la New York Rights Fair.
Los dos niños, entre la incredulidad, el asombro y la alegría, montan a un tigre de Bengala. Un animal bello y feroz que hasta ahora los ha llevado a cumplir un sueño que todavía no habían llegado a tener.
Fotos: Nicolás Stulberg
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