#LijEnInfobae: 10 libros infantiles y juveniles para disfrutar en la Feria del Libro

Cosas que no son lo que parecen, letras que cantan, bailan, actúan, leen, la vida de un conejo muy especial, animales que saben esconderse sin moverse y muchas cosas más en esta selección de novedades y no tanto en época de feria. Y una lista extra para tener a mano por si dan ganas

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Una selección de cuentos para disfrutar en la Feria del Libro
Una selección de cuentos para disfrutar en la Feria del Libro

El educador francés Jean Hébrard cuenta que "Solo la lectura que se habla es una lectura que se comparte. Es necesario que las voces de la lectura asciendan y que haya alguien que las escuche. […]Somos sociedades humanas, sociedades en las que la comunicación es posible, no solo para decirte "¿cómo estás?", sino para hablar de las lecturas hechas."

Hacia aquí vamos con estas recomendaciones en días de feria: recorrer, mirar, leer y conversar a partir de lo leído. Esas conversaciones son esenciales para construir lectores.

Las cuentas de una vida

Las ricas horas de Jacominus Gainsborough, escrito e ilustrado por Rébecca Dautremer. Traducido por Elena Gallo Krahe. París: Edelvives, 2018.

Antes de empezar, en la página de legales, nos encontramos con unas palabras de Rébecca dirigidas a quienes lean el libro:

"Si eres una persona adulta, no creas que este libro no va dirigido a ti solo por estar lleno de dibujos. ¡Menuda idea! Este libro también está hecho para mayores, ¡claro que sí!
Si eres un niño o una niña, es posible que algunas partes te parezcan un poco misteriosas. Tranquilo: seguro que puedes pensar un poco y adivinar muchas cosas.
Y, por otra parte, no creas que las palabras lo explican todo. Seguro que tropiezas con algunas que todavía no sabes muy bien lo que significan. Pero no es algo que me preocupe, porque estoy segura de que encontrarás alguna persona mayor que te las explique."

Un descubriendo la escritura de Rebecca. Un placer leer la vida de Jacominus, sus pequeñas historias. Hay un transcurrir de una vida común, contada entre palabras e imágenes con poesía, detalles, humor, ternura.
El proyecto de Jacominus, cuenta la autora, comenzó a crecer más que lo que ella lo imaginó. Este conejo, cuya abuela se llama Beatrix… tiene muchas reminiscencias al Conejo Pedro, de Beatrix Potter. Es muy lindo ese guiño entre otros tantos. Rébecca sintió que después de tanto libro para adultos quería hacer algo para la infancia. Nos toca decir aquí que lo logró con creces.

Es interesante su preocupación por la biografía, por los registros de esa vida, de esas horas tan ricas. Ricas en tanto vividas, disfrutadas, sufridas, amadas. Una vida donde la muerte también tiene un lugar. Una vida que transcurre, con mucho para celebrar, con algunas cosas para olvidar, con amigos, con amor, con algunos pocos enemigos, con mucho para contar, una vida como cualquier vida… Las guardas del libro nos invitan a pensar que va a haber más libros con este carismático conejito.

"Quienes conocieron a Jocominus en una edad provecta (vamos, de viejo) apenas recuerdan que hubo una época en la que fue pequeño.
Y eso que Jacominus fue realmente pequeño.
En esa época resultaba difícil saber en qué se iba a convertir, nadie podía adivinar cómo sería su carácter."

En una entrevista que le hicieron contó sobre su modo de trabajar: "Todo lo hago a mano. Lo único para lo que uso el ordenador es para las pruebas de color, para saber que colores van mejor a una ilustración. Pero al final lo pinto a mano. Encuentro más sensibilidad en los dibujos a mano y, además, luego puedo exponer y vender los originales." Sus ilustraciones son maravillosas, llenas de detalles que invitan a quienes lean a observar, descubrir, buscar y encontrar, demorarse. En varias de ellas se ve la influencia de Pieter Brueghel el viejo (1525-1569).

Un libro hermoso para leer con chicos y chicas, pero también para aquellas personas niñas que leen solas. Es un libro para demorarse y contemplar. Conmueve tanta belleza.

Mundos posibles

El libro, de Marije Tolman y Ronald Tolman. Buenos Aires: Adriana Hidalgo (Pípala), 2018

"El libro es un homenaje a la lectura y a la imaginación.", dice la contratapa de este libro. Y es un libro sobre el estado de quien lee. ¿Un libro sobre la lectura que no tiene palabras?, se preguntaran. Sí, les digo. Sin palabras, y a la vez con tantas palabras que aparecen en boca de quienes lo leemos también. Este libro silencioso es una oda a la lectura.

Un elefante lector y un montón de universos posibles dentro de El libro. Este elefante deambula con un libro en la mano, y mientras lo hace, los escenarios van cambiando pero el elefante sigue y se pierde por completo; él, y quienes lo leemos.

Esta dupla creativa está comprendida entre un padre y una hija. Ronald Tolman es el que realiza hermosísimos grabados que forman escenarios de fondo en el que Marije dibuja. En este caso, los dibujos son animales realizados con una línea sutil. Este libro en particular nace de un viaje que realizaron juntos a la Argentina. Trabajaron para la realización del mismo modo que con otros libros suyos como La isla, o La casa del árbol.

El libro cuenta una historia y a la vez muchas, invitando en cada doble página a detenernos, a mirar, a descubrir.

Especialmente recomendado para personas niñas.

La Jaula, escrito por Germán Machado, ilustrado por Cecilia Varela. Buenos Aires: Calibroscopio, 2018.

"En el principio fue una jaula.
El niño la encontró en el cuarto de los trastos.
Una jaula de alambre.
Una jaula pequeña.
Llevo la jaula al comedor de la casa y le gritó a su madre:
¡Mamá quiero un hámster!" 

Así comienza este libro que me llevó a los primeros versos de Jacques Prévert en Para hacer el retrato de un pájaro: "Pintar primero una jaula/con una puerta abierta…"

Porque resulta que si hay una jaula, habrá inevitablemente que encontrar alguien para enjaular. Y Nil ni bien ve la jaula, quiere tener un hámster. Este trabajo de Machado y de Varela nos comparte una historia cargada de poesía. El clima que van generando es de muchísima intimidad que se va construyendo desde las palabras pero también desde la paleta elegida para contar, en donde podemos ver las situaciones de introspección. El libro nos cuenta la historia de Nil y a la vez va llevándonos por el mundo interno de cada personaje, con mucho lugar para los detalles. Las sombras y las perspectivas van de lo general a lo particular que va sucediendo desde el día que Nil encuentra la jaula en el cuarto de trastos viejos. Este libro recibió en 2019 el premio de la Fundación Cuatro Gatos.

Un libro hermoso para compartir con niños, niñas y jóvenes.

Dos de encontrar

Encuéntrame si puedes, escrito por María Martín e Ileana Lotersztain con ilustraciones de Eugenia Nobati.

Desaparecer en el paisaje, ¿se imaginan poder hacerlo? ¡Qué hermoso sería!
Esas son las cosas fascinantes en una editorial que se especializa en eso, en traernos información para observar el mundo.
"Las artes del camuflaje
No son un cambio de traje,
Son tantas y tan curiosas
Que inspiran rimas graciosas."

¿Cómo hacen los animales para camuflarse? El relato va, combinando rimas e información sobre algunos animales que poseen distintas características que les permiten confundirse con el lugar en donde están parados. Y así, camuflados, logran protegerse y no ser comidos por otros animales o capturados por cazadores. También pueden atrapar a sus presas acercándose silenciosamente sin ser descubiertos.

La mariposa del Abedul, el búho, el insecto palo, la mantis orquídea, el camaleón, el lenguado, el pulpo y el cocodrilo habitan una doble página compuesta a tres pares de manos que nos propone una ilustración llena de detalles y misterio, creada por Eugenia Nobatti, una rima, escrita por María Martín y una explicación escrita por Ileana Lotersztain.

Una hermosa invitación para que las personas más pequeñas de la casa conozcan y disfruten esto que pasa con algunas especies que se esconden sin esconderse.
La contratapa recomienda este libro para personas curiosas de 3 a 103 años… Coincidimos.

La planta de Bartolo, escrito por Laura Devetach, ilustrado por O´kif. Buenos Aires: Santillana (Loqueleo), 2019.

"Bartolo sembró un día un cuaderno en un macetón. Lo regó, lo puso al calor del sol, y cuando menos lo esperaba… ¡trácate!, brotó una planta tiernita con hojas de todos los colores."

Plantar un cuaderno y que salgan… ¡cuadernos! Y que esos cuadernos sean para todos los chicos y las chicas que los necesiten. ¿Se imaginan el revuelo que esto puede armar?

Cuenta Laura que este es un cuento que surge de algo que le pasó "Cuando vivía con mi familia en un barrio obrero de Córdoba, en las afueras de la ciudad. Había gente que tenía pequeños almacenes y atendía a los clientes por la ventana y, ahí, nosotros comprábamos todo, desde una cebolla hasta un cuaderno. Un día, yo estaba haciendo la fila, llegó una nena con cara afligida y le dijo a su madre: 'Me olvidé de pedirte que me compres un cuaderno porque terminé el que estaba usando'. La mamá se puso mal y le respondió: '¡Otra vez! Con lo que cuesta…' Para los chicos, terminar un cuaderno y empezar otro era una victoria y algo lindo, pero, que para esta chica fuera un problema, era una lástima."

Publicado por primera vez en 1966 dentro del libro La torre de cubos, libro que en 1976 fue prohibido, como se puede leer en el decreto que lo censura porque "del análisis de la obra se desprenden graves falencias tales como la simbología confusa, cuestionamientos ideológicos-sociales, objetivos no adecuados al hecho estéticos, 'ilimitada fantasía'…".Esta es una historia que sigue convocándonos y que queremos seguir contando.

Esta historia creada por Laura Devetach, cuenta en esta edición recién salida del horno como cuento único, con ilustraciones de O'kif. En tantos años, Bartolo tuvo distintas ilustraciones, y en tantos años, cada uno tenía su propia idea sobre Bartolo, ya que para algunos lectores se trataba de un adulto y para otros, Bartolo era un niño. Esta dualidad fue una decisión de la autora, que dejó esa elección en manos de quienes leyéramos el cuento. En la versión de O´Kif, Bartolo es un señor bonachón de mediana edad con unas hermosas manos de un trabajador decidido a terminar con algunas desigualdades. La expresión de la ilustración de la tapa es maravillosa.

Recomendado para todo público.

Tres de acción: Leer, cantar y bañarse

Abecedario, Abrir, bailar, comer y otras palabras importantes. Escrito por Ruth Kaufman y Raquel Franco, Ilustrado por Diego Bianchi. Buenos Aires: Pequeño Editor, 2019.

"Alfabetizarse no es aprender a repetir palabras, sino a decir su palabra." Con esta frase de Paulo Freire en la contratapa se define el espíritu de este libro.

La característica que distingue este abecedario es que es un abecedario de verbos. Los dibujos invitan a jugar con las letras y las acciones van proponiendo historias mínimas cargadas de humor. Es muy buena la selección de acciones planteadas en los dibujos que conforman cada letra que se nos presenta en cursiva, en imprenta, en mayúscula y en minúscula, y para los textos de cada acción eligieron la imprenta mayúscula. Algunas se despliegan en una página única, mientras otras se extienden a una doble. Cada letra tiene, además, su propia paleta. El libro recibió el premio Bologna Ragazzi Award en la categoría "Nuevos Horizontes". Esta reedición suma dos cuestiones muy interesantes además de presentar un cambio en el tipo de encuadernación: un dato sobre la técnica utilizada: "Este libro se ilustró en témpera directa con pincel." Y un código QR que invita a disfrutar los videos del libro para aprender a leer con alegría.

"L
LEER
LEER CON MI ABUELO
LEER EN BRAILE
LEER HISTORIETAS
LEER CON MAMI
LEER N LIBRO ELECTRÓNICO…"

Un libro para leer, para jugar con las letras, para aprender sus sonidos, para jugar, para mirar, para pensar y también para inspirarse y aprender a leer y a escribir…

Recomendado para leer y conversar en familia, muy especialmente con personas que estén aprendiendo a leer.

Duerme negrito. Ilustrado por Carlos Pinto. Buenos Aires: Pequeño Editor; La plata: Facultad de Bellas Artes (UNLP), 2019.

Canción popular hecha libro que propone un montón de posibilidades para leer –y cantar- con los más pequeños… magia que comparte con sus otros compañeros de la colección Los duraznos, la de mezclar libros con música. Este en especial, tiene un código QR que nos permite escuchar una hermosa versión de Duerme negrito, interpretada por Emiliano Seminara, pero también por el ritmo y la cadencia con las que el libro nos deleita, invitándonos a jugar con la sonoridad de las palabras.

El libro cartoné propone una lectura para compartir con las personas más pequeñas de la casa pero también habilita la lectura autónoma, invitándolos a manipular el libro, a tenerlo entre las manos, incluso a morderlo, que como dice Yolanda Reyes, es el modo en el que podemos saber cuáles son los libros preferidos de las personas más chiquitas. Las ilustraciones son muy bellas, llenas de detalles, en una paleta reducida. Un libro pequeño que es gigante. La ilustración tiene reminiscencias a dibujos primitivos, las siluetas son como ventanas que a veces están llenas y contienen a su vez mini historias, y otras son siluetas vacías, muy expresivas.

Las canciones de cuna nos acunan, nos miman, nos arrullan, y también nos invitan a jugar, a arrullar, a mimar a nuestras personas más pequeñísimas pero no solo a ellas.

Dice Daniel Calmels: "El acceso a la palabra es a través de la voz. La oralidad es el inicio, primero se escucha la lengua materna y por varias razones se la distingue de otras voces. Dice Sara Paín: «La voz con que el adulto se dirige al bebé no corresponde a su tonalidad usual, sino que es un poco más aguda, con un timbre más brillante, y mucho más modulada. El discurso dirigido al bebé es muchas veces interrogativo y exclamativo, y cada frase se repite varias veces». […] Tomar la palabra es un hecho corporal que se sustenta en la voz."

"Duerme, duerme, negrito… que tu mama está en el campo, negrito." Seguro que ya estamos todos cantándola bajito, ¿no?
Para las personas más chiquitas de la casa, a coro con toda la familia.

La mosca en "Un día perfecto puede llegar a ser una pesadilla.". Escrito e ilustrado por Gusti. Buenos Aires: Calibroscopio, 2019

Este libro empieza así:

"Ha llegado el gran día-dijo la mosca-. Hoy me toca "bañarme".
Era una mañana preciosa, y la mosca estaba muy pero muy contenta.
¡Qué gran baño me voy a dar!-se dijo."

Y allí comienza la aventura. Un libro de esos que conquistan lectores. Y hacen que anden con el libro abrazado bajo el brazo al pedido de "me lo lees otra vez" todo el tiempo, juro que me crucé con varios fanáticos.
Abrimos el libro y ya desde las guardas estamos en un espacio lleno de moscas… Porque… ¿se imaginan ustedes una mosca que quiera darse un baño? La mosca en cuestión se organiza, se prepara, y desde la página de legales nos brinda algunos indicios sobre cómo y dónde será su aventura. Imagen y texto arman una trama que divierte, sorprende y alucina a pequeños y grandes lectores.

Qué alegría esta reedición de la mano amorosa de Calibroscopio. Se destaca la elección del papel que hace que las ilustraciones de Gusti, Gustavo Ariel Rosemffet, se destaquen aún más. Es el segundo libro escrito e ilustrado por este autor que tienen un trazo gestual de tinta, utiliza formas son simples y expresivas, combinadas con collage entre texturas, tramas y materiales diversos, resuelto desde lo digital, que van contando los detalles más espeluznantes de la historia. Con un gran diseño muy legible que denota que está muy pensado el lugar del texto.

Un libro excepcional que caza pequeños y grandes lectores, como moscas.

Dos con muchos cuentos

El fantasma y otros cuentos. Escrito por Sandra Siemens con ilustraciones de Héctor Borlasca. Buenos Aires: Edelvives, 2018.

Una alegría descubrir un libro de cuentos que sean divertidos, que piense en lectores inteligentes y capaces, que no cuente todo, y que sorprenda en muchos casos haga reír. Estos condimentos tienen estos cuentos de Sandra Siemens. Un fantasma que siempre la tuvo fácil para aparecer, pero de pronto se le complica; una silla que no es cualquier silla; una herida como ninguna otra; pies que cuentan con voluntad propia y un nadador profesional que lo da todo son algunas de las cuestiones que aparecen en estos cuentos con mucho de absurdo, para que lectores y lectoras se pregunten si las cosas son o no son lo que parecen.

"La silla de la izquierda siempre ha sido poco confiable. Desde que yo me acuerdo que tiene serios problemas de conducta.
La compré hace mucho tiempo cuando abrí el bar.
Me acuerdo del día en que llegó el camión del flete cargado con las mesas y las sillas. Y de cuando las bajaron y las dejaron amontonadas en el medio del salón. Y de cómo el perfume azul de la pintura se mezcló con el perfume marrón de la madera.
Me acuerdo como si fuera hoy."

Un libro divertido y bien escrito, para valientes que leen autónomamente o para quienes prefieren escuchar antes de dormir, o después de comer, o cuando fuere.

Cuentos que van y vienen. Escrito por Eduardo Abel Gimenez, ilustrado por Gabriela Burín. San Isidro: Vicens Vives, 2019.

En los legales de este libro se puede leer el proceso complejo de la realización de un libro, ya que aparecen enumeradas todas las personas que participan en la edición. Un hermoso libro, cuidado, en una edición bella y accesible al bolsillo, que no es poco. Y el resultado, con un escritor como Eduardo y las ilustraciones de Gabriela es fenomenal. La paleta es orgánica y las ilustraciones tienen movimiento, los personajes son muy expresivos parecen estar divirtiéndose y escuchando con quienes leen y acompañan al lector por los vericuetos de los cuentos que van y vienen, y algunos cuando terminan vuelven a empezar.
Los cuentos miran a la niñez, son cuentos que me hicieron acordar a algunos de Arnold Lobel en Búho en casa. Cuentos simples, para personas pequeñas, pero que sostienen un trabajo interesante con las palabras, un respeto enorme por esos destinatarios más pequeños. Cuentos para contar una y otra vez.

"Mamá perdió un botón del vestido. Hay que encontrarlo urgente.
El abuelo busca en los zapatos.
Una vecina busca entre los libros.
Mi hermano busca debajo de la alfombra.
Yo busco en la tele, porque no me voy a perder
mi programa favorito por un botón."

El cuento del cuento, Mamá perdió un botón, Hacer realidad el juego, El cuaderno, Cómo lavar los platos, El paquete cerrado, El viaje, Nuria y el río y Me gustan son los nueve cuentos que componen este libro que va, viene, y ojalá se quede con ustedes. Para leerlos antes de ir a la cama, para compartir entre varios, para aprenderlos de memoria y jugarlos en los viajes, o para lo que quieran, pero por favor, no se pierdan estos cuentos de Eduardo.

"Me gustan el pan y el queso,/el arroz y el huevo frito,/pero si no me escuchaste/te lo cuento despacito.
Me gustan el pan y el queso,/el arroz y el huevo frito,/pero si no me escuchaste/ te lo cuento más bajito.
[…]
… te lo cuento rapidito.
… te lo cuento de a poquito.
… te lo cuento con cantito.
… te lo cuento en la manito.
… te lo cuento al oidito".

En una entrevista que le hicieron a Gabriela en Imaginaria comentó: "Antes de ponerme a trabajar leo la historia una vez. Dos veces. Tres. Presto mucha atención al ritmo del relato, su nivel de realidad e irrealidad, la psicología y el discurso de cada uno de los personajes. Como si yo misma estuviera viajando dentro de la historia, puedo ver claramente las caras, los peinados, los climas, los colores, las composiciones y hasta la técnica que voy a utilizar. Me gusta trabajar con distintas técnicas y estilos, y hacerlos interactuar."

Leer con otros en voz alta, mirar juntos, dejarse sorprender por los descubrimientos y las conversaciones de las personas pequeñas que les rodeen. La feria es un lugar lleno de gente que ama a los libros, y para muchas familias es un espacio de contacto con libros, lecturas, narraciones, autoras y autores. Y como diez es mucho pero también es poco, les propongo además un listado recomendadísimo y caprichoso para mirar, leer, comprar, chusmear:

Finn Hermann, de Mats Letén y Hanne Bartholin, Libros del Zorro Rojo.
Una rosa en la trompa de un elefante, de António José Forte y Mariana Malhão, Editorial Limonero.
El increíble niño comelibros, de Oliver Jeffers, FCE.
Historias a Fernández, de Ema Wolf, Primera Sudamericana.
Colección Comunidades, Editorial La Bohemia.
Colección Los duraznos, Pequeño Editor.
La venganza de la vaca, de Sergio Aguirre, Zona Libre, Norma.
El higo más dulce, Chris Vanallsburg, FCE.
El anillo encantado, María Teresa Andruetto, Colección Pan Flauta, Sudamerica.
Frasco Gitano, de Ángeles Durini y Gustavo Aimar, Comunicarte.
El libro de los prodigios, de Ema Wolf, Norma, Torre de Papel.
Son tumikes, de Sebastián Vargas, SM, Barco de vapor.
El árbol rojo, de Shaun Tan, Calibroscopio (Coedición)
Emigrantes, de Shaun Tan, Calibroscopio (Coedición)
Para que sepan de mí, de Laura Devetach, Calibroscopio.
La oscuridad de los colores, de Martín Blasco, Zona Libre, Norma.
El mar y la serpiente, de Paula Bombara, Zona Libre, Norma.
El libro salvaje, de Juan Villoro, FCE.
Amigo se escribe con H, de María Fernanda Heredia. Norma. Torre de papel.
Princesas desconocidas y olvidadas, de Philippe Lechermeier y Rébecca Dautremer.
Tucán aprende una palabra, de Márgara Averbach y Viviana Bilotti, Ediciones del Naranjo.
Papá y yo, a veces, de Maria Wernicke, Calibroscopio.
¿Qué es la nada?, de Antje Damm, Iamiqué
A Vincent le gustan los colores, de Silvia Sirkis, Arte a babor
Obvio, de Istvansch, Edebe

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