Virtuosismo, "plagios" y un sonido aplastante, a 50 años del debut de Led Zeppelin

El 12 de enero de 1969 se editó "Led Zeppelin I", un álbum que transformaría el rock definitivamente y sentaría las bases del hard rock y el heavy metal. La banda fue exitosa aunque la crítica fue dura al comienzo, además de que recibieron duros cuestionamientos por su tendencia a "reversionar" temas de otros compositores. A medio siglo del lanzamiento del primer disco, su influencia continúa vigente

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A veces, un simple acorde puede cambiarlo todo. Un día como hoy pero hace 50 años, el mundo recibía la descarga demoledora de la guitarra de Jimmy Page y los golpes de batería de John Bonham, una estampida de búfalos que arrasaba con todo a su paso y que sólo podía ser contenida por el muro infranqueable que levantaba el bajo de John Paul Jones. Luego aparecían los alaridos de Robert Plant y la onda expansiva llegaba hacia límites hasta entonces desconocidos. El primer álbum Led Zeppelin estaba en la calle. La bestia había sido liberada y el rock nunca volvería a ser el mismo.

Era 1968 y Jimmy Page se había quedado sin banda. Los miembros de The Yardbirds, grupo que tuvo en sus filas a Eric Clapton y a Jeff Beck, habían renunciado. Page, que fue guitarrista de sesión durante la primera mitad de los '60 (participó en grabaciones de Marianne Faithfull, The Kinks y The Rolling Stones, entre otros) había alcanzado notoriedad con The Yardbirds y no estaba dispuesto a volver a las sombras.

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Si bien su primer objetivo era armar un súper grupo que incluyera a Beck y a Keith Moon y John Entwistle, baterista y bajista de The Who respectivamente, el proyecto nunca pudo concretarse. Page y Moon habían grabado juntos en 1966 "Beck's Bolero", un lado B de Jeff Beck que dos años más tarde sería incluido en Truth, su primer álbum en solitario. De esas sesiones participó el bajista y tecladista John Paul Jones que, al igual que Page, se ganaba la vida grabando para otros artistas (entre ellos Donovan, The Rolling Stones, Herman's Hermits y Rod Stewart). Jones había colaborado en el último álbum de The Yardbirds, Little Games (1967), y el guitarrista no dudó un segundo en convocarlo para formar parte de la nueva formación de la banda.

Para el rol de vocalista, Page invitó inicialmente a Terry Reid, que rechazó la oferta porque había asumido otros compromisos, pero recomendó a Robert Plant, en ese momento un cantante desconocido que integraba el grupo Band Of Joy. El último en sumarse fue el baterista John Bonham, antiguo compañero de Plant.

En menos de un mes, entre agosto y septiembre de 1968, el cuarteto hizo una pequeña gira por Escandinavia como The New Yardbirds y tuvo la oportunidad de probarse en un estudio de grabación como apoyo del cantante P.J. Proby para su disco Three Week Hero.

Jimmy Page se dio cuenta de que no estaba ante una nueva encarnación de The Yardbirds sino ante una banda diferente a la que llamaría Led Zeppelin. "Había una alquimia entre nosotros cuatro que era completamente única", admitió el guitarrista al biógrafo Paul Rees. El nombre está inspirado en un chiste que hizo Keith Moon cuando surgió la idea de armar el supergrupo, que para él "caería en picada como un globo de plomo" ("lead balloon").

Así es cómo, con un puñado de conciertos y pocas horas de ensayos, el 25 de septiembre de ese año los rebautizados Led Zeppelin entraron al estudio Olympic de Londres para registrar en tan sólo 36 horas su álbum debut. Como aún no habían firmado con ningún sello discográfico, las sesiones fueron financiadas por Page y el manager del grupo, Peter Grant, por un total de 1.782 libras. De ahí la imposibilidad de contar con más horas de grabación. Sin embargo, esa libertad le permitió al guitarrista, que también ofició de productor, tener el control total sobre las canciones. "Sabía exactamente qué quería hacer con la banda", le confesó al periodista Brad Tolinski.

Con la asistencia del ingeniero Glyn Jones, casi todo el álbum fue grabado en vivo utilizando el sonido ambiente del estudio y el eco para generar texturas ("luces y sombras", como las llama Page) y, de esta forma, tratar de plasmar la potencia de la banda en vivo, con la estridente batería de Bonham al frente. De hecho, fue posible hacer todo en tan poco tiempo porque Led Zeppelin tenía bien ensayado el material gracias a los recitales que habían dado poco tiempo antes. Algunas composiciones originales, como "Communication Breakdown", habían surgido en los primeros ensayos y fueron estrenadas durante esa gira.

Durante la década del '60, los ingleses se acercaron al blues norteamericano y, de la mano de bandas como The Rolling Stones, The Faces, Blues Mayall And The Bluesbreakers, Cream y los mismos Yardbirds, lo dotaron de una identidad propia. Led Zeppelin, adelantándose al rock progresivo, fue más allá e incorporó elementos de la psicodelia y el folk tradicional británico con una crudeza que sentaría las bases del hard rock y el heavy metal.

(LedZeppelin.com)
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Curiosamente, en el Reino Unido el novel grupo no despertaba entusiasmo. Pero en los Estados Unidos, donde las cenizas del éxito de The Yardbirds todavía ardían, Atlantic Records se interesó al instante por el nuevo proyecto de Jimmy Page y firmó un acuerdo por 200.000 dólares sin siquiera haber escuchado una canción. En ese momento fue uno de los contratos más caros que se habían hecho con una banda de rock, pero fue una inversión muy rentable: el álbum homónimo de Led Zeppelin, también conocido como Led Zeppelin I, salió a la venta el 12 de enero de 1969 y fue un éxito comercial rotundo.

Sin embargo, la crítica especializada en ese momento lo destruyó. La revista Rolling Stone lo consideró un hermano menor de Truth de Jeff Beck, que había salido tan sólo unos meses antes. Aunque maliciosa, había algo de verdad en esa reseña. Ambos trabajos tienen mucho en común: no sólo fueron los artífices de la fusión más visceral entre el rock y el blues sino que también incursionaron en el folk y reinterpretaron material que habían tocado con The Yardbirds (en el caso de Zeppelin, "Dazed And Confused"). Por si fuera poco, en "How Many More Times", la canción que cierra álbum, Page incluyó el riff de "Beck's Bolero" que, aunque es de su autoría, ya la había grabado con su ex compañero para Truth.

La banda también fue muy cuestionada por haberse apropiado de composiciones de otros músicos. Esta práctica sería el modus operandi durante toda la carrera de Led Zeppelin y algunos casos llegaron a juicio. La recreación y transformación de la música popular fue una tradición arraigada en el folk y el blues hasta la segunda mitad del siglo XX, cuando la propiedad intelectual se convirtió en el activo más importante de la industria musical. De ahí que muchos hayan considerado a Page y compañía los mayores ladrones de la historia del rock.

De las nueve canciones de su debut, dos son covers de Willie Dixon ("You Shook Me" y "I Can't Quit You Baby") y otra es una relectura de una composición centenaria de Irlanda (la instrumental "Black Mountain Side"), de la cual Page se atribuyó la autoría a pesar de tratarse de un simple arreglo, que tampoco es propio sino de un músico escocés llamado Bert Jansch.

La mencionada "How Many More Times" no es más que una versión levemente modificada de "How Many More Years" de Howlin' Wolf, que además del riff del "Beck's Bolero" interpola un fragmento de "The Hunter", interpretada por Albert King y escrita por Booker T. & The M.G.'s. Ninguno de ellos es reconocido en los créditos de la canción.

"Babe I'm Gonna Leave You", una balada en la que Robert Plant despliega todo su potencial, fue descubierta por Jimmy Page en un álbum de Joan Baez, pero fue compuesta por una ignota cantante folk llamada Anne Bredon, que en los '80 le exigió a la banda que reconociera su autoría.

Un caso más extremo es el de "Dazed And Confused", el momento cumbre del álbum y también de sus conciertos. En vivo podía durar hasta 45 minutos y era el momento en el que Page mostraba su virtuosismo con la guitarra. La canción pertenece a un cantante folk norteamericano llamado Jake Holmes, que en 1967 teloneó a The Yardbirds en Nueva York. Page la escuchó y le gustó tanto que la quiso tocar con su grupo. De hecho, hay algunas grabaciones en vivo de The Yardbirds interpretando su propia versión de "Dazed And Confused". Cuando se formó Zeppelin, propuso reformularla e incorporarla al disco debut. Sin embargo,  Page se llevó todo el crédito compositivo e ignoró completamente a su verdadero creador. Recién en 2010 Holmes lo demandó y, tras un acuerdo extrajudicial, logró que en las reediciones del catálogo del grupo su nombre figure al lado del de Page.

(Bob Gruen)
(Bob Gruen)

Hay muchos discos clásicos en la historia del rock, pero son pocos los que marcaron un quiebre, un punto en el cual nada volvería a ser como antes. Sucedió con los primeros simples de Elvis Presley y de The Beatles, con Pet Sounds de The Beach Boys y The Freewheelin' Bob Dylan. Led Zeppelin I entra en ese bastión.

Para el crítico musical Joe S. Harrington, Led Zeppelin encabezó la transformación definitiva del rock 'n' roll al rock en su forma más acabada. La fuerza que sus miembros desplegaron en su primer álbum dio paso a una nueva generación de bandas que finalmente encontraron la manera de sonar a la vez potentes, crudas y sofisticadas. Nadie había logrado eso hasta ese momento, ni siquiera The Who y Jimi Hendrix.

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Luego de las excursiones psicodélicas que experimentó entre 1966 y 1967, para fines de los '60 el pop se retrotrajo a sus raíces y muchos artistas volvieron a enarbolar la bandera del purismo. Sin embargo, como bien señala Luis Sagasti en su libro Por qué escuchamos a Led Zeppelin, con su álbum homónimo Jimmy Page, Robert Plant, John Paul Jones y John Bonham demostraron que todavía era posible llevar los géneros preexistentes a otro nivel, a una dimensión en la que, a fuerza de pura tracción a sangre, un hipnótico riff de guitarra podía disparar a la banda hacia cualquier dirección.

Ya pasaron 50 años desde que Led Zeppelin I conquistó el mundo, muy a pesar de sus detractores, y hoy suena tan demoledor como en ese entonces. Las canciones siguen siendo las mismas, y eso es, justamente, un motivo de celebración.

 

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