El 19 de agosto de 1839 Francia anunció que había adquirido la patente del daguerrotipo, el sistema desarrollado por Louis Daguerre que consiste en la obtención de una imagen sobre una superficie de plata pulida.
Esa revolucionaria técnica patentada en aquel momento por el estado francés es el antecedente directo de la fotografía tal como se la conoce en la actualidad y la que permite desde hace años inmortalizar todo tipo de momentos: desde el horror de la guerra, hasta la alegría en tiempos de paz, desde los pequeños momentos de la vida privada hasta los grandes acontecimientos de la humanidad.
Aquel hito fue elegido para celebrar el Día Mundial de la fotografía. En un día tan especial, vale la pena repasar la historia detrás de cinco imágenes que retratan momentos clave de la historia universal.
1. La niña del napalm (o el horror de la guerra en primer plano)
"Siempre he querido huir de ese recuerdo. Pero parece que la foto no me deja ir", dijo la protagonista de una de las imágenes icónicas de la Guerra de Vietnam.
El 8 de junio de 1972 un avión de Vietnam del Sur bombardeó con napalm –el poderoso combustible que combina ácido nafténico con ácido palmítico– a la población de Trang Bang.
Entre decenas de personas, se encontraba allí una niña de 9 años llamada Kim Phuc, que luego del ataque debió salir corriendo de su casa porque su ropa se vio de inmediato consumida por las llamas.
El autor de esa auténtica postal del horror es el reportero gráfico Nick Ut, que trabajaba entonces para la agencia Associated Press (AP). Con apenas 20 años, el fotógrafo vio a la pequeña corriendo desesperada por un camino y registró con su cámara ese momento.
"Empecé a ver columnas de humo y mucha gente que salía corriendo. Vi una señora mayor que corría con un bebé en brazos. El bebé había muerto en sus brazos, corría y decía, ¡por favor ayúdenme, por favor ayúdenme!", recordó el reportero en una entrevista realizada en 2006 por la BBC.
"Entre el humo negro vi a Kim Phuc que corría gritando '¡demasiado caliente! ¡demasiado caliente!', y tomé muchas fotografías. No quería que muriera, dejé mi cámara a un lado, la levanté, le di un poco de agua y la llevé en mi auto al hospital para tratar de salvar su vida. Sabía que si la dejaba allí moriría", recordó.
Sin embargo, la publicación de aquella imagen tan dura resultó difícil por la dura política que tenía la agencia con las imágenes de desnudos.
"Cuando mi editor Carl Robinson vio la foto me dijo 'Nick, no podemos publicarla en Estados Unidos, por el desnudo'. Pero esperamos a que llegara el jefe de la oficina, Horst Faas, quien me preguntó que había pasado. Le dije que había habido un ataque con napalm que había quemado las ropas de las víctimas. Cuando Horst vio la imagen de Kim Phuc le dijo a Carl: 'Enviemos esta foto inmediatamente, ahora mismo, no me importa lo que digan'", reconstruyó Ut.
El jefe del fotógrafo no se equivocaba: la imagen tiempo después obtuvo el prestigioso premio Pulitzer.
Con los años, aquella niña se convirtió en un ícono. Pudo recuperarse de las heridas que le dejó la guerra y se convirtió en una activista con la intención de ayudar a los niños víctimas de la guerra. De hecho llegó a ser nombrada embajadora de la Buena Voluntad de la UNESCO.
Entre aquella niña y el fotógrafo, en tanto, se trabó una gran amistad que sigue hasta la actualidad. "La considero mi hija", dijo el reportero gráfico en varias oportunidades.
2. Un beso inolvidable en Times Square
Están rodeados por varias personas sonrientes. En el centro, con el Times Square de fondo, una enfermera y un hombre con uniforme de marinero se besan apasionadamente.
No es un momento cualquiera, se trata del día en el que se conoce la noticia de la rendición de Japón, con lo que se da fin a la Segunda Guerra Mundial y el autor de aquel retrato memorable de agosto de 1945 es el fotógrafo Alfred Eisenstaedt.
"En Times Square durante el día de la victoria, vi a un marinero a lo largo de la calle que agarraba a todas y cada una de las chicas que se ponían a su alcance. Tanto si pudieran ser su abuela, fueran altas, delgadas o viejas, no hacía distinción", aseguró Eisenstaedt años después.
"Fui corriendo atrás mirando por encima del hombro con mi Leica pero ninguna de las tomas que hacía me agradaba. De repente, como un destello, vi algo que se me grabó. Me di la vuelta y capturé el momento justo en que el marinero besó a una enfermera. Si ella hubiera llevado un vestido oscuro jamás me habría dado cuenta. Nunca habría disparado la toma, o si el marinero hubiera llevado uniforme blanco, lo mismo. Realicé cuatro tomas. Fue en apenas unos segundos", detalló el fotógrafo.
La imagen, a los pocos días, apareció en la revista Life y resultó hipnótica para miles de lectores.
Tiempo después de haber capturado aquel momento casual, el fotógrafo quiso saber más sobre los protagonistas de aquella imagen y se puso a buscarlos.
Sin embargo, como suele ocurrir en estos casos, aparecieron varias personas que aseguraban ser el marinero y la enfermera del Times Square. Al menos tres hombres y once mujeres decían ser los retratados.
Eisenstaedt, que como fotoperiodista llegó a producir más de 2500 historias fotográficas y 90 tapas para Life, se encontró con algunos de ellos.
Entre otros, quien afirmó ser la protagonista del retrato es una mujer llamada Greta Friedman, que se reconoció en la década del '70 y se contactó con la revista.
Según se conoció tiempo después, la mujer, que había escapado de la ocupación nazi en Austria, viajó con parte de su familia a los Estados Unidos, donde trabajaba como asistente de un dentista. Es por eso que, según contó, llevaba puesto aquel atuendo con el que se la ve en la foto.
Pero no fue la única. Otra de las mujeres que afirmó ser la protagonista de aquel beso memorable fue Edith Shain, una maestra de Beverly Hills, California.
Más allá de las controversias, aquella imagen sigue siendo vista hasta la actualidad como un símbolo de la alegría que se sintó por el final de uno de los conflictos bélicos más cruentos de la historia.
3. Capa y la saga de "las magníficas once"
Célebre reportero gráfico y considerado como el el fotógrafo que marcó el pulso de la historia visual del siglo XX, Robert Capa, como tantos otros colegas, fue enviado a cubrir la Segunda Guerra Mundial en distintos puntos de Europa y el Norte de África.
De esa época, se popularizaron sus fotografías "movidas" del desembarco aliado en Normandía, el 6 de junio de 1944.
Ubicado en la playa de Omaha, en primer plano se puede observar a un soldado con el agua hasta el cuello, bajo el intenso fuego alemán.
Según contó el fotoperiodista luego en su libro de memorias Ligeramente desenfocado, de las más de cien imágenes que tomó entonces apenas sobrevivieron al revelado once, que pasaron a ser llamadas "Las magníficas once" y están consideradas como el mejor rescate visual de aquel momento.
A partir de aquel gran trabajo, aquellas imágenes le sirvieron al cineasta Steven Spielberg, quien pudo reconstruir los hechos de llamado "Día D" en las memorables secuencias de su película Rescatando al soldado Ryan.
4. Retrato de un hombre solo
Por su impacto y su claro mensaje anti-belicista, la imagen dio la vuelta al mundo. Un hombre solo, parado frente a un imponente tanque de guerra, sorprendió a todos el 5 de junio de 1989, durante las protestas y represión que tuvieron lugar en Beijing y que con los años se conocieron como "La masacre de Tiananmén".
Un grupo de reporteros gráficos, que se encontraba cubriendo la revuelta desde los hoteles del Hotel Beijing, ubicado junto a la plaza donde tenía lugar el foco de los disturbios, capturó aquel curioso instante.
Entre ellos estaba el fotógrafo Jeff Widener, que entonces trabajaba para la agencia Associated Press.
Según contó años después de la toma, en aquel momento pensó que el hombre solitario, que nunca pudo ser identificado, iba a arruinarle la composición de la imagen. Pero de todos modos disparó.
Cuando pudo verla en detalle, el reportero descubrió la potencia de aquella foto: el hombre llevaba en una de sus manos una bolsa, como si acabara de hacer las compras.
Entrevistado en 2014 por el diario español El País, Widener contó que volvió de incógnito al sitio donde tuvo lugar aquella escena.
"La BBC me llevó en secreto a Beijing para grabar una entrevista sobre los incidentes de Tiananmén 20 años después. Decidí alojarme en el mismo hotel que en 1989. Todo estaba más o menos igual que entonces, incluyendo las mismas sillas de bambú en el bar y con la excepción de los agujeros de bala de las ventanas", recordó.
"Antes de la entrevista, di un paseo sentimental hasta la plaza, donde me fijé en una rubia de ojos azules, muy guapa y me puse a hablar con ella. Era Corinna, una maestra alemana que estaba viajando de mochilera", señaló Widener. Aquella mujer, años después, se convertiría en su esposa.
5. Atentado y polémica
No hay humo, ni fuego, ni escombros. Tampoco se ven los aviones que terminaron estrellados contra las Torres Gemelas de Nueva York.
Se trata del retrato de un hombre que decidió saltar al vacío desde la torre norte de aquellos rascacielos, durante los atentados del 11 de septiembre de 2001.
La toma fue realizada por Richard Drew, un fotógrafo de la agencia AP que se encontraba cerca de la zona de la tragedia cubriendo un desfile de modas.
Según relató en una entrevista que le realizó la revista Esquire, cuando recibió en su teléfono celular el llamado de su editor, se tomó uno de los últimos subterráneos que funcionaban por aquellas horas y se acercó hasta el corazón de Nueva York para poder capturar con su cámara los acontecimientos que por esas horas no eran muy claros.
Desde ese momento hasta hoy, la imagen sigue siendo materia de debate porque es de las pocas que muestra el horror de la muerte de una persona en primer plano durante aquellos atentados que conmovieron al mundo.
La toma, que apareció en los principales diarios estadounidenses, fue considerada controversial por algunos, dado que mostraba los últimos momentos de la vida de un alguien que nunca pudo ser identificado.
Años después, para aclarar su decisión, el fotógrafo aseguró: "Esta fotografía muestra cómo afectaron los atentados a las vidas de la gente en esos momentos, y creo que eso explica por qué es una imagen importante. No fotografié la muerte de esa persona. Fotografié una parte de su vida. Eso es lo que decidió hacer, y creo que conseguí inmortalizarlo".
Tal fue la repercusión de la fotografía que en 2006 se estrenó un documental bajo el título The Falling Man que recrea la historia detrás de esta imagen icónica y los debates posteriores a su publicación.
SIGUE LEYENDO: