Irvine Welsh: “Siempre es horrible volver a un libro propio, porque lo único que uno ve son los defectos que no puede corregir”

Sexo, droga y rock and roll; pero también música, escritura y Trump. Infobae Cultura dialogó con el escritor escocés, autor de “Trainspotting”, sobre su última novela “Un polvo en condiciones”. Las adaptaciones al cine de sus libros y esa necesidad de volver a su país como territorio literario fueron algunos de los temas

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Irvine Welsh (Guille Llamos)
Irvine Welsh (Guille Llamos)

Es el comienzo de la primavera en Buenos Aires y, en el marco del FILBA, Irvine Welsh camina por Buenos Aires como uno más entre nosotros. Saluda dando besos y abrazos, toma té y tiene en el cuerpo una especie de electricidad contagiosa que hace que todos los que lo rodeamos sintamos ganas de saltar, o correr, o bailar al ritmo de su música. Sin embargo es relajado a la hora de hablar, se toma su tiempo para pensar cada respuesta y las entrevistas que van pasando son cada vez interesantes, originales, diferentes. Está atento a la pregunta y se nota que disfruta de estar en Buenos Aires.

En el final de la novela Trainspotting se menciona a un soldado que pedía dinero en la calle y tenía un cartel que decía que había combatido en la Guerra de Malvinas. ¿Cómo surgió eso en su novela?

—Creo que él estaba simulando; había perdido la pierna a causa de las drogas, pero si simulás ser excombatiente, la gente siente más compasión cuando pedís en la calle. En esa época yo pensaba… fue en 1982 la Guerra de Malvinas… El libro está ambientado en 1986, 1987. Así que pensé que como habían pasado 5 años podía haber sido veterano de Malvinas. Pero esa fue una época extraña porque recuerdo que andaba dando vueltas por ahí… Quiero decir, sé que ustedes tenían a [Leopoldo Fortunato] Galtieri y nosotros teníamos a [Margaret] Thatcher, pero yo era muy pro-Argentina durante esa guerra. Y solía caminar por ahí con el uniforme de fútbol de Argentina porque era músico de punk y quería tener mala reputación y todo eso. Y sacar de la gente toda esa ira y enojo.

Cuando vino la última vez, Porno y la película de T2: Trainspotting estaban por salir, ¿cómo se siente ahora sobre esa segunda parte, primero el libro y después la película?

—La sensación fue genial. Si hubiéramos hecho la película hace 13 años, cuando salió Porno o un par de años después de que se publicara, hubiera sido divertido, pero hubiera sido una película de gente joven. Todavía hubiéramos sido jóvenes y habrían habido más aventuras absurdas de la misma banda de personas. Pero porque yo ya había crecido un poco, se puede ver toda esa cosa existencial de la gente que se está poniendo más vieja, mira al pasado, reflexiona y entra en ese estado postmenopáusico. Creo que en consecuencia eso la transformó en una película más interesante. Creo que, para ser justo, estuvimos todos separados en departamentos por un par de semanas revisando los guiones y nos dimos cuenta de que teníamos que hacer algo distinto… Pero en realidad fueron Danny [Boyle] y John [Hodge]: fue idea de Danny hacer una película contemporánea, usar la edad de los actores en tiempo real. Y John había hecho un guión increíble hace mucho tiempo para Porno, era realmente brillante, pero no pudimos hacer coincidir a todo el reparto porque tenían cosas que hacer. En ese momento todos eran más grandes, así que tuvimos que descartar todo. Mantuvimos el argumento básico, que es la venganza; ese elemento lo mantuvimos, pero descartamos lo de la película pornográfica porque los días de lo porno ya pasaron, básicamente. Hubo una especie de purga y los grandes operadores ocuparon ese lugar, o sea que la gente ya no hace pornografía casera.

(Guille Llamos)
(Guille Llamos)

Una vez que ya escribió un libro como Porno y lo dejó descansar por tantos años, a pesar de que, como ya dijo, se hizo el guión ni bien el libro fue publicado, ¿lo volvió a retocar o le dejó descansar para luego volver? ¿Y cómo fue la sensación de volver a Porno tantos años después?

—Fue terrible. Siempre es horrible volver a un libro propio, porque lo único que uno ve como escritor son los defectos que uno quiere y no puede corregir.

Porno es un muy buen libro.

—Sí, lo sé. Está bien. Pero nunca se termina un libro del todo: uno solo llega a un punto en el que está tan harto de él que se lo manda al editor. Estás intentando deshacerte de él, llegás al punto de no querer verlo nunca más. Y después tenés que adaptarlo… Lo bueno es que John tenía un par de guiones que había hecho a lo largo del tiempo basados en el libro, y yo quería trabajar sobre esos. John y Danny querían volver al libro y querían volver a Trainspotting también, para unir los dos de alguna manera, para evocar esa cosa nostálgica y filmar algunas escenas de la época de Trainspotting. Y Danny quería que se pareciera un poco a Glue (Cola) también, la manera en que vuelven al pasado todo el tiempo, la nostalgia y todo eso. Eso es lo que él hace. Cuando estábamos filmando la versión original de Trainspotting, él me decía que la historia iba a ser Trainspotting pero que estilísticamente iba a ser The Acid House, que es el libro que vino después y es mucho más surrealista y fantástico. Trainspotting es más realista. Él usa todos los aspectos de mi escritura, no se ata al libro como algo único. Encuentra inspiración de todo el conjunto, básicamente. Y eso es muy interesante, muy innovador, porque te ponés a trabajar duro y pensás: "Esta parte es de Porno, ésta es de Glue, ésta de Skagboys". Pero es así. Es divertido, es refrescante, porque nunca te quedás quieto, porque está todo metido en la mezcla.

Esto me lleva a su último libro, Un polvo en condiciones. Aquí vuelve a tomar a uno de sus personajes después de tantos años. El hecho de que tuvo que volver a Porno y a la filmación de T2: Trainspotting, ¿influyó en la escritura de Un polvo en condiciones o fue un trabajo en paralelo?

The Blade Artist y Dead Men's Trousers definitivamente salieron cuando todavía estábamos trabajando juntos en T2: Trainspotting, pero no Un polvo en condiciones. Creo que Un polvo en condiciones soy yo, que —habiendo vivido en Estados Unidos por casi una década— me volvió a interesar Escocia. Porque había escrito un libro llamado The Sex Lives of Siamese Twins (La vida sexual de las gemelas siamesas) en Estados Unidos y sentí que quería volver a escribir un libro sobre Escocia. Y creí que necesitaba un guía de turismo. ¿Quién podría actuar como guía de turismo? Y Terry Lawson todavía está en Leith, así que me va a llevar en su taxi, porque él manejaba un taxi…—Él me lleva a dar vueltas… ¿Y quiénes iban a ser sus pasajeros? Sus pasajeros iban a ser… ¿en qué estoy pensando? [Donald] Trump había empezado a hablar de postularse a presidente y pensé: "Es posible que este tipo llegue a presidente porque en estos tiempos siempre ponen a los más forros; así es la política". Así que pensé: "Voy a incluir un personaje Trumpesco para que lo lleve y después voy a agregar un personaje esnob para que la lleve, voy a hacer que este personaje lo busque. Voy a hacer este personaje medio Trumpeano de los Estados Unidos y él va a llevar a estas personas por la ciudad." Y tenía este cuento sobre Jinty y Jonty como una pareja improbable, un poco rara, una extraña pareja, y nunca supe qué hacer con la historia y pensé que eso tenía que estar, que tenían que quedar enredados en la vida de Terry de alguna manera. Y de algún modo encajó. Tenía dos textos diferentes que de alguna manera logré combinar. Porque lo que pasa es que Terry es un gran personaje, muy divertido.

Durante su visita a Argentina, Welsh apoyó la causa del aborto legal, seguro y gratuito
Durante su visita a Argentina, Welsh apoyó la causa del aborto legal, seguro y gratuito

Es muy complejo.

—Sí, pero porque es tan hipersexual y está enfocado en eso, no lo podés tener cerca todo el tiempo. No podés seguir dándole cosas para que le pasen a su pene todo el tiempo. ¡No lo podés satisfacer todo el tiempo! Debería escribir unas ideas que tengo para un nuevo libro sobre algo que le pasa a él. Estuve pensando en esta idea: quizás él va a Estados Unidos con Jonty para ser parte de la campaña para senador de Ronnie [Checker] y está en el último piso de la Trump Tower consumiendo cocaína y le cae un rayo, y le cambia la orientación sexual: se vuelve gay. Entonces va a ver al psicoanalista más prestigioso de Nueva York para buscar una cura. Después va a ver a estos evangélicos sureños para que lo curen.

Cuando estaba leyendo Un polvo en condiciones, vi que Trump estaba ahí todo el tiempo. Usted lo escribió en Estados Unidos, estando ahí. Aunque no sea estadounidense y habiendo vivido ahí mucho tiempo —el tiempo suficiente como para poder describir esa sociedad y lo que está pasando—, el hecho de no ser estadounidense da una especie de mirada fresca, como si estuviese en un circo. ¿Era consciente de eso? ¿Cómo fue recibido por sus lectores estadounidenses?

—Pienso que es un libro irritante para los estadounidenses que lo lean porque es una mirada de Estados Unidos de un outsider. No creo que a los estadounidenses les gusten los outsiders, pero de alguna manera no sienten un respeto reverencial por su país. En Estados Unidos todos hablaban de Terry y de Jonty y todo eso, pero nunca hablaban del personaje de Ronnie, para nada. La gente no quería hablar de él ni en Estados Unidos ni en el Reino Unido.

¿Sobre qué está escribiendo ahora?

—Estoy escribiendo un libro de ficción sobre un tiroteo en Las Vegas. Empieza con un tiroteo real —Stephen Paddock en el festival Harvest—, y termina con un tiroteo en Gran Bretaña.

¿Y por qué decidió hacer eso?

—Simplemente pensé que es interesante esa cosa que sienten por las armas en Estados Unidos. No es un interés simpático, pero es un interés.

(Guille Llamos)
(Guille Llamos)

Y es una novela.

—Sí.

¿Cree que siempre necesita volver a Escocia en su obra?

—Sí, creo que aunque escriba ahí o la historia esté ambientada ahí o en cualquier otro lugar, eso me formó. Si escribiera una novela sobre Buenos Aires, de alguna manera sería escocesa hasta cierto punto. Creo que como persona estás moldeado: como persona y como escritor uno siempre vuelve a sus experiencias previas, su juventud y los primeros años de la edad adulta. Y si eso pasó en Escocia, te formó básicamente como escritor. La mayor parte de mi vida adulta la pasé fuera de Escocia, viví en muchos países distintos y viajé a muchos países diferentes.

Pero siempre escribe sobre Escocia.

—Sí, hasta cierto punto siempre lo hago. Podés envolverte en esa idea de que sos internacional, pero yo no, soy muy escocés.

En muchas de las entrevistas que dio usted dijo que mientras está escribiendo vive con sus personajes y es como si ellos cobraran vida y ustedes hablara con ellos, conversara con ellos…

—Sí, salgo pero no tanto, es bastante intenso para mí.

Es intenso. ¿Cuánto le lleva escribir un libro en general, si tuviera que calcular el tiempo?

—Depende, a veces uno lleva el libro en la cabeza por mucho tiempo antes de empezar.

Incluso antes de empezar a escribir.

—Otras veces no hay nada, solo una hoja en blanco, así que la escritura se transforma en la búsqueda del libro también.

¿Hay algún tema o cuestión en su serie Trainspotting que todavía no trató o al que le gustaría volver?

—Sí, creo que todos están interrelacionados hasta cierto punto: todos son sobre la industrialización y el cambio hacia una economía no asalariada, que es lo que todos están experimentando ahora. Es por eso que los libros siguen estando vigentes, porque se enfocaban en un grupo de personas a las que esto les afectó en la década del 80, pero es algo que ahora está afectando a todos. Entonces por eso tienen repercusión. La clase media nos enseñó que eso es lo que le pasa a la gente que trabaja en fábricas, en el puerto, en el ferrocarril, y todo eso. Eso no es así, les pasa a todos, le pasa a la realeza, a las humanidades, es un cambio sistémico y tecnológico.

Sí, entonces podríamos tener de vuelta a algunos de los personajes en libros futuros…

—Sí, o sea, son herramientas en una caja: uno se fija si pueden hacer una tarea y si no, los descartás; a algunos de ellos uno los puede afilar y sacarles lustre.

Welsh fue DJ de la fiesta por los 10 años del FILBA (Prensa FILBA)
Welsh fue DJ de la fiesta por los 10 años del FILBA (Prensa FILBA)

¿Entiende que al escribir Trainspotting inauguró para siempre un nuevo género? ¿Se dio cuenta de eso?

—Sí, no sé si así…Bueno, soy consciente de que a medida que pasa el tiempo esta especie de movimiento se vuelve más importante.

Más icónico.

—De alguna manera va ganando mayor empuje porque trata sobre grandes temas que los libros en general no tratan. Libros en que una pareja de clase media se enamora de la Toscana rural y después se les termina el amor… ¡la puta madre!

Hablemos de lo real.

—Para mí de los libros que resistieron el paso del tiempo en los últimos 20 o 30 años en realidad se me ocurren solo tres: American Psycho, Fight Club (El club de la pelea) y Trainspotting. Son libros que no son solo sobre la angustia existencial de la clase media, sino que de alguna manera muestran los cambios que suceden en el mundo y cómo la gente responde a ellos. Cómo la gente está perdida y alienada de lo que hace, de la tecnología y los procesos productivos: cómo hacemos las cosas, cómo nos alimentamos y vestimos, y todo eso. Y cómo aprendemos solos y nos comprometemos moralmente con el mundo. Solo esos tres libros se me ocurren. Creo que hay algo que persiste sobre qué hacer cuando la tecnología haga que no seamos más útiles. ¿Qué hacemos? ¿Qué es lo que sigue para nosotros? Habría que arreglarselas por ahí y buscar algo que hacer para lograr ser relevantes, básicamente. Antes de la industrialización nos impusieron estas ideas que nunca perdieron vigencia… De hecho, hoy somos más libres gracias a eso, pero no sabemos qué hacer con esa libertad. Solo queremos desesperadamente que nos controlen. Tenemos toda esta libertad potencial que nos trajo la tecnología, pero queremos idiotas como Trump que nos digan qué hacer.

Eso es lo que le iba a preguntar. ¿Es por eso que se vota a gente como Trump?

—Necesitamos idiotas bocones y por eso se los vota una y otra vez. Y los escuchamos, pero los votamos una y otra vez. Porque nos dan la suficiente certeza, la suficiente ilusión de que él puede hacer volver el tiempo atrás a un momento pasado que fue mejor.

No sabemos qué hacer con nuestra libertad, ese es el problema.

—Tenemos que crecer y aceptarlo, porque si no, no vamos a durar mucho más.

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