¿Cuáles son las estrategias culturales de México, Londres, Washington D.C. y Lisboa?

En la apertura de la III Cumbre Internacional de Ciudades Culturales, referentes y funcionarios del planeamiento estratégico de cuatro grandes capitales compartieron sus programas. El evento se lleva a cabo en Buenos Aires hasta el viernes y reúne a gestores públicos y privados de todo el planeta

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Enrique Avogadro (Buenos Aires), Sakina
Enrique Avogadro (Buenos Aires), Sakina Khan (Washington), Catarina Vaz-Pinto (Lisboa), Laia Gasch (Londres) y José Alfonso Suárez del Real (México)

Apoyan platos y cubiertos -ya vacíos, ya usados- sobre las mesas y, de a uno, van entrando al auditorio de la Usina del Arte: el almuerzo terminó y empieza el primer plenario de funcionarios que, entre hoy y el viernes, participan de la III Cumbre Internacional de Ciudades Culturales, que se lleva a cabo en Buenos Aires y que reúne a gestores públicos y privados. Ya no hay apenas una veintena de personas que, en idiomas de todo el mundo, esperan a los disertantes: se cuentan de a cientos. Los sillones del escenario se ocupan.

"Estamos acá para contar distintas experiencias en distintas ciudades sobre cómo hacer para que la cultura no sea sólo entretenimiento y espectáculo, sino una vía para construir ciudadanía", dice el ministro de Cultura porteño, Enrique Avogadro, un poco funcionario y otro poco moderador de la charla. Junto a él, Sakina Khan, subdirectora de Estrategia y Análisis Urbano de Washington D.C., Catarina Vaz-Pinto, secretaria de Cultura de Lisboa, Laia Gasch, consejera de Cultura e Industrias Creativas de Londres, y José Alfonso Suárez del Real, secretario de Cultura de Ciudad de México.

"Washington es una ciudad que hace tres años trabaja en un plan completamente nuevo en cuanto a políticas culturales. Parte de la premisa de que cada habitante de la ciudad es un performer y de que la cultura está en todos lados: es consumida y creada por todos", describe Khan. "Con ese criterio, establecimos principios para trabajar políticas culturales en la ciudad: afirmar los programas ya existentes y crear nuevos que incluyan a los artistas que vienen trabajando pero que a la vez den lugar a creaciones nuevas, establecer un vínculo con los desarrolladores inmobiliarios para que contemplen la producción de espacios culturales en sus proyectos, asignar recursos a la innovación y promover distritos culturales financiados por el sector privado, público y no gubernamental", suma.

En el plan que la capital estadounidense implementa desde hace algunos años, asegura su representante en el panel, se pone especial énfasis en que la planificación cultural de cada zona se corresponda con las características identitarias de quienes la habitan. "En el barrio Adams Morgan, donde predomina la población latina, se llevan a cabo celebraciones, ferias y conciertos muy vinculados a esta comunidad. Eso hace que la gente se acerque y empiece a participar", cuenta. Y enumera una última premisa del proyecto de su ciudad: "Es importante enseñarles a los artistas a que incorporen las técnicas necesarias para aprender a comercializar su producción".

Gasch se dirige al público y les pregunta: "Si yo les digo 'hay que impulsar la vida nocturna como industria cultural', ¿qué se les viene a la cabeza". Sin esperar demasiado, retoma la palabra: "Seguro que pensaron en mayor consumo de alcohol, más crimen, más denuncias por ruido. Pero en Londres el consumo de alcohol viene en baja, las estadísticas criminalísticas aseguran que hay tantos hechos de día como de noche, y las mayores denuncias por ruido son entre vecinos particulares y no por cosas que pasen en la calle".

"La industria cultural nocturna mueve 34.000 millones de dólares anuales en la capital inglesa. En los últimos diez años vimos cómo iban cerrando bares, discotecas o lugares en los que hay shows musicales. Pero el año pasado logramos que eso equilibrara ya que estamos pensando en distritos nocturnos con políticas públicas especializadas", sostiene la funcionaria de Londres. Y hace un guiño para los porteños: "La política de protección de los bares notables en Buenos Aires inspiró a mi ciudad para proteger a sus pubs históricos: lo estamos haciendo, lo aprendimos de aquí", cuenta.

En Ciudad de México, describe al público su secretario de Cultura, la nueva Constitución que entró en vigencia el año pasado, "el Estado debe garantizar los derechos culturales a los habitantes de la ciudad, y eso se hace a través de un presupuesto adecuado". Entre los proyectos de su jurisdicción que destaca, elige uno: "Se llama 'Faros' y son sobre todo fábricas de artes y oficios que constituyen una red de contención en los barrios más poblados de la capital mexicana. Tienen alrededor de 20.000 estudiantes no formales y son una forma de garantizar el derecho a la educación artística". "Ciudad de México está por cumplir siete siglos y la creación de cultura a través de la memoria compartida es lo que le ha permitido llegar hasta acá. Es un ejercicio que sugiero que hagan todos en sus ciudades", reflexiona.

Vaz-Pinto muestra una foto al público: es la Biblioteca de Marvila de la capital portuguesa. De ese edificio de 2.600 metros cuadrados habla: "Cerca de la biblioteca vive el 10% de la población de la ciudad: allí se concentra gente de poco nivel de escolarización y de muy bajos ingresos. En 2016 se planificó una nueva programación para la biblioteca y en muy poco tiempo se volvió el centro de actividad del barrio", cuenta con entusiasmo. En la biblioteca hay no sólo miles de libros, sino cursos, talleres y hasta un comedor. "Dos iniciativas la volvieron epicentro del barrio: un taller de memoria comunitaria en el que los ciudadanos compartieron sus historias y testimonios y las convirtieron en una narración colectiva, y un proyecto de gaming, en el que el juego se vuelve una vía para desarrollar la creatividad, y para aprender desde escritura creativa hasta robótica y programación", sostiene la funcionaria. Este fin de semana, asegura, un evento de gaming en Biblioteca de Marvila salió en la tapa de algunos diarios portugueses: "Estamos muy orgullosos", dice, antes de los aplausos.

"Voy a dejar el rol de moderador porque nosotros también preparamos una presentación", cuenta Avogadro. Y da cuenta de dos proyectos: "Uno es Arte en Barrios, que parte de la premisa de que, como en todas las grandes ciudades, aquí también hay inequidad. Para igualar oportunidades, el programa da talleres y capacitaciones en el área cultural a unas 150.000 personas en los barrios más relegados de Buenos Aires. A la vez, todos los días hay gente de esos barrios que, a través del programa, participan de visitas a distintos lugares de la Ciudad: el Teatro Colón, la avenida Corrientes, o hasta el Lollapalooza. Es una manera de achicar esa brecha", describe el ministro porteño.

Enseguida habla de la otra iniciativa: "Es el Pase Cultural, que beneficia a unos 91.000 estudiantes de secundarias públicas porteñas y a sus docentes. Es una tarjeta con crédito mensual para gastar en consumos culturales, desde comprar un libro hasta ir al cine, al teatro o a un recital. Es la primera vez que se implementa un sistema de estímulo de la demanda en Argentina", explica. "Estamos muy orgullosos porque todo esto pone a la cultura en el lugar de construir a los ciudadanos", remata.

 

* III Cumbre Internacional de Ciudades Culturales
Del 3 y el 5 de abril
Usina del Arte – Agustín R. Caffarena 1 – CABA
Programación completa acá

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