Pep Guardiola y el fantástico mundo de la Premier League, en un documental único

“All or Nothing: Manchester City”, disponible en Prime, consta de ocho episodios en que se ingresa al interior del club mancuniano y su camino hasta obtener el torneo local en la temporada 2017-2018. Una invitación para conocer el fútbol europeo por dentro

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En la cumbre de la oferta capitalista de diversión está la Premier League, el campeonato de fútbol de primera división inglés que aúna dos condiciones: una tradición de fútbol de clubes noble e intensa y una inyección de dinero fenomenal en los últimos años. Jeques árabes, magnates rusos y potentados norteamericanos pusieron sus billeteras en un negocio que si bien no garantiza ganancias sí permite un flujo de dinero sencillamente extraordinario, útil para todo tipo de menesteres.

All or Nothing: Manchester City permite asomarse a ese espectáculo de elites desde una perspectiva íntima. Los documentalistas han tenido acceso a la intimidad del vestuario, a las conversaciones (semi) privadas del entrenador, su staff, la dirigencia árabe, los jugadores, los hinchas, entre otros.

Se conjuga el interés por ese mundo inalcanzable con la experiencia de ver trabajar a uno de los entrenadores más importantes del mundo: Pep Guardiola, el catalán que llevó al Barcelona de Messi, Iniesta y Xavi a convertirse en el mejor equipo de la historia. El documental, en ocho partes de aproximadamente cincuenta minutos cada una, cuenta la temporada 2017-2018, que llevó al City a ganar la Premier League con una diferencia de puntos récord aunque con el sabor amargo de ser eliminado de la Champions League por el Liverpool.

Pep Guardiola (Reuters)
Pep Guardiola (Reuters)

El fútbol inglés sufrió dos grandes transformaciones en las últimas décadas. Durante mucho tiempo fue el pasatiempo de las clases bajas, un entretenimiento inseguro, peligroso, con hooligans y exceso de alcohol en las tribunas. En 1989 se produjo el desastre de Hillsborough, en el estadio del Sheffield que albergaba una semifinal de la copa Inglesa entre Liverpool y Nottingham Forest: un apretujamiento de espectadores en las tribunas para asistir de parados que dejó 96 muertos y 766 heridos.

A partir de esa tragedia se reconvirtió el modelo del espectáculo: los estadios pasaron a ser exclusivamente para espectadores sentados, las entradas se hicieron significativamente más caras y las pandillas de hooligans fueron erradicadas. (Esto fue relativamente sencillo ya que, a diferencia de lo que sucede en la Argentina y otros países latinoamericanos, esas barras bravas no tenían vinculación directa con los dirigentes de los clubes o con los partidos políticos más importantes).

Una imagen contundente del colapso en la tribuna de los hinchas del Liverpool en la semifinal de la FA Cup de 1989
Una imagen contundente del colapso en la tribuna de los hinchas del Liverpool en la semifinal de la FA Cup de 1989

La siguiente transformación fue casi inmediata y fue la creación de la Premier League, un modelo de asociación en el que los derechos de televisación comenzaron a jugar un rol fundamental en las finanzas de los clubes. En los 2000 se produjeron los fabulosos ingresos de capital anteriormente mencionados y de esa manera pasó a ser una de las ligas más atractivas del mundo, en el que se conjugaban la nobleza tradicional del fútbol inglés con las perspectivas de comercialización impuestas por el capitalismo contemporáneo.

Dentro de ese esquema, no hay experimento más fascinante que el que Guardiola está desarrollando con el Manchester City. Para los amantes del fútbol, las premisas del Pep son la mejor garantía para el buen juego. Ofensiva continua, protagonismo, posesión de pelota y jugadores de técnica muy elevada garantizan no siempre la victoria, pero sí la posibilidad de que los futbolistas den la mejor versión de sí mismos. Cada partido del Manchester City –como hace unos años pasaba con el Barcelona—se convierte en una justa casi moral. Es la Belleza y el Bien lo que está en juego.

Manchester City
Manchester City

La sorpresa de All or Nothing: Manchester City es la personalidad de Guardiola. Las charlas técnicas son un stand up casi incomprensible y apasionante. Pep da instrucciones a sus jugadores en un inglés torcido y mal armado gramaticalmente pero sobre todo desarrollado a una velocidad supersónica. Combina ideas generales sobre la templanza y el carácter con indicaciones precisas sobre la ubicación de los jugadores, todo en el mismo torbellino vertiginoso. Su empatía con los jugadores es fenomenal: debe haber pocas experiencias más cálidas para un deportista de elite que ser cobijado por Guardiola y su numeroso staff.

Cada capítulo, por otra parte, desarrolla en particular a uno o dos jugadores. La cercanía permite comprobar que más allá de su condición de gladiadores modernos y de ídolos mediáticos, son muchachos excitados por el triunfo deportivo, temerosos de lesiones y derrotas e inseguros de su lugar en el mundo. Millonarios tímidos, triunfadores que sin embargo se tienen que manejar en la mayoría de los casos en una lengua que no es la suya, siendo la del futbolista una profesión en la cual la facilidad de palabra no es una cualidad necesaria ni habitual.

Vincent Kompany celebrando tras anotar un gol en el derby ante el Manchester United
Vincent Kompany celebrando tras anotar un gol en el derby ante el Manchester United

Se destaca el belga Vincent Kompany, un negro alto y rapado, con un cráneo particular. Capitán del equipo desde hace casi una década, Company (también figura del seleccionado belga, tercero en el último mundial) tiene una ascendencia enorme sobre sus compañeros, que lo escuchan con admiración y respeto. El club lo pone en contacto con los niños de su academia a quien les habla, en un fragmento del documental, del ejemplo de Nelson Mandela.

Sin embargo, lo más apasionante de esta inmersión en un club de primerísima categoría mundial es comprobar el nivel institucional. La utilería, las instalaciones, la atención médica, los métodos de preparación física, los medios de transporte aéreos y terrestres: nada no es de nivel superlativo. Es difícil imaginar un ámbito mejor para desarrollar capacidades innatas.

No se pueden mirar las siete horas del documental sin desarrollar una corriente de simpatía enorme para el proyecto Guardiola. Sin embargo, la punta de la pirámide de poder en el Manchester City apenas está sugerida en una comunicación telefónica o en los modales adquiridamente británicos del presidente árabe, que reporta a un jeque, dueño del club pero casi  constantemente en off. ¿Qué clase de persona pone en marcha semejante proceso virtuoso y lo disfruta (o no) en las sombras? Es una historia fascinante la que se muestra y también la que se oculta.

*All or Nothing: Manchester City está disponible (con subtítulos en inglés) en Prime, la plataforma de videos de Amazon.

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