Itay Tal, director de la perturbadora God of The Piano: "Mi objetivo no era exhibir la monstruosidad sino entender sus raíces"

La maternidad y sus ideales de perfección son el gran tema de la película israelí que compitió en el último BAFICI, el festival de cine independiente de Buenos Aires y que tuvo muy buena recepción del público. Infobae Cultura entrevistó a su director: los mandatos familiares, el narcisismo del linaje, el actual momento del cine israelí y la creciente ola de antisemitismo fueron algunos de los temas

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“God of The Piano” es
“God of The Piano” es la primera película de Itay Tal

Anat es concertista, hija de un gran músico, hermana de otra celebridad del piano y está embarazada. Sueña que su hijo será el mejor de todos ellos, pero la vida la desestabiliza inesperadamente a la hora del parto: su bebé nace sordo, algo imposible de soportar para quien lleva sobre los hombros un pesado mandato familiar y que se siente obligada a preservar un linaje.

Ya en las primeras escenas de God of The Piano -una suerte de thriller psicológico- se diseña el horror: Anat no puede soportar que su hijo no tenga destino de genio de la música, de modo que toma una decisión monstruosa y busca así torcer ese destino. Con muy buena recepción por parte del público, la primera película del director israelí Itay Tal fue exhibida en la última edición de la competencia internacional del BAFICI, el potente festival de cine independiente de Buenos Aires que acaba de terminar. La película está siendo exhibida en diferentes festivales del mundo y varios distribuidores en diversos países la están comprando por lo que posiblemente pueda verse en el circuito comercial.

En el comienzo del fime,
En el comienzo del fime, hay una acción inquietante y monstruosa, a la manera de un thriller

Infobae Cultura entrevistó vía email al cineasta, quien aún sigue entusiasmado por el contacto vibrante que tuvo con el público argentino. La maternidad y sus ideales de perfección, el poder maligno de los mandatos familiares, el actual momento del cine israelí y la ola de creciente antisemitismo fueron algunos de los temas.

-¿Por qué eligió un tema tan perturbador para hacer su primera película?

-Hace siete años tuve la idea inicial o la chispa que encendió mi imaginación y sentí que era tan fuerte que tenía que filmar una película con eso. Lo primero que vino a mi mente fue el personaje femenino (Anat), que no puede hacerse cargo de su bebé recién nacido con una disfunción y que va a hacer cualquier cosa por corregir eso. Su personaje era muy fuerte en mi mente y sus acciones me seguían sorprendiendo mientras iba desarrollando el guión. Fue solo en un estadio posterior, quizás unos pocos meses o un año después de empezar a escribirlo cuando terminé de comprender qué era tan atractivo de ese personaje para mí: es esa herida interna que lleva con ella, que es el sentimiento de no ser suficientemente buena, de no haber cumplido con el propósito de su vida o, al menos, de no haberlo hecho suficientemente bien. Aunque la perturbación en el mundo de Anat es muy extrema, creo que algo de esto existe en todos nosotros en cierta medida. Al menos como yo lo veo, esta herida se arrastra de generación a generación y muchas veces es causada por padres que creen que el propósito de sus hijos en la vida es continuar o completar lo que ellos no pudieron hacer. No ver a un niño como una criatura única e individual que tiene sus propios deseos y capacidades causa un trauma profundo en muchos chicos. Uno de los grandes poderes del cine y del arte en general es la habilidad para traer a la superficie las perturbaciones humanas y por eso me genera mucho entusiasmo haber podido filmar God of The Piano.

-¿Originalmente su idea era trabajar el tema de los genios de la música o el disparador fue la maternidad y sus ideales de perfección?

-La idea original era la maternidad y sus ideales de perfección. La música y el piano entran en el guión ya en un borrador avanzado y fue realmente utilizado como una sub base para la cuestión de algunos profundos aspectos de la maternidad.

La actuación de Naama Preis
La actuación de Naama Preis es cautivante

-¿Cómo trabajó con el tema de la música y cómo eligió las composiciones que se escuchan en el filme?

-Fui muy afortunado al poder trabajar con dos grandes compositores,
Roie Shpigler y Hillel Teplitzky, quienes hicieron un trabajo brillante. Me senté con cada uno de ellos, les mostré algunas referencias y hablamos un montón sobre los personajes y sobre lo que queríamos que representara la música. Pienso que ellos realmente dieron en el clavo. Roie se dedicó más a la música del personaje de Raphael Ben-Ari (N. de la R.: en la película es el músico más famoso de Israel y cumple un rol clave) y Hillel compuso las partituras para Idan (el hijo) y Arieh. Lo que le dio a la música una dimensión extra de profundidad fue el hallazgo de Eran Zvirin. Él es el único que tocó y grabó toda la música del film y lo hizo de manera de poder darle verdaderamente un alma al piano. Hizo del piano un personaje, que fue realzado por el sonido que mezcló el talentoso Shahaf Wagshall. El resto de las piezas clásicas que se utilizaron en la película fueron elegidas por mí.

Cuando un ser humano permanece ciego a sus heridas y es gobernado por traumas pasados esto puede conducir a actos muy oscuros

-¿Cuándo y por qué decide introducir el matiz monstruoso del personaje de la madre? ¿Cree acaso que una ficción brutal como la de su ficción puede convertirse en realidad?

-El acto extremo que sucede al principio de la película es realmente la primera idea con la que inicié el guión. Este acto extremo fue lo que me generó curiosidad sobre el personaje principal y me hizo indagar e investigar de dónde podía venir algo así. Mi principal objetivo con el film no fue exhibir la monstruosidad sino entender sus raíces y explorar el ambiente que hizo posible que algo así se manifestara. Estoy seguro de que estos actos extremos ocurren en la vida real. No necesariamente en el modo en que se muestra en mi película, pero cuando un ser humano permanece ciego a sus heridas y es gobernado por traumas pasados esto puede conducir a actos muy oscuros. Es suficiente con abrir el diario cada día para comprender cómo los actos humanos pueden ser increíblemente devastadores. Por eso, los actos extremos de Anat no están ahí para mostrar que hay monstruosidad en el mundo sino más bien para arrojar luz sobre el mecanismo que crea esa miseria autoinfligida.

El trabajo con la banda
El trabajo con la banda sonora fue fundamental

-¿Cómo es la reacción del público, en términos generales?

-En Buenos Aires el público realmente amó el film y fue extremadamente curioso. Las entradas para las exhibiciones se agotaron y tuvimos muchas reacciones muy emocionales durante y después de cada una de las proyecciones. Creo que gran parte del crédito le pertenece a Naama Preis, la actriz que hace el papel de Anat de ese modo tan auténtico y reservado. La gente estaba realmente conmovida y conmocionada por su actuación.

-¿Cree que la satisfacción narcisista de una mujer y cumplir con el mandato familiar puede ser más importante que amar a su verdadero hijo, en ciertos casos?

-De alguna manera, el film fue creado para decir exactamente lo opuesto. El mandato familiar y los durísimos estándares actúan a través de Anat sin que ella sea nunca consciente de ellos. En el modo en que lo veo, no tengo duda de que el hecho de que la familia fije esos estándares o valores es un tremendo error y puede conducir a una vida muy miserable.

Los mandatos familiares son el
Los mandatos familiares son el origen de muchas vidas miserables, asegura el director de “God of The Piano”

-¿Cómo evalúa la madurez del cine israelí en la actualidad, no solo en relación a su propia historia sino en comparación con las cinematografías de otros países?

-Siento que el cine israelí está preparado y maduro. Parece como que cada año que pasa trae más y más nuevos films profundos, bien hechos e interesantes. Recuerdo que en el pasado no era muy entusiasta a la hora de ir a ver las películas israelíes pero hoy ocurre todo lo contrario, soy de los primeros en ir a verlas.

-¿Van a exhibir God of The Piano en más países de Latinoamérica?

-Esa es nuestra intención, ya tenemos algunos acuerdos con distribuidores. Al ver lo bien que fue aceptada en BAFICI y Rotterdam nos gustaría que más gente tenga la posibilidad de verla. Me gustaría aprovechar además esta oportunidad para agradecerle al BAFICI y a la embajada israelí en Argentina por su cálida bienvenida, realmente disfruté muchísimo la variedad de grandes films que ofreció el festival y también la vibrante gente de esta ciudad.

-¿Cómo es en general hoy la recepción de los films israelíes en el mundo? Como artista, ¿siente la presión de las amenazas de boicot de algunas organizaciones por el conflicto entre israelíes y palestinos?

-Creo que los filmes israelíes están siendo muy bien aceptados en todo el mundo. Alcanza con ver que en los dos últimos meses Nadav Lapid ganó el oso de oro en la Berlinale y Guy Nattiv ganó el Oscar, y esos son apenas dos momentos importantes. Parece que las películas israelíes hoy pueden competir y ganar en todos lados. Como artista, la única presión que siento es la de crear, lo único que me preocupa es seguir trabajando en mi próximo film, no me imagino haciendo ninguna otra cosa. Las amenazas de boicot no evitan que siga haciendo mi arte, por lo que seguiré haciéndolo de todas las formas que necesite. Al menos según mi visión, las películas y el arte en general deben tener la capacidad para entender situaciones y conflictos en de una manera más profunda si son hechos por alguien que vive dentro de esas situaciones, por lo que puede arrojar una luz diferente sobre el tema. El arte, si está hecho con sinceridad, es un lenguaje que tiene el potencial de ir por encima de opiniones, diferencias y conflictos y puede llevar a la superficie de la conciencia temas muy complejos. Por eso es muy desafortunado que países u organizaciones elijan boicotear el arte por cuestiones de nacionalidad cuando deberían estar tratando de hacer exactamente lo contrario.

Acerca de la creciente ola
Acerca de la creciente ola de antisemitismo, Itay Gal cree que los líderes en general no están actuando a largo plazo

-¿Cómo vive lo que aparece como una creciente ola de antisemitismo en Europa?

-Es algo atemorizante por cierto y debería ser tratado con cuidado. En mi opinión, lo más importante para entender es el por qué, de dónde viene y cómo puede ser eso transformado no por la fuerza sino por la toma de conciencia y la persistencia. Mientras mi sensación es que la mayoría de los líderes hoy están principalmente "apagando incendios", creo que deben invertirse más y más recursos en pensamiento a largo plazo, es decir, planificar los próximos 10 o 20 años, lo que significa poner el foco en educación, concientización, arte y sobre todo, en tener una visión de cómo las cosas pueden verse en el futuro. Algunas veces parece como si nadie tuviera un plan, lo que me hace preguntarme cómo se van a poder resolver temas tan complejos…

 

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