Ciudad de México, enviada especial. Tal vez algo lejos del tono humorístico con el que se muestra en las redes –donde con sus dos canales de YouTube suma más de 50 millones de suscriptores más otros 40 entre Twitter e Instagram– en su reciente libro, Di hola (Planeta, 2018), Germán Garmendia cuenta una historia de duelo, de amor millennial y de aprendizaje.
Muy orientado a la generación que representa y que tiene entre su audiencia mayoritariamente, se trata de un trabajo donde aparece la muerte en primer plano pero también un mensaje de esperanza.
Desde la Ciudad de México, donde comienza una gira que lo llevará por Bogotá, Lima, Buenos Aires y Chile, su país natal, el youtuber más popular en habla hispana dialoga con Infobae muy distendido sobre el proceso de escritura y su incursión, por primera vez, en la literatura de ficción, después de tantos años de ponerle el cuerpo y la voz a sus creaciones.
"Fue complicado en varios sentidos. Me gusta generalmente lo que hago, me gusta mi zona de confort como a todo el mundo, pero también me gusta salirme. Creo que mis videos están en mi zona de confort. Entonces dije 'voy a hacer un libro'. Hasta el día de hoy creo que es complicado en un buen sentido. Estoy nervioso, no sé, no tengo ni la menor idea de cómo va a reaccionar la gente. Si cuando terminen de leer el libro van a decir 'hummm' o si van a decir 'wow, el mejor libro para leerlo de nuevo'. Eso sería mi sueño. Lo hice con esa intención", afirma esperanzado el joven que, con su primer libro, #Chupaelperro (Penguin Random House, 2016) vendió miles de copias y revolucionó los lugares donde se presentó para firmar ejemplares y estar en contacto con su público.
-Uno de los temas del libro tiene que ver con el amor. Y con el amor entre millennials, algo que aparece marcadamente. ¿Dijiste "quiero contar este tema, me intriga cómo se vinculan las generaciones más jóvenes"? ¿Cómo fue que surgió eso?
-Creo que la forma millennial me salió natural porque es lo que yo considero normal. Pero sí, en general a la historia la vengo tratando hace tiempo en mi cabeza. Sin embargo creo que no me forcé en hacerla millennial, creo que me salió hacerla de esa forma. Creo que le tomé mucho enfoque a cómo iba a ser la historia, solo la historia. No la quise hacer apuntando a ningún público en particular. Sólo lo hice como me iba saliendo. Terminó quizá más oscuro de lo que pensé. Pero estoy feliz con el resultado.
-¿Cómo ves los vínculos entre millennials? Porque en el libro se retratan varias escenas de cómo se llevan.
-De hecho creo que hay una parte en particular que creo que muchos van a decir "uy, me ha pasado". ¡El tema del teléfono! Cuando tu pareja se lleva el teléfono para todos lados es como que empiezas a pensar o a sospechar. Y eso es de ahora. Es este aparatito que todos tenemos y que nos despega de la realidad. Estás conversando con una persona pero alguien agarra el teléfono y desaparece. Es como que no existe más. Creo que ahí hay toda una historia. Y creo que eso es lo más millennial que puede haber en el libro. ¡Es el celular! Es el celular que nos desconecta, que nos hace dudar. Es como nuestro mundo privado. Si lo dejas en la mesa hay una tensión. Es complicado.
El celular nos desconecta, nos hace dudar.
-En el libro se meten, indudablemente, las redes sociales y la forma en que las personas nos mostramos en ellas, por lo general alegres. ¿La tristeza o los malos momentos tienen mala prensa?
-Como personas nos gusta estar rodeados de personas que son felices. Nosotros tenemos nuestra vida. Y obviamente si alguien viene con alegría queremos constantemente a esa persona a nuestro alrededor. Y muchas veces no queremos cerca a una persona que viene y empieza a tirarte para abajo, nosotros ya tenemos suficiente con nuestros propios problemas. Me empecé a dar cuenta de que los chicos, cuando me escribían, tenían una expectativa de mí bastante diferente a lo que yo quería mostrar. Aquello era una parte de mí: la alegría, la felicidad es parte de todos. Pero también había una parte más humana, una parte más normal. Esa parte mi audiencia no la estaba viendo. Y me hacía sentir desconectado, justo a mí que siempre he tratado de conectar con mi audiencia los más posible, de tenerlos ahí lo más posible, eso de que no soy una celebridad, de que somos iguales y somos nosotros.
Me empecé a dar cuenta de que los chicos, cuando me escribían, tenían una expectativa de mí bastante diferente a lo que yo quería mostrar. Aquello era una parte de mí: la alegría, la felicidad es parte de todos. Pero también había una parte más humana, una parte más normal.
-¿Te sentías distanciado?
-Cuando empecé a poner atención a los comentarios me di cuenta de que había una lejanía ahí. Y decidí empezar a mostrar un poco más de mi lado B, C, D, Z. Tristeza, malos momentos. O nada, cuando te sientes nada. Que no estás feliz y no estás nada. Ahora me pillas feliz con mi libro, emocionado, así que me vas a ver en un estado de ánimo feliz. Pero ese no soy yo el 100% del tiempo. Parece obvio para muchas personas pero cuando tienes una audiencia que alcanza a muchos pequeños yo no quería que ellos crecieran viendo a una persona "perfecta", que les hace parecer que sus vidas son menos felices. La vara estaba muy alta.
-Hablando de cosas difíciles, el libro se mete ni más ni menos que con la muerte. ¿Es algo que te inquieta, te preocupa, te tiene ahí preguntándote cosas?
-Sí. No constantemente pero sí es algo. De hecho mientras estaba escribiendo, es imposible no ponerte en situaciones donde no podía eso pasarte a ti. No está lejos de la realidad en ningún sentido. Pasa en todos lados. Y, claro, te empieza a pegar. Si lees el libro vas a pensar en alguien. Sea quien sea que esté leyendo el libro, tu Natalie (N. de la R. es el nombre de una de las protagonistas) va a ser otra persona. Creo que me lancé de lleno a eso porque creo que es uno de mis mayores temores. A mí no me asusta la muerte en sí, si me pasa, me pasa. Pero la muerte no es algo que te pasa a tí, es algo que les pasa a todos los que están a tu alrededor. Y ese es mi miedo. Pensando en ese miedo de alguna forma empecé a fantasear cómo solucionarlo, cómo yo lidiaría con algo así. Uno se cree fuerte, uno cree "yo puedo". Traté de imaginar una situación tan mala y pensar cómo levantarse después de eso. Y aquí está mi fantasía. No se lo deseo a nadie, pero pasa.
ESCRIBIR SOBRE UNO MISMO
Aunque se dedican a tareas distintas, es fácil para cualquier lector unir algunas vivencias del protagonista de Di hola -Oscar, un escritor que tuvo gran éxito con un libro- con situaciones de la propia vida de Germán Garmendia. Hay giras, hay paparazzis, noches largas, amigos efímeros y otros elementos con los que resulta fácil trazar la unión.
"Son personajes y creo que es imposible no poner un poco de ti. Un poquito de lo que te gustaría ser. Creo que puse lo que soy, lo que fui, lo que soy en mis peores momentos y lo que me gustaría ser también", señala.
–¿Qué se viene después de la gira? ¿Le tomaste el gustito a la ficción y te gustaría seguir?
–Me gusta muchísimo. Esto es algo nuevo para mí. Pero estoy tratando de no pensar más allá. Quiero tomarme el tiempo de disfrutar el presente, de disfrutar esto ahora, de disfrutar el libro, disfrutar la gira, disfrutar a mis seguidores que voy a ver por toda Latinoamérica. Estoy emocionado pero no quiero empezar a pensar. Cuando termine voy a ir a Chile a visitar a mi madre y estar en mi casa para tomarme un tiempo. Ahí voy a ver qué hacer. He estado constantemente corriendo y me he dado cuenta de que se me ha olvidado disfrutar. Se me ha olvidado quedarme callado y mirar. Y estoy tratando de hacer eso ahora. Quizá ya estoy pensando en el otro libro ahora, pero estoy tratando de disfrutar éste, de sentirlo presente.
He estado constantemente corriendo y me he dado cuenta de que se me ha olvidado disfrutar. Se me ha olvidado quedarme callado y mirar. Y estoy tratando de hacer eso ahora.
–¿Y en las redes piensas seguir como hasta ahora?
–Sí, para mí eso es clave. YouTube es la forma en que yo me comunico con mis seguidores, con las personas que me ven. Leo los comentarios, por ejemplo, en Instagram o en las redes. Generalmente siempre estoy leyendo lo que me dicen, te haces una idea con leer bastante durante el día. Sin el feedback directo no sé qué haría. Yo no puedo vivir sin eso y me encanta. No tengo interés en dejarlo.
–¿Puedes administrar bien tu tiempo?
–Ha sido difícil. Hasta el día de hoy no lo tengo 100 por ciento claro. Ha sido mucho probar. Cuando empecé con "Hola soy Germán" era horrible, me levantaba temprano el día jueves. Y terminaba el día viernes. Literalmente el jueves no dormía. Entonces era un zombie. Con 21 o 22 años lo puedes hacer. Ahora no puedo no dormir, si no duermo mis ocho horas no funciono. Así que ahora he encontrado nuevas formas. Estoy probando levantarme 5.30, acostarme temprano porque funciono mejor en las mañanas. Además hago ejercicio, me ayuda mucho a empezar el día. El ejercicio te hace más fuerte. No solamente con lo físico, te hace más fuerte en la disciplina. Es importante ocuparte de tu salud, ocuparte de comer bien. Creo que es la clave. Si comiese como comía cuando empecé, no estaría acá. Estaría cansado o enojado todo el tiempo.
–¿Te pesa ser referente de tantos chicos alrededor del mundo? ¿Cómo te llevas con eso?
–Siempre mis contenidos han sido bastante tranquilos. No soy una persona que ande diciendo garabatos todo el día. No es porque uno esté tratando de ser family friendly. No, simplemente no me hace reír eso. Nunca me ha hecho gracia. Cuando otra gente lo hace no está mal, pero a mí nunca me ha llamado la atención hacerlo, ni un contenido más para adultos. Creo que ha sido bastante simple para mí porque disfruto lo que hago y no lo "sobrepienso" tanto, simplemente lo hago. Estoy consciente constantemente de que hay muchos jóvenes viendo. Por eso cuando cuando siento sobre algo particular en lo que podría ayudar, ahí me pongo serio. Soy muy insistente con el tema de que la gente tiene que hacer lo que le gusta. Lamentablemente mucha gente, muchos amigos, están haciendo algo que no les gusta, que no les apasiona. Y yo siempre he pensado que si no haces lo que te apasiona no tienes que hacerlo. Así que yo trato de imponer mucho eso. Pero también de la mano con que no es simplemente desearlo y ya. Es trabajar. Tienes que cumplir tu sueño pero también trabajar. No es que alguien venga, te descubra y haga todo por ti. Hay que trabajar como loco.
–¿No crees en los milagros?
–¡No! De hecho cuando yo era pequeño quería hacer música y siempre pensé que alguien me iba a descubrir. Al final lo hice por mí mismo. Y fue todo bien hasta ahora. Como yo lo hice, digo "bueno, si yo pude, es simple". Debes hacerlo, trabaja todos los días, enfócate en lo que quieres y ama lo que haces. Eso trato de transmitirlo y de mostrarlo todos los días. Esa es la forma en la que yo trato de estar consciente para aportar mi granito de arena.
Seguí leyendo