Además del Nobel de Literatura, para los escritores de habla hispana no hay premio mayor que el Cervantes. Lo tuvieron los mejores: Borges, Vargas Llosa, Elena Poniatowska, Carlos Fuentes, Bioy Casares y los nombres siguen. En 2017 lo recibió el nicaragüense Sergio Ramírez, y en 2018, el último, el galardón quedó en manos de Ida Vitale. Se anunció el 15 de noviembre pasado. El jurado destacó a la poeta uruguaya por "su lenguaje, uno de los más destacados y reconocidos de la poesía". Hoy, en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares de Madrid, se le hizo entrega con una ceremonia.
"Aquí estoy, agradecida y emocionada", dijo luego de recibir en manos del rey Felipe VI el máximo galardón de las letras en español. Vitale, de 95 años, que estuvo acompañada de su hija Amparo y sus dos nietas Emilia y Nuria, es la quinta mujer premiada con el Cervantes. Minutos antes de subir al escenario, reconoció que echa de menos a su marido, Enrique Fierro, fallecido hace tres años. "Era un ayudador, sin él no habría hecho muchas de las cosas que he hecho, es el que me empujaba y me animaba a hacer las cosas", dijo.
Luego del discurso del rey y del ministro de Cultura español, José Guirao, comenzó el turno de la poeta uruguaya, la agasajada. Su discurso estuvo lleno de referencia a autores, como Garcilaso, Dante y Homero, y leyó un poema de Baudelaire en perfecto francés. "Es la humildad uruguaya", recalcaba la nieta de Vitale, que entusiasmó a todos los asistentes al acto por su vitalidad y la profundidad de su discurso. Así es que haciendo guiños, incluso a los reyes, llevándose las manos al pecho constantemente y dando las gracias, se metió en el bolsillo a todos los invitados, que le regalaron un intenso aplauso.
La autora de Luz de esta memoria, entre tantos otros libros, ha dicho que más que leer "nada" lo que le gustaría es "abrazar, decir cosas que me salieran del alma". Y en su defensa de la poesía en el personaje de Cervantes sostuvo: "Muchas veces lo que llamamos locura del Quijote, podría ser visto como irrupción de un frenesí poético, no subrayado como tal por Cervantes, un novelista que tuvo a la poesía por su principal respeto".
Con un vestido verde, un abrigo negro y una bufanda blanca, la poeta recordó en su discurso cómo llegó a Cervantes en su Montevideo natal y se declaró agradecida y emocionada por recibir este galardón que, dijo, le ha llegado tarde. "Mi devoción cervantina carece de todo misterio. Mis lecturas del Quijote, con excepción de la determinada por los programas del liceo, fueron libres y tardías", rememoró.
En realidad, confesó, supo de don Quijote "por una gran pileta que, sin duda regalo de España, lucía en el primer patio de mi escuela. Allí nos amontonábamos en el recreo en busca de agua". Pero se convirtió en una "devoción total" cuando intimó "con aquella pareja española tan tiernamente compatible, entre sí y con una lectora inocente y deseosa de amistades literarias a su alcance, ese Quijote y ese Sancho que hablaban de otra manera".
"Me integraba a un mundo en el que, sola, me sentía acompañada, capaz de manejarme en él como si fuese el mío propio", recalcó la poeta, para la que, a la alegría de este galardón, se une el poder agradecerlo en español. Pero junto a la poesía que ve en el Quijote, Ida Vitale señaló que pocos personajes como este han sido más "habitados" por la realidad. "Porque aun lo que es astuta malquerencia vestida de supuestas precipitaciones mágicas, tiene detrás acciones de criaturas humanas, que pueden ser malignas y burlonas, pero siempre comprensibles, terrestres y sin inexplicables auxilios divinos", defendió.
Lo que sí quiso "disculpar" de lo sostenido por don Quijote, cuyos pensamientos generalmente "acata", es que "no hay poeta que no sea arrogante y piense de sí que es el mayor poeta del mundo. No es mi caso, puedo asegurarlo. Sin duda, don Quijote no imaginó jamás que ese género femenino al que se consideraba por oficio llamado a honrar y defender, pudiera caer en tan osada pretensión. Y en eso, estoy segura que acertó". Y agregó para finalizar su discurso, cuando los aplausos ya sustituían a sus palabras: "Quería hacerme perdonar la audacia de venir aquí y a este lugar meterme a hablar del Cervantes".
Las escritoras y académicas de la Lengua Clara Janés y Soledad Puértolas también estuvieron presentes en el acto, así como la administradora única de la RTVE Rosa María Mateo y el presidente de la Agencia EFE Fernando Garea. Además de otorgar prestigio y reconocimiento, el Cervantes está dotado con 125.000 euros, que le fue otorgado por su trayectoria poética e intelectual de primer orden.
Con información de EFE.
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