Zapatos femeninos para pies enormes, accesorios en pelos cortos, aros y collares, vestidos y maquillaje. Polleras cortas y largas, escotes profundos y espaldas al aire. Bombachas y corpiños que los fibrosos cuerpos masculinos que los visten no rellenan.
Los protagonistas de esta impactante colección de más de cien fotos en blanco y negro de hombres vestidos de mujeres no son ni modelos, ni artistas; son soldados de la Wehrmacht, las Fuerzas Armadas de la Alemania nazi.
Son fotos privadas, personales. Los soldados ríen, se divierten y disfrutan en la intimidad de los cuarteles, cerca del frente de combate y hasta en los campos de prisioneros de los aliados durante la Segunda Guerra Mundial. Están inmortalizadas sus muecas y sus poses exageradas, mientras fingen en distintas circunstancias estar bajo la piel de una mujer ante la mirada alegre y sugestiva de sus compañeros.
Quien recopiló durante 15 años todas las fotografías en el libro Soldier Studies – Crossdressing in der Wehrmacht (Estudios de Soldados – Travestismo en la Wehrmacht), de la editorial Hatje Cantz, es Martin Dammann, un artista plástico alemán que es además un gran coleccionista de fotografía bélica.
Cómo colaborador en The Archive of Modern Conflict, una organización con base en Londres que recopila material relacionado con la historia de las guerras, Dammann tuvo acceso a coleccionistas, comerciantes y aficionados de la fotografía a través de los cuales consiguió una enorme colección de fotos que los soldados tomaban en su vida cotidiana durante la guerra y son la base de su trabajo artístico. En todo el tiempo que le llevó, la abrumadora cantidad de imágenes de soldados nazis travestidos le llamaron poderosamente la atención.
"Las fotos privadas siempre me han fascinado", escribe en el texto inicial que acompaña las fotografías que, él considera, "un profesional nunca podría haber hecho". Los errores e imperfecciones que los fotógrafos entrenados evitan para expresar con sus capturas mensajes y definiciones claras, en las fotos amateur se lucen. "Son caóticas, no están dirigidas, y las más impresionantes a menudo son difíciles de categorizar. Esa es su peculiaridad".
Todas las fotos que encontró, separadas, incluidas en series de fotos o en su álbum original, fueron clasificadas, ordenadas y publicadas por el artista berlinés en un libro que resulta imposible de creer y abre la puerta a una misteriosa pregunta: ¿Por qué los hombres que peleaban para un partido que perseguía a los homosexuales (y aniquilaba sin piedad a judíos, negros y comunistas, entre otras minorías) para lograr una nueva nación "racialmente pura" admitían en su intimidad representaciones de androginia y travestismo?
Los soldados que eran funcionales a la ideología que llevó a cabo uno de los planes más sangrientos y perversos que se registran en la historia moderna se presentan en esta serie de fotografías delicados, alegres y abiertos. Humanos. Entregados a sus necesidades y sus instintos primarios.
"Hay una mezcla de necesidades incluso contradictorias en estas pantomimas. Probablemente para algunos de los soldados representaban simplemente diversión en su tiempo de ocio pero otras razones más fuertes que motivaban estas representaciones eran también la nostalgia por la pareja ausente y sus seres queridos. Una reacción ante la situación hostil en la que se encontraban", explica Dammann a Infobae Cultura por teléfono desde París.
Pero no todas las representaciones de travestismo se daban en el mismo ámbito y de la misma manera. Entre las fotos, él distinguió cuatro situaciones básicas en las que los soldados se disfrazaban de mujeres. En primer lugar, están aquellas que muestran las bromas y el alboroto propio de los reclutas en el aislamiento de sus cuarteles. Juguetones y juveniles, se comportan como la mayoría de los adolescentes de cualquier parte del mundo.
Luego, las actuaciones elaboradas y puntillosamente ensayadas para un público más amplio en el contexto de festivales militares y representaciones teatrales lejos del frente de batalla (en depósitos, casinos y salones de baile), generalmente acompañadas de piezas musicales.
En tercer lugar, y representando el grupo más grande de fotografías dentro de la recopilación, están aquellas que fueron tomadas durante la denominada "Sitzkrieg" o "guerra de asiento" en la primavera de 1940, cuando los soldados alemanes pasaron meses en pequeñas aldeas de la frontera francesa abandonadas por sus antiguos habitantes. De esta manera, los soldados compartían mucho tiempo en un ambiente pacífico y relativamente familiar rodeados de los elementos domésticos que quedaron y se prestaban para el juego.
Por último, aquellas que muestran las representaciones actorales preparadas que se llevaron a cabo durante y después de la Segunda Guerra Mundial en los numerosos campos de prisioneros de guerra de los aliados, frente a una gran audiencia y con mucha preparación, sin la presión de los tiempos de guerra y con nostalgia por sus hogares.
En lo que refiere al funcionamiento de la Wehrmacht, el artista destaca que tanto durante la Segunda Guerra Mundial como en la Primera, los ejércitos hicieron grandes esfuerzos para distraer y liberar a los soldados, a través del entretenimiento, de sus presiones y sufrimientos existenciales. No ya con fines altruistas sino porque el poder de combate debía fortalecerse y cada uno de los soldados debía estar en las mejores condiciones para tener un excelente rendimiento.
Fue por eso que el Ministerio de Propaganda del nazismo y la organización política nazi "Kraft durch Freude" (literalmente "Fuerza a través de la alegría") organizaron y financiaron en ese sentido una importante actividad cultural y teatral para divertirlos y aliviar el dolor que provocaba aquel contexto hostil. Pero también ellos buscaban, por fuera del teatro oficial, donde ya claramente no había posibilidad de la presencia de una mujer, divertirse entre ellos montando espontáneamente espectáculos que los alejaran momentáneamente de su realidad y que permitiera lucirse a aquellos con dotes artísticos.
"La lógica militar indicaba que era necesario tener soldados que estuvieran en la mejor forma posible para que pudieran rendir. El ejército estaba interesado en que los soldados tuvieran algún tipo de diversión y apoyaba que hicieran festivales o incluso también la prostitución para brindarles a los soldados algún tipo de relajación", sostiene el autor.
Dammann descubrió que el travestismo entre soldados se dio en el ejército británico, estadounidense y francés y en ambas guerras mundiales. La mayoría de las fotos del fenómeno son el resultado de representaciones teatrales organizadas por las tropas, donde claramente no había mujeres que pudieran interpretar los papeles femeninos y todo formaba parte de un juego.
Sin embargo, el fenómeno resultó particularmente usual en las filas alemanas y sobre eso el autor puede únicamente especular en torno a dos razones principales: en primer lugar, a que existe una larga tradición de travestismo en los carnavales alemanes, con hombres vistiéndose como mujeres y viceversa, lo cual indica que era una práctica por lo menos familiar para los soldados, y, por otro lado, que la hostilidad y violencia particular en la guerra llevó a muchos soldados alemanes lejos de su tierra natal por mucho tiempo, lo cual despertó en ellos una enorme melancolía y necesidad de compañía. Muchos soldados heterosexuales estaban desesperados por ver una mujer, aunque se tratara de una farsa.
Aún así, no deja de resultar llamativo y paradójico cómo las fotos y la naturalidad del fenómeno contradicen tan claramente la ideología homofóbica del nacionalsocialismo, que exaltaba un determinado tipo de masculinidad como válido y penaba duramente las relaciones sexuales entre hombres. Especialmente después del asesinato de Ernst Röhm, el primer fundador nazi abiertamente homosexual asesinado en la Noche de los Cuchillos Largos de 1934. "Entiendo que este travestismo era común en cada ejército, o por lo menos esa es mi tesis, pero encontré muchas más fotos de travestismo en las fotos del ejército alemán durante la Segunda Guerra que en cualquier otro", dice. "Y, dado que los homosexuales eran especialmente perseguidos en Alemania durante la Segunda Guerra, honestamente es muy sorprendente".
Sin embargo, hace un aclaración importante: "Todos eran soldados alemanes del nacionalsocialismo pero, aún así, dentro del ejército había todo tipo de inclinaciones políticas. Muchos de ellos eran indudablemente nazis, pero otros incluso estaban en oposición a esos ideales".
Aunque la mayoría de los soldados eran heterosexuales, las orientaciones homosexuales y transgénero también se muestran con una claridad inusual, según indicó Dammann, y en ninguna de las representaciones pueden verse hombres distantes o poco participativos. Todos parecen estar completamente dichosos y comprometidos con el juego. A diferencia de las fotografías que existen de travestismo en otros ejércitos, en estas se hace más explícito. "Las diversas orientaciones sexuales no importaban en esos momentos. Yo lo interpreto como una situación donde todos estaban escapando de la realidad cruel que vivían por los medios que fueran. Esa es una de las grandes sorpresas que estas fotos nos brindan", opina Dammann.
"Yo realmente no creo que participaran únicamente homosexuales o transexuales", indica. "Los heterosexuales se travestían también. Se podría sospechar que algunos eran homosexuales pero era imposible de probar porque todos formaban parte. Los soldados homosexuales de alguna manera estaban protegidos y podían disfrazarse bajo el amparo de estas tradiciones del carnaval".
Aunque hay poca documentación respecto de si existían las relaciones homosexuales entre soldados, el cantante alemán Joe Luga cuenta en su autobiografía titulada So bin ich: Bekenntnisse von Inge und Joe (Así soy yo: confesiones de Inge y Joe), cómo fue su experiencia como un soldado alemán homosexual y da cuenta de que existían relaciones con otros compañeros, aunque bajo un estricto ocultamiento para evitar ser perseguido o ejecutado.
Para Dammann, cada uno de estos momentos era disfrutado al máximo por cada soldado: "Creo que estaban lejos de su casa por mucho tiempo y no tenían ninguna certeza sobre sus vidas. Extrañaban a sus parejas y a sus seres queridos y una manera de afrontar esa situación era convertirse ellos mismos en mujeres. Tengo la sensación de que estos travestis se sentían realmente mujeres en ese momento y los hombres que las veían sentían que interactuaban con mujeres. En estas representaciones todos aprovechaban el momento para crear sus propias realidades".
Además de la paradoja evidente que se desprende de las fotografías también surge otro interrogante: a pesar de que la práctica existía ¿de dónde surge el afán de documentarlo tanto? "Eso es muy interesante. La cantidad de material que hay se explica porque los nacionalsocialistas estaban interesados en que los soldados de la Wehrmacht fotografiaran sus experiencias de guerra y que llevaran esas experiencias a su familia. Los nazis alentaban a los soldados a que tomaran fotos y las llevaran a sus casas", explica Dammann.
"Es sorprendente que también incluyeran esos momentos, pero sabemos que esto sucedía y fue ampliamente documentado. Son todas fotos privadas, por lo que no intervenían en ellas fotógrafos oficiales o elementos de propaganda. Muchos de ellos eran entusiastas de la fotografía, tenían buenas cámaras y se esforzaban en la composición".
¿Es una mínima rebelión contra las ideas nazis de masculinidad militar o un juego con disfraces de carnaval para olvidar momentáneamente la hostilidad bélica?
Las fotografías, además, es todo lo que hay para analizar el contexto. La gran mayoría cuenta con muy poca o nula información sobre quienes están en las fotos, las fechas o los lugares. No se sabe quienes fueron o si sobrevivieron. Esto es lo que invita inevitablemente a la especulación y que habilita al espectador que vea lo que quiera ver: ¿es una mínima rebelión contra las ideas nazis de masculinidad militar o un juego con disfraces de carnaval para olvidar momentáneamente la hostilidad bélica? "La historia de cada foto se comprende en la conjunción con otras fotos. Hay que verlas todas para hacerse una idea de qué es lo que cuentan", dice Dammann.
El sociólogo Harald Welzer insiste en el epílogo de Soldier Studies en la importancia de entender que los soldados hacen lo que hace cualquier humano y especialmente lo que hace cualquier humano en las condiciones particulares que determina una guerra. El agobiante estrés y también los largos períodos de aburrimiento, la distancia con sus pueblos y sus familias y la disciplina militar lleva su vida a un hermetismo donde todo se reduce a la camaradería con los compañeros. Incluso cuando se trata de soldados nazis. Hasta los ejecutores de un genocidio atroz responden ante esa presión.
"La guerra dinamiza y desata la violencia y permite que los hombres comunes (y probablemente también las mujeres) hagan cosas que nunca creyeron posibles. Esto arroja más luz sobre las dinámicas sociales de la guerra y la aniquilación, que sobre quienes las ejecutan", resume.
"Por paradójico que parezca, estas fotografías de soldados de la Wehrmacht en ropa interior femenina, a primera vista tan exóticas, corroboran la normalidad de la situación, y no su excepcionalidad", escribe. "Como podemos ver, los soldados de la Wehrmacht, como todas las demás personas en las sociedades modernas y funcionalmente diferenciadas, sabían exactamente cuándo y cómo cambiar los roles".
Fotos: colección Martin Dammann
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