Por Pablo Méndez Shiff
Parada sobre el escenario de los Billboard Awards con el premio a la Mujer del Año en sus manos en diciembre de 2016, Madonna sorprendió a la audiencia que esperaba un discurso autocomplaciente y autocelebratorio al darles completamente lo opuesto. Les ofreció un relato en primera persona de todo lo que había tenido que atravesar como mujer para abrirse paso, y permanecer, en una industria tan machista como la de la música. En uno de los momentos más fuertes, dijo: "La gente dice que soy controvertida, pero lo más controvertido que hice fue quedarme. Michael no está más. Prince no está más. Whitney no está más. Bowie no está más. Y yo todavía estoy de pie. Les agradezco a todos los que me hicieron la vida más difícil porque me convirtieron en la luchadora que soy ahora. En la mujer que soy ahora". Esto fue varios meses antes del movimiento #MeToo, que sacudió los cimientos de Hollywood. Una vez más, Madonna estaba unos pasos por delante del resto.
La periodista y académica Lucy O´Brien investigó durante años a la reina del pop para un libro que publicó por primera vez en 2007 y reeditó, en una versión corregida y actualizada, hace unos días, como un modo de ir palpitando su cumpleaños número 60 que se celebra hoy. El titulo del libro, Like an Icon (Bantam Press), juega con los títulos de dos de sus canciones más importantes, Like a Virgin y Like a Prayer, y apunta a remarcar que Madonna ya traspasó los muros del mundo pop para convertirse directamente en un ícono global de nuestra cultura.
¿Quién es la mujer que desafió tantas veces a la Iglesia Católica en la que se crió y jugó siempre con esa iconografía para conjugarla con un alegato a favor de una sexualidad placentera? ¿Quién es la artista que fue amiga de George Michael y ahora se codea con Ariana Grande o Miley Cyrus, como una especie de madrina? ¿Quien es la celebridad que dio el discurso más fuerte contra Trump en la Marcha de las Mujeres de 2017? ¿Quién es esa chica que hoy cumple 60 y hace unas semanas celebró sus (primeros) 35 años en la industria?
Así como en sus comienzos Madonna desafió los prejuicios machistas sobre la sexualidad femenina y se abrazó a la comunidad LGBT antes de que fuera cool hacerlo, hoy nos hace pensar acerca del peso del patriarcado a la hora de hablar del envejecimiento en las mujeres. "Cuando leo notas que se preguntan si Madonna está envejeciendo bien, si está actuando de acuerdo a su edad, lo que interpreto es que en realidad quieren que se calle la boca. Para mucha gente, la única manera aceptable de envejecer que tiene una mujer es correrse y no decir nada. Hay que ser flaca, sexy, calladita, y cuando cumplís una determinada edad, te sugieren que dar un paso al costado. Y Madonna, a diferencia de sus colegas hombres, sigue produciendo nueva música, sigue en el centro de la escena y no vive de recuerdos. Está determinada a dar su nueva batalla, que es contra los que nos quieren decir a las mujeres cómo tenemos que ser cuando nos volvemos grandes", dice O'Brien en una entrevista con Infobae Cultura en un barcito del Soho londinense. Y con algo de provocación madonnesca, agrega: "Hoy se va a celebrar su cumpleaños en discotecas de todo el mundo, ¿cuando cumplió años Mick Jagger se hizo algo siquiera parecido? Ni me acuerdo cuándo fue ese día. Y a él nadie le dice que actúe acorde a su edad, que deje de bailar o deje de saltar, o que no salga con chicas más jóvenes".
Al momento de concebir su libro, O'Brien quiso correrse del eje transitado por la mayoría de las biografías escritas sobre Madonna: no le interesaba enfocarse en los chismes sobre su vida sexual ni explorar rumores incomprobables. Le interesaba, en cambio, mirar el proceso creativo detrás de la composición de sus canciones, del armado de sus tours internacionales; mirar, en definitiva, más de cerca su camino como artista.
Con un background en el periodismo musical -trabajó en la mítica New Musical Express y escribió sobre mujeres en el rock y Annie Lennox- y en el feminismo, la autora quiso mostrar el otro lado de Madonna, el lado menos mirado por quienes no le dan el lugar que merece como artista. "Por mucho tiempo se dijo que era una mujer hueca que apenas hacía canciones para bailar y que tenia un talento mediocre. Me parecía inaceptable que, después de décadas en el medio, se siguiera hablando de ella principalmente en términos de sus relaciones. Lleva mucho trabajo crear canciones memorables a través del tiempo. Hay docenas de canciones suyas que recordamos y forman parte de nuestra vida, y eso no pasa con muchos artistas".
En ese camino, la periodista viajó hasta Pontiac, en las afueras de Detroit, el barrio en el que Madonna se crió junto a sus cinco hermanos y su padre, en una familia de inmigrantes italianos católicos. En esos tiempos, cuando aún era Louise Veronica Ciccone, tuvo que atravesar el duelo por su madre. Tenía solamente cinco años y O'Brien dice que allí se produjo una escena constitutiva, estructurante de su vida. "Madonna vio el cajón abierto de su madre, a la que apenas había llegado a conocer, con los labios cerrados. Y supo inmediatamente que no quería morir, que estaba bastante sola, y que no quería ser una mujer con los labios cerrados. Y me parece que esta actitud que tuvo siempre, de ser polemista y generar controversias, tiene que ver con eso".
O'Brien hizo alrededor de ochenta entrevistas con personas que conocieron a Madonna, principalmente en el plano profesional: técnicos de sonido, coautores de sus canciones, bailarines y hasta sus profesores de baile en Detroit y Nueva York. Y también se implicó personalmente en el proceso de escritura. Como una mujer que pertenece a la misma generación y que también fue criada en el seno de una familia católica, la autora atravesó un proceso de transformación. Pasó de considerar que Madonna era una chica superficial que no tenia mucho para decir a ver, a partir del tour de Like a Virgin, que era una mujer que le hablaba como una par y que estaba escribiendo canciones contra el patriarcado de una manera tan sencilla como directa.
"El hecho de que cantara sobre sexualidad, espiritualidad y empoderamiento femenino, todo al mismo tiempo y sobre todo a partir de un disco como Like a Prayer, me hizo dar cuenta de que había algo serio en ella. Había, y hay, una artista que piensa y escribe sobre su persona pública, que reflexiona constantemente acerca de la pérdida temprana de su madre, de su crianza como una chica católica… Después de todo, es una intelectual. Es una artista que lee, piensa y se piensa. Eso ya es bastante original".
¿Se puede considerar que Madonna es una artista feminista? "Por supuesto", responde O'Brien sin dudar. "Aunque es una feminista compleja: como persona pública puede argumentar de una manera muy coherente y muy convincente acerca de la libertad y el poder femeninos. Pensá en canciones como Express Yourself, en What it feels like for a girl, en sus intervenciones públicas… Y en su vida privada, es competitiva con otras mujeres, es algo que está en su naturaleza. Se crió en los 60 sin su mamá, en una época muy conservadora, y, además, la competencia entre mujeres es incentivada como parte del patriarcado".
Una mujer que se crió en los sesenta y que hoy está cumpliendo sesenta. Una mujer que supo decodificar los códigos ocultos que rigen al mundo dominado por hombres para hacerlos visibles, de manera bien directa y bien pop, a millones de personas en el mundo. Una mujer que ayudó a generar muchos cambios (principalmente, en cuanto a la aceptación de las minorías sexuales y al empoderamiento femenino) y que lucha por mantenerse vigente, por no ser dejada a un lado por las nuevas generaciones que hoy disfrutan de muchos de los avances que ella impulsó sin reconocer muchas veces cuál fue su lugar en todas esas batallas.
El trabajo de Lucy O'Brien se ocupa de hacer ese recorrido histórico sin dejar de señalar que Madonna es una artista, una de las más importantes del siglo XX y del siglo XXI, y que debe ser reconocida como tal. No fue suerte, no fueron los cambios constantes de look: fueron su talento, su ambición y su ética de trabajo los que la trajeron hasta aquí.
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