Cuando se piensa en quiénes fueron las precursoras del punk, los nombres que salen con rapidez son los de la alemana Nina Hagen, la "madre", y los de Patti Smith, la "madrina", quien este año visitó Argentina. En ese grupo selecto debería estar Roberta Bayley, quien participó y documentó fotográficamente la escena de Nueva York de los '70, allí, en el epicentro, el famoso -y lamentablemente extinto- CBGB's, ese bar que nació para pasar música country y bluegrass, pero que se convirtió en el símbolo de un género musical y una filosofía que, en sus palabras, "sigue viva".
Roberta Bayley recibe a Infobae Cultura en el Centro Cultural Borges de Buenos Aires, donde se desarrolla la muestra Ramones & CBGB-Del Caos a la Cultura hasta el 30 de septiembre, y que propone un viaje a aquellos años en los que el rock dejó el sobre-lirismo, la pose de niño bonito y el glam de lado, para ser pura energía, pura furia, puro punk.
En CBGB's comenzó trabajando en la recepción, siempre con su cámara colgando de un hombro -tal como ahora lleva su Sony A7s a todos lados-, pero esa pasión por sacar fotos la convirtió, junto a Bob Gruen -del que hay 15 fotos en la muestra- en los dos grandes testigos de noches eternas, fiestas privadas y bandas irrepetibles tanto de la escena proto-punk, como Television y The Patti Smith Group; punk, como Johnny Thunders and the Heartbreakers, Richard Hell & The Voidoids, the Cramps, The Damned -la primera banda punk británica en tocar en EEUU-; New Wave, como Blondie, Talking Heads y B52's, y No Wave, como DNA, James Chance and the Contortions y Teenage Jesus & the Jerks, por solo nombrar algunas. Solo algunas.
Bayley camina enérgica, da algunas sugerencias para ordenar los números de la mítica revista Punk que forman parte de la exhibición, publicación para la que sacó la famosa foto en un callejón a la vuelta de CBGB's, que se convirtió en la tapa del primer disco de los Ramones y que es considerada como una de las imágenes más icónicas de la historia del rock.
"Esas fotos no eran para la banda ni para un sello discográfico. Eran para una nota que se estaba realizando para la tapa del tercer número de la revista Punk. Hicimos esa sesiones y a ellos no les gustaron para nada las fotos de la discográfica, así que estaban un poco desesperados porque el disco estaba por salir. Saqué esas fotos en febrero y el disco salió en abril y me pagaron USD 1,025, lo que no era mucho, básicamente un insulto porque habían gastado todo el presupuesto en el fotógrafo cuyas fotos no usaron. Pero no era solo la foto de la portada, sino también una segunda en la que están sonriendo, que la querían usar para publicidad. Cuando el disco salió la usaron un par de veces, y era algo así como 'los alegres Ramones van a cantar para vos, ¡es genial!'. Johnny se enloqueció, dijo 'nunca más vuelvan a usar esa foto' y no lo hicieron. Y nunca más volvieron a sonreír para una foto", recuerda, mientras ella sí revela una sonrisa, entre sardónica y tierna, que se extiende filosa debajo de unos ojos chispeantes al mejor estilo Joker, quizá el más punk de todo los villanos del cómic.
Y continúa: "Esa foto sonriente para la gran mayoría fue la única vez que los vieron sonreír. Esa sesión fue muy relajada, nos conocíamos desde hacía años, teníamos la misma edad, compartíamos la misma pobreza, entonces no era una cosa armada de 'vamos a maquillarte, peinarte, haz esto o lo otro'. Por eso es una foto tan natural, ellos no sentían ningún tipo de presión. Entonces, la mayoría de los músicos no le daban importancia a que les tomaran fotografías; no era lo que hacían, ellos eran músicos; otros sí, como David Bowie, que entendía el poder de la cámara, de la imagen y qué tan importantes son las fotos en esa construcción".
–Si hubiese recibido un centavo por cada vez que se utilizó una imagen ramonera sacada por usted, ¿sería millonaria?
-En sus inicios los Ramones hacían mucho más dinero de la venta de remeras que lo que conseguían por tocar en los clubs. Pero yo no sería millonaria, creo que ellos sí, pero están muertos. Por 30 años, la discográfica me estafó utilizando las fotos sin ningún tipo de pago, no recibí nada. Hace dos años me dieron USD 5 mil por esas tres décadas de derechos y por los próximos cinco. Ellos recaudan mucho por todo el merchandising, y yo no gano nada, pero ¿qué se le puede hacer?
–También participó de la tapa de Parallel Lines (1978), el tercer disco de Blondie, ¿hubo controversias allí también?
– Sí. Lo mismo sucedió con Parallel Lines. Yo trabajaba para el productor y contraté a un fotógrafo para la portada. Es muy difícil hacer una foto de una banda y que a todos los integrantes les guste. Entonces, hicimos las fotos de cada integrante por separado y luego eligieron que foto querían de ellos mismos en la tapa. Todos querían verse serios, no ser una banda pop que luciera tonta. Todos eligieron una toma en que estaban muy serios, incluso Debbie Harry. Pero cuando se armó la tapa todos estaban sonriendo, excepto Debbie. Fue decisión del manager, dijo 'tiren todo a la basura, yo elijo' y la banda no lo supo hasta que salió el disco. El punto es, incluso Blondie no quería salir sonriendo, porque no era algo muy punk. Pensemos en Richard Hell and the Voidoids, ¿alguien los vio sonreír? o The Velvet Underground, no tienen una foto en que se los vea alegres, todos querían verse serios.
–Usted llega a la escena neoyorkina por una banda considerada glam, como fueron los New York Dolls.
-Viví en Londres por tres años y fui a Nueva York en 1974 y de manera muy rápida conocí a gente relacionada con la escena de la música. Era una época en que los New York Dolls eran muy populares en el downtown y para la mayoría de las bandas, y los que estaban por formar una, todo giraba en torno a ellos. Cualquiera que los veía decía 'waw, eso está muy bueno, te quedas con todas las chicas, te diviertes y tomas las mejores drogas, vamos a formar una banda'. Eran un ejemplo en ese sentido, a pesar de que solo eran exitosos en Nueva York. Era diferente porque hasta entonces no había habido una banda realmente exitosa en la ciudad, estuvieron los Young Rascals, pero no era tampoco tan populares.
–Nueva York hasta los 70 no era un buen lugar para triunfar en el rock, la escena más fuerte estaba relacionada con California. Incluso The Velvet Underground, con Reed, Cale y el "padrinazgo" de Warhol no pudo, en su momento, alcanzar cierta notoriedad…
-Todos querían ser una gran banda, incluso los Dolls, pero no había pasado. Estas bandas comenzaron a tocar en CBGB's y Max's Kansas City y a conseguir sus seguidores locales. Se desarrollaron, crecieron y al tiempo comenzaron a firmar contratos discográficos. En Max's vi por primera vez a Patti Smith, en 1974, una noche que abría Television. Ella comenzó con lectura de poesía, luego agregó música, con guitarra y piano, y así lentamentente. En ese momento, ya era más conocida como poeta y artista, por su obra y personalidad. Pero no había un role model, ¿quién podía serlo para Patti Smith? Entonces ella se convirtió en ese ejemplo a seguir especialmente para las mujeres, como también sucedió luego con The Velvet Underground o luego los Dolls. Otras bandas comenzaron a tener cierto nivel de éxito, aunque solo Blondie y Talking Heads tuvieron un éxito comercial de las muchísimas bandas que había.
–Una de las características de la muestra es un gran acercamiento a esa intimidad desordenada e instantánea, en especial entre Debbie Harry y Joey Ramone, una especie de La Bella y la Bestia del punk. Me resultó muy llamativa la foto que están en la cama, abrazados, espantados por la figura del asesino en serie David Berkowitz, el "Hijo de Sam".
-Sí, eran muy buenos amigos. Esa foto fue para una edición de Punk llamada El monstruo conoce la fiesta, en la que hacían de amantes. Cuando Joey murió, Debbie entró en shock. La mayoría no sabíamos que él estaba enfermo, había algún rumor, pero no mucho más que eso. Entonces, estábamos en un memorial en CBGB para un periodista que había llevando adelante la revista New York Rocker, que salía al mismo tiempo que Punk, que era una persona muy agradable y a la que todos querían. Estábamos allí cuando llegó la noticia: "Joey murió". Todos enloquecimos, no lo podíamos creer, fue muy, muy duro. Es difícil de explicar, pero ellos tuvieron una relación muy fuerte y mucha gente no la cree, pero Debbie se relacionaba con Joey porque los dos se sentían como excluidos, incomprendidos. Él tenía ese look freaky, extraño, mientras ella, perfecta, hermosa. En mi opinión, ella se sentía por dentro alienada, al igual que Joey. Se sentían como dos cretinos en su interior, aunque en el exterior eran muy diferentes.
Antes de llegar a Nueva York, Bayley, nacida en San Francisco, vivió en Londres, donde por esas cosas del destino trabajó junto a Malcolm McLaren, quien luego se convertiría en manager de los Sex Pistols, banda considerada responsable de iniciar el movimiento punk en el Reino Unido. En 1978, los Pistols se despidieron de su país –luego de un bizarro concierto infantil en la Navidad de 1977 – y se embarcaron en su única gira por EEUU, que estuvo repleta de controversias ya que tocaron, en su mayoría, en lugares del sur profundo, para un público redneck que los despreciaba. Aquella gira, volvería a unir a Bayley con su ex empleador.
"Recibí una llamada en el medio de la noche: 'vas a recibir un ticket para volar a San Antonio'. Yo no sabía quién me pagaba. Había visto a los Ramones en el Palladium esa noche, un show increíble, así que no tenía dinero, no había máquinas expendedoras, y tuve que pedirle prestados USD 15 a David Johansen de los Dolls, que con el tiempo devolví. Pensé que iba por un show, pero los seguí por el resto del tour hasta San Francisco. Conocía a Malcolm de cuando había vivido en Inglaterra y entonces era un amigo, que tenía su local de ropa, y no andaba en el mundo de la música, ni siquiera le interesaba", comenta.
–Personaje polémico, McLaren. Por un lado, se lo considera como un precursor y, por otro, como el hombre que convirtió al movimiento en algo netamente comercial, en una estética para vender, algo que no era muy punk, ¿está de acuerdo con esa fama?
-No y sí o sí y no. No sé exactamente cómo era la relación con Vivienne Westwood, pero creo que ella se encargaba más del diseño de la ropa. Eso sí, ellos hacían estos diseños antes de la existencia de los Sex Pistols. Comenzaron en el '72, yo trabajé allí en el '73 y no había Sex Pistols aún, ya que surgieron en el '76. La tienda era más como un proyecto de arte, le cambiaban el nombre constantemente: Let it rock, Too fast to live, Sex, Seditionaries y así. Ningún negocio hace eso, lo que buscan es crear una marca y luego abrir otro comercio con el mismo nombre. Malcolm era caótico, tenía sus ideas políticas, y los Pistols surgieron como otro proyecto de arte, no era tanto una banda de rock. Pero cuando fueron al show de Bill Grundy e insultaron en televisión y salieron en todos los diarios, comenzó a ver el poder que causaba solo hacer algo raro, como decir Fuck! Hoy es nada, pero entonces la gente tiraba los televisores a través de las ventanas. Para Malcolm fue algo muy cool, podían usar a la prensa para sus propios propósitos. Creo que es lo mismo que hizo Andrew Loog Oldham con los Rolling Stones cuando era su manager, los Beatles eran los buenos y los Stones, el Diablo. Si orinaban desde un edificio, mejor. Recuerdo un titular en un diario: ¿Dejarías que tu hija se case con un Rolling Stone? Noooooo.
Y retoma: "Creo que más que una banda de rock, para Malcolm eran una herramienta y por eso eligió esas ciudades del sur para el tour, ninguna banda haría eso. No creo que desde su punto de vista viese a la banda como seres humanos, estoy segura de que él tenía sentimiento por ellos, pero eran una herramienta para ser usada. Luego, la banda que, salvo Sid Vicius, era muy buena y tenían un buen disco se sintió muy frustrada al ser usada de esa forma por un propósito que no era el de ellos. Eso de 'vamos a ser la cara del peligro, de lo malo', les gustaba esa controversia, pero creo que querían ser más tomados en serio como una banda y con Malcolm eso no iba a pasar. Eso desembocó en el juicio en que Malcolm declaró que los Sex Pistols le pertenecían. Por suerte perdió, pero era muy raro, como si Brian Epstein se hubiese levantado una mañana y hubiera dicho 'el nombre The Beatles me pertenece, ustedes hagan lo que quieran'. Pero Malcolm decía 'yo creé esto' y de alguna manera era cierto. Era como Frankenstein: creas un monstruo, pero en un punto el monstruo tiene sus propios pensamientos e intereses y, eventualmente, dejará de prestarte atención y va a matarte.
–¿Cómo le explicarías a alguien que no conoce nada del tema qué es el punk?
-La idea del punk es el Do It Yourslef (DIY, Hazlo Tu mismo). No esperar que alguien te diga lo que podés o no hacer, 'oh, no puedes tener una banda porque no tocas muy bien, regresa en dos años'. Es un solo "hazlo, hazlo". El punk no escucha lo que dice la sociedad o el mainstream. Antes de que la revista Punk saliese no se llamaba punk a nada. Era una palabra común, pero no una etiqueta. Cuando la revista cubrió todas esas bandas se las llamó así, pero ninguna de ellas, créeme, quería ser llamada así. Los Ramones querían ser una banda de rock, no querían que les rotularan como punk.
–¿Es entonces el punk una actitud, una filosofía de vida más que una serie de bandas?
– Sí, totalmente. Es una respuesta a la represión dentro de la sociedad. Yo no estudié fotografía, no fui a una escuela y tengo un secreto para revelarte: la fotografía es muy fácil, no se necesita ser un genio. Así que me compré una cámara y comencé a tomar fotos, eso es el punk. Resulta que lo hacía bien, pero yo no me iba a decir 'no soy una profesional, tengo que ir a la escuela de arte por cuatro años para sacar una foto a los Ramones en un callejón porque no conozco la fotografía en profundidad'. Si hubiera hecho caso a eso, debería haber vuelto a California.
–Entonces mientras haya personas que se animen a hacer arte sin la venia de las instituciones, el punk seguirá vivo.
–El punk sigue vivo. No estoy en contra de prepararse, se aprende muchísimo. Pero no deberías dejar que eso te retenga de hacer lo que te gusta, de avanzar. Muchos grandes artistas no estudiaron y en parte lo que se aprende es sobre los materiales, los procesos y el vocabulario que, en mi opinión, en general es pura porquería, pero te ayudar a hacer dinero porque la gente quiere que haya una teoría detrás de una obra. No quiero burlarme de la gente, pero ¿realmente ayuda cuando el artista dice 'cuando tomé esta foto estaba pensando en unir los estilos de Picasso y Modigliani'?' Yo no sabía nada de eso, era muy estúpida con respecto al léxico del arte. Siempre dije: 'Yo solo tomo fotos. No tengo una teoría detrás, ni una filosofía, solo espero que sean buenas'. Y eso, ¡eso es punk!
*Ramones & CBGB-Del Caos a la Cultura
Centro Cultural Borges, Viamonte esquina San Martín, CABA
Hasta el 30 de septiembre
Entrada: $ 180; estudiantes y jubilados, $ 120.
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