Maria Ressa: "Respiro cuando salgo de Filipinas, pero sigo volviendo porque quiero que el gobierno rinda cuentas"

La fundadora del portal de noticias Rappler, crítico con la gestión del presidente Rodrigo Duterte, conversó con Infobae. "La única defensa de los periodistas es continuar haciendo historias", afirmó

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Por Irene Caselli

 
Maria Ressa en Perugia, Italia
Maria Ressa en Perugia, Italia (Ignacio Pereyra)

Tras ser detenida y liberada por segunda vez en un mes y medio, Maria Ressa se sube a un avión en Manila y aterriza en Roma. A las pocas horas llega a la ciudad italiana de Perugia, donde es una de las figuras del Festival Internacional de Periodismo. Sin pasar por su hotel, va directo a la Sala dei Notari, el impresionante salón decorado con frescos del Siglo XVI en el histórico Palazzo dei Priori. Apenas asoma, las mil personas que colman la sala la ovacionan antes de su primera conferencia. Su sonrisa queda atravesada por la emoción: no es tan habitual que una periodista reciba tal reconocimiento público, menos aún a miles de kilómetros de su país y en una cultura tan distinta. Parece algo incómoda en el escenario, donde es presentada como un ícono de la libertad de prensa. Hasta que empieza a hablar, a contar, a denunciar, a alertarnos. Lo hace con pasión, y convencida de que el periodismo cumple un rol fundamental.

Ressa nació en Manila, la capital de Filipinas, un país con 105 millones de habitantes. A los 10 años emigró junto a sus padres a los Estados Unidos. Al terminar la universidad volvió al sudeste asiático, donde trabaja desde hace más de 30 años. Fue corresponsal y jefa de redacción de la CNN en Filipinas e Indonesia, y luego jefa de ABS-CBN, la cadena de televisión más grande de Filipinas.

La historia comenzó a tomar otro rumbo en 2012, cuando fundó Rappler, un portal de noticias que impulsa investigaciones y el chequeo de datos. La audiencia del sitio -innovador y dinámico- creció rápido, al compás de las denuncias y críticas hacia el gobierno del advenedizo presidente filipino, Rodrigo Duterte, fuertemente cuestionado por su sangrienta política contra las drogas: desde junio de 2016 causó más de 5.000 muertos, mientras que abundan las denuncias de que hay escuadrones de la muerte y las organizaciones de derechos humanos afirman que las víctimas al menos triplican las cifras oficiales. Y, claro, los problemas para Rappler y su fundadora no se hicieron esperar.

Ressa, de 55 años, ya era conocida en Asia y en el ambiente periodístico internacional, pero no tanto como ahora: a cada paso que da en Perugia hay un grupo de gente que la frena, que le quiere decir algo, pedirle un consejo o sacarse una selfie. Su visibilidad dio un salto el año pasado cuando, entre otros reconocimientos, recibió el Premio Knight de Periodismo y la revista estadounidense Time la nombró Persona del Año junto con otros colegas a los que llamó "guardianes" de la verdad, como el saudí Jamal Khashoggi, que fue asesinado.

(Ignacio Pereyra)
(Ignacio Pereyra)

Rappler siguió cuestionando al gobierno filipino e incluso a Facebook, compañía con la que comenzó a colaborar para combatir las noticias falsas. Duterte, que no es precisamente adepto a las críticas, acusó a Ressa de mentir y de responder a la CIA estadounidense. Y la presión estatal cayó sobre la periodista y sus colegas. Ressa fue detenida por un artículo que publicó en 2012 y también por una de las cinco causas judiciales que enfrenta por supuesta evasión de impuestos. "Si pierdo, son 40 años en la cárcel. Pero soy optimista, creo que hay hombres y mujeres dentro del poder judicial filipino que se enfrentarán al poder y, con suerte, descartarán estas acusaciones. Eso sí, espero que ahora al volver no vuelvan a detenerme… Creo que ya se quedaron sin casos para inventar", dice durante la entrevista con Infobae en el hotel Brufani, en el corazón de esta ciudad medieval.

-En cierto modo, ¿estas causas judiciales también te están protegiendo?

-¡¿No es eso una locura?! Ojalá me hubieran convertido en la persona del año de Time por haber encontrado un nuevo modelo de negocio o por haber hecho un gran reportaje. Pero esto es en parte culpa del presidente Duterte (risas). ¿No es horrible eso?

-¿Ser persona del año de Time influyó para afrontar más causas?

-Creo que funcionó en ambos sentidos. Time no me dijo que estaban haciendo eso, me enteré en Twitter. Cuando lo vi en Twitter esa noche pensé que era una noticia falsa y la envié a nuestro jefe de redes sociales diciendo: "¿Puedes verificar si esto es cierto?". Pero luego vi que Time realmente publicó la historia. Era como un escudo a mi alrededor. De repente, los ojos del mundo ayudaron, porque la única defensa de los periodistas es continuar haciendo historias. Eso significa que este tipo de atención realmente ha sido útil para mantenernos en marcha.

-¿Cómo reaccionó el gobierno filipino?

-Probablemente ha enfurecido al gobierno, pero al mismo tiempo también ha creado una resistencia en contra de ellos. Estaban tratando de probar algo, por eso me arrestaron. No me asusto tan fácilmente, y he pasado por peores momentos. No es que los esté desafiando para que empeoren las cosas, pero creo que decir la verdad es algo muy bueno. Al pan, pan, y al vino, vino. Seguimos. Y eso es parte de lo que provocó la ira del gobierno, porque señalamos que se han atenuado los números oficiales de los asesinatos y de la guerra contra las drogas. Nos quedamos con las historias.

(Ignacio Pereyra)
(Ignacio Pereyra)

-¿Cómo te presiona el gobierno filipino?

-Los ataques vinieron del mismo presidente Duterte. Ya en 2017 dijo que no éramos totalmente filipinos, y a las pocas semanas comenzaron los casos judiciales. De hecho, la primera investigación en contra de nosotros empezó una semana después de que Duterte nos mencionara en el discurso anual al país.

-¿Cuáles fueron las consecuencias?

-Desde enero de 2018 hemos tenido 11 causas judiciales en contra. Pagué la fianza ocho veces en unos tres meses, pero me arrestaron dos veces en poco más de un mes. No me tenían que arrestar, igual hubiera pagado la fianza otra vez. Cuando se comienza a perjudicar a las instituciones del sistema democrático, cuando se empieza a paralizar a quienes cuentan la verdad, la persona con el megáfono más ruidoso gana, y en Filipinas ese es inevitablemente el presidente Duterte. Pero sigo volviendo a Filipinas. Y me sigo encontrando con estas causas que son ridículas y que están destinadas a silenciarnos, acosarnos y agotar nuestros recursos. Pero todavía estamos aquí, y eso es muy bueno.

-¿Qué es lo que más importante que está en juego?

-En Filipinas ahora estamos luchando por nuestra democracia. Lo que está en juego determinará si nos convertiremos en una dictadura o seguiremos siendo una democracia. Esto está sucediendo ahora mismo. La batalla es ahora. Es difícil luchar contra un gobierno pero tenemos que hacerlo como si pudiéramos ganar la pelea.

(Ignacio Pereyra)
(Ignacio Pereyra)

-¿Cómo influye esta situación en Rappler y en el periodismo?

-Lo que hemos visto en Rappler es esta suerte de astroturfing en las redes sociales que cambia la realidad y eso cambia la percepción. Entonces, lo que fue sembrado como fertilizante es repetido por el gobierno. Así fuimos atacados en las redes sociales, donde nos decían que estamos controlados por extranjeros y que tratamos de derribar al gobierno. Todo lo que estamos tratando de hacer es pedir al gobierno que rinda cuentas. Este tipo de operaciones de desinformación hace que la gente dude y cuestione la credibilidad del periodismo.

-¿Qué te da esperanza en este contexto?

-Estar a cargo de un medio de noticias hoy en día ya es bastante difícil, buscando un nuevo modelo de negocio… Cuando combinás eso con ataques permanentes, es mucho más difícil. El lado positivo es que encontramos un modelo de negocio que nos ha empujado. Forjados en el fuego somos más fuertes. Subimos un 200% en el primer trimestre de 2019 respecto al año pasado. Los casos legales son una carga para nuestros recursos, pero hemos podido tener campañas de financiamiento colectivo. Nuestras comunidades vienen a ayudar, las comunidades globales vienen a ayudar. Eso es increíble y me da mucha esperanza.

-Filipinas es el país que más tiempo usa Internet en el mundo. ¿Cómo influye esto?

-Las redes sociales construyeron algo nuevo, y fueron ávidos. Si las redes sociales no estuvieran tan concentradas en el crecimiento, si esas plataformas hubieran pensado en las consecuencias de lo que estaban haciendo, la verificación de datos sería más estricta. Si te van a dar la tilde azul en Twitter y Facebook, deberían al menos saber quién eres realmente.

-¿Cómo creés que podría hacerse?

-¿Cuánto más difícil hubiera sido, por ejemplo, solicitar la licencia de conducir (para autenticar)? No habría sido imposible. Pero agregar esas cosas habría hecho más lenta la adquisición de usuarios. Estamos pagando el precio por eso. Así que muchas de las cosas que deben arreglarse provienen de eso: no entender el impacto de estas decisiones que estaban tomando. ¿Deberían haberlo hecho mejor? Sí. No tengo suficiente tiempo para echarle la culpa. Creo que necesitamos pensar soluciones a corto, mediano y largo plazo. Y lo emocionante de esto es que lo estamos creando, eso es genial.

(Ignacio Pereyra)
(Ignacio Pereyra)

-Duterte ha tenido actos misóginos y machistas. ¿Cuánto te juega en contra ser mujer?

-Positivo y negativo. En Rappler somos 63-64% mujeres. Creo que los ataques contra las mujeres en las redes sociales son mucho más feroces que los ataques contra los hombres. No es suficiente que te llamen animal, que te golpeen o te amenacen. Te degradan a objeto sexual. En ese momento es difícil lograr credibilidad.

-¿Cómo se lucha contra esto?

-Nunca hemos estado en algo así. Y las plataformas digitales han olvidado que cuando dices una mentira un millón de veces se convierte en la verdad. Estos ataques violentos, si el gobierno mismo nos está llamando criminales, ¿cómo afecta eso a otros que nunca han oído hablar de nosotros? Así que estas cosas tienen un impacto en el mundo real. Todo lo que estoy tratando de hacer es detener la impunidad, la impunidad del gobierno y la impunidad de Facebook.

Durante el festival de periodismo de Perugia, Ressa no para: participa en seis paneles en 48 horas. Siempre está hablando con alguien, o escuchando. Pese a las presiones y las causas judiciales en su contra, que podrían llevarla a la cárcel, pareciera que difícilmente vaya a perder la calma. Ni el optimismo. Responde atenta a cada pregunta, en un panel o en los pasillos del hotel Brufani, donde la saludan a cada paso. Sonríe mucho. Incluso, dice, no le cuesta dormir. Pero su vida ya no es como antes. "Todo gira alrededor de Rappler. Hemos tenido que aumentar los niveles de seguridad en nuestra oficina, alrededor de nuestros colegas y a mi alrededor. Se siente un poco opresivo ahora. Respiro cuando salgo del país. Pero sigo volviendo porque quiero que el gobierno rinda cuentas", dice.

(Ignacio Pereyra)
(Ignacio Pereyra)

-¿Cómo fue la reacción de tus colegas en este tiempo?

-Me apoyaron, con cautela. En Filipinas, la amenaza de causas judiciales contra directores de grupos de noticias ha logrado el efecto que querían. El periódico más grande decidió venderle a un amigo del presidente. Nosotros no lo hemos hecho porque el mayor accionista de Rappler son los periodistas. Rappler nunca fue creado para ganar dinero. Queríamos ser independientes y autosuficientes. Pero es difícil. El presidente ha prohibido a Rappler no solo en el palacio, sino también en los eventos de campaña, en cualquier lugar donde aparezca él.

-¿Qué te impulsa a seguir luchando?

-Es un momento existencial para las democracias. Si no tenés hechos, no tenés la verdad ni la confianza del pueblo, y eso pone en juego la supervivencia del sistema democrático. Siento que no podés dejar que las mentiras se difundan. Tenés que reclamarles, decir que es una mentira. Y el gobierno es poco tolerante. Creo que todos estamos preocupados por lo que será el futuro. La red de televisión más grande, la que solía administrar (por ABS-CBN), también va a tener problemas, ellos serán los siguientes. Es un momento existencial para los periodistas, porque necesitamos encontrar un nuevo modelo de negocios, necesitamos encontrar nuevas formas de construir comunidades y nuevas formas de generar confianza.

-¿Qué podría pasar a corto plazo?

-Podría ir a la cárcel, Rappler podría cerrarse. Es una batalla. Ganaremos. Me preguntaste antes cómo puedo tener esperanza: porque hemos visto esto en el pasado. Conozco el lado correcto de la historia, sabemos cuál es el lado correcto. Como les estaba diciendo a mis padres, parte de la razón por la que sigo regresando a Filipinas, aunque sé que hay otra causa judicial en mi contra, otra orden de arresto, es que si solo hay una amenaza, no significa nada. Lo que hago debe hacerse para que quede en el registro y se pueda llevar a alguien a la justicia, porque llegará el momento de rendir cuentas. Puede que no sea ahora. Puede ser la próxima semana, dentro de un mes o quizás dentro de un año. En cualquier caso, estaremos allí.

(Ignacio Pereyra)
(Ignacio Pereyra)

-¿Tu vida es todo sobre Rappler? ¿Tenés tiempo para vos?

-Cuando duermo… Tal vez cuatro o cinco horas por la noche. ¿Que cómo que me duermo? ¡Sí, claro! (risas) Esto es como estar en una zona de guerra. Simplemente apesta que es nuestro hogar. Cuando trabajás en una zona de guerra, planificás tu camino de entrada, planeás tu salida. Es el tipo de guerra psicológica lo que se vuelve realmente difícil. Pero sé cómo manejar mis emociones.

-¿Cómo está tu familia con esta situación?

-Mmm… No me preguntes eso… (risas) Siento que toda mi carrera me ha preparado para esto. Malasia casi me echa. He pasado por esto antes. Soy vieja comparada con los millennials, y sé lo que está bien y lo que está mal. Es fácil tener estándares y ética cuando no estás bajo ataque. Pero es aún más importante defender esos estándares y éticas cuando estás bajo ataque. Creo que no tengo elección.

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