Andrés Oppenheimer: "Pregunté por el desempleo tecnológico a los presidentes latinoamericanos y muchos no tenían idea de qué les hablaba"

El periodista presentó The Robots Are Coming!, la versión en inglés de su libro ¡Sálvese quién pueda! sobre los efectos inmediatos de la automatización. "Los países que más se van a ver afectados son los que se apoyan con fuerza en la manufactura, como México, donde ni siquiera habla de esto".

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Andrés Oppenheimer en la librería Books
Andrés Oppenheimer en la librería Books & Books, de Coral Gables.

Andrés Oppenheimer presentó en Miami The Robots Are Coming!, la versión en inglés de su último libro, ¡Sálvese quien pueda!, en el que analizó cómo cambiará el trabajo humano en el futuro cercano de la automatización y la inteligencia artificial. "Me preocupa el futuro cercano, no el largo plazo: la señora que acaba de perder su empleo en el estacionamiento de enfrente, de un día para otro, reemplazada por una caja automática de pagos, no puede reinventarse en 24 horas".

Publicado por Vintage, el séptimo libro del columnista de The Miami Herald y conductor de Oppenheimer Presenta (CNN) recoge una investigación de cinco años en tres continentes. Empezó por Europa: en Inglaterra, el autor habló con Carl Benedikt Frey y Michael Osborne, investigadores de la Oxford Martin School que en 2013 sacudieron al mundo con un estudio que predice la desaparición del 47% de los empleos en los próximos 15 o 20 años.

Si bien todas las innovaciones tecnológicas han impactado en el mundo de trabajo a lo largo de la historia, siempre se consideró que mejoraban el mundo. Pero la velocidad exponencial a la que se produce el cambio actual —según el artículo de Gordon Moore, cofundador de Intel, "la capacidad de las computadoras aumenta 100% cada 18 meses"— hace muy difícil mantener el optimismo en el porvenir inmediato.

"Tuvimos miles de años para reinventarnos de ser cazadores y recolectores a ser agricultores", argumentó. "Más recientemente, en la revolución industrial, tuvimos cientos de años para reinventarnos de campesinos a trabajadores industriales. Luego tuvimos cien años para reinventarnos de trabajadores industriales a trabajadores de servicios. Pero hoy la automatización de nuestras profesiones no nos da siquiera un par de décadas para reinventarnos. Muchas veces tenemos 24 horas".

Por ahora, estableció la investigación de Oppenheimer, es mejor decir sólo que mejorarán el mundo en el futuro extenso, pero por ahora lo cambian de manera muy traumática. "El descontento de trabajadores de industrias tradicional ha ocasionado el surgimiento de partidos nacionalistas, proteccionistas y antiglobalización en los Estados Unidos y en varios países europeos", advirtió.

El periodista llegó a la librería Books & Books de Coral Gables (donde asistió el alcalde de la ciudad, Raúl Valdés-Fauli) en compañía de su esposa, Sandra, y un hijo, Thomas, recién seleccionado como uno de los mejores abogados de la Florida de menos de 40 años. "Perdón, tenía que jactarme", dijo, tras compartir la noticia. Habló, respondió preguntas y firmó ejemplares.

El periodista se definió como
El periodista se definió como pro-tech, pero preocupado por el trauma de cambios de corto plazo.

La conversación con las personas que se acercaban sucedió en castellano: había cubanos, venezolanos, argentinos. Muchos venezolanos, que le preguntaron por su perspectiva sobre la situación luego de las últimas movilizaciones: "La estrategia de Maduro es el tiempo: que venga otra crisis y se olviden de Venezuela, que se canse la oposición y pase lo de Cuba y se vayan otros cinco millones", dijo. Algunas personas tenían expectativa, pero Oppenheimer no la compartió: "Pero si no se resuelve ahora, olvidate".

Tras aclarar que las tecnologías como la inteligencia artificial y la robotización generan nuevos empleos a la vez que destruyen los antiguos, distinguió que la particularidad de este cambio veloz consiste en el reemplazo del trabajo humano, sobre todo en tareas de procesamiento de información, como la oficina administrativa o la venta de bienes y servicios. Es decir, un enorme segmento del paisaje laboral actual.

Contó su propio caso: cuando comenzó con su programa tenía cinco cámaras, cada una con un camarógrafo que la operaba. "¿Cuántos camarógrafos tengo hoy?", preguntó. "Cero. Son todas cámaras robóticas. Alguien me susurra en el oído: 'Saluda a la cámara 1', 'Háblale a la cámara 2'. Pero no está ahí. Es alguien que opera una palanca remotamente".

Oppenheimer nació en Argentina y reside en los Estados Unidos, donde realizó la reconocida maestría en periodismo de la Universidad de Columbia. Allí recibió, junto al equipo de The Miami Herald, el premio Pulitzer por el caso Irán-Contras. Su interés por el futuro del trabajo proviene, precisamente, de su especialización como analista político. "Esto va a herir a todo el mundo, va a ser un problema grave en los próximos años", detalló.

"Este tema, junto con la inmigración, es probablemente el más crucial para el devenir de las democracias y para las políticas de los Estados de bienestar", celebró Juan Luis Cebrián el libro de Oppenheimer en El País. Y el autor contó en Miami que muchos países europeos ya comenzaron a explorar formas de enfrentar el problema. "En algunos países la gente tiene tres días libres por semana: viernes, sábado y domingo", dijo, "y mucha gente propone un ingreso básico universal". Él piensa en una opción similar, "pero vinculada al trabajo social".

Los líderes latinoamericanos no están parejamente informados sobre este problema político inminente. "Algunos van a tener un despertar muy brutal", dijo. "Los países que más se van a ver afectados son los que se apoyan con fuerza en la manufactura, como China o como México. Les pregunté por el desempleo tecnológico a muchos presidentes en la región y muchos no tenían la más remota idea de qué les hablaba".

El caso de México le pareció muy preocupante: "Mientras China está comprando robots, al punto que es el mayor comprador de robots del mundo, México no está haciendo nada, ni siquiera habla de esto. Y esto les va a pegar mucho más duro a los países emergentes que a los ricos".

Otra consecuencia política del fenómeno, dijo, también se observa ya: "En algunos países de Europa, igual que en Estados Unidos hace [Donald] Trump, muchos líderes populistas están usando a extranjeros o inmigrantes como chivos expiatorios de un fenómeno tecnológico que es el que está causando la pérdida de empleos o la disminución de los salarios". En los Estados Unidos, por caso, la pérdida de empleos industriales en el norte "es por la automatización, no por los migrantes mexicanos, que en general trabajan en California y Texas en agricultura, en jardinería".

 

"Los robots trabajan tres turnos, no toman vacaciones, no piden aumento, no tienen problemas de salud, no se cansan", ilustró. "Es muy difícil competir". Además, suelen equivocarse menos que los humanos y han desarrollado la capacidad de aprender, el corazón de la inteligencia artificial. Y escalan: mientras un humano puede aumentar su productividad hasta un límite, los robots no tienen ese techo.

Luego de la presentación, Oppenheimer
Luego de la presentación, Oppenheimer firmó ejemplares de su libro.

"Un médico, por ejemplo, ¿cuántos artículos científicos puede leer por semana después de trabajar? ¿Dos, diez?", le preguntó a un hombre en el público, que se había identificado como médico. "Watson, la supercomputadora de inteligencia artificial de IBM, puede procesar 10.000 artículos científicos por semana".

Oppenheimer contó que uno de sus entrevistados, Nick Bostrom, director del Instituto para el Futuro de la Humanidad, le dijo, sonriente: "Vamos hacia un mundo sin trabajo. Y eso es lo mejor que nos puede pasar. El concepto de que el trabajo nos da un propósito en la vida es bastante nuevo. En la Edad Media los aristócratas no trabajaban". El problema, advirtió Oppenheimer, es que las generaciones actuales ya nacieron con "ese chip mental" y se preguntó "¿qué vamos a hacer con nuestra autoestima?".

El periodista —que trabajó también en The Associated Press y colaboró con The New York Times, The Washington Post, The New Republic, CBS News y obtuvo los premios Rey de España, Ortega y Gasset y María Moors Cabot— aconsejó que cada quien analizara, en su campo profesional, cuáles trabajos van a desaparecer. "El periodismo no va a desaparecer", dijo sobre el propio. "Pero el autor de una nota informativa, el que escribe qué pasó, cuándo y dónde, ya no va a existir: eso lo va a hacer un algoritmo, como ya sucedió en The Washington Post durante las elecciones de 2016".

 

Lejos de reivindicar la lucha contra las máquinas de los luditas, The Robots Are Coming! es un libro pro-tech, como su autor. No ve escenarios apocalípticos en el horizonte: cree que "antes de preocuparnos porque los robots dominen a los humanos" hay cuestiones más reales como "la adicción a la tecnología y los errores técnicos". ¿Qué va a pasar, puso como ejemplo, "cuando tengamos nuestro corazón artificial conectado a la nube y algo falle? ¿Nos van a decir, 'Uy, disculpe, hubo un glitch'?".

Además de señalar las 10 áreas que van a generar empleo en el futuro cercano (por ejemplo, los asistentes de salud, la seguridad digital y los consejeros espirituales), el libro de Oppenheimer ofrece "tips para prepararse" para el cambio. "Por ejemplo, identificar cuál es la parte del trabajo de cada quien que tiene más posibilidades de sobrevivir, cuál tiene más posibilidades de desaparecer, cuál tiene más posibilidades de crecer", dijo.

Otra clave, cerró, va a ser la educación permanente. "Una de las personas que entrevisté me dijo que la educación de ahora en más va a ser como suscribirse a una revista para toda la vida. Hay que olvidarse de estudiar varios años, recibirse, poner el diploma en la pared y trabajar toda la vida en base a lo que se aprendió. Cuando uno se recibe ahora, ya buena parte de lo que aprendió es obsoleto. Ese diploma es importante, y va a importar más, pero no será suficiente. Habrá que estudiar toda la vida para actualizar las habilidades o para reinventarse", propuso.

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