Pablo Maurette, el autor que rescató al Dante y a Cervantes a través de Twitter

Antes del comienzo de la lectura en Twitter de “El Decamerón”, Infobae Cultura dialogó con el autor y profesor argentino que ya convirtió a “La divina comedia” y a “El Quijote” en fenómenos globales a través de la red social del pajarito. Además, el también profesor universitario reflexionó sobre “La carne viva”, su segundo libro de ensayos recién publicado

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Pablo Maurette (Santiago Saferstein)
Pablo Maurette (Santiago Saferstein)

Pablo Maurette nació en Buenos Aires pero desde el año 2004 vive en Chicago donde es escritor e investigador y dicta clases en la universidad. Su nombre creció en popularidad entre nosotros cuando en noviembre de 2017 comenzó a avisar en twitter que a partir del 1 de enero se disponía a leer La divina Comedia, un canto al día. Así fue que casi sin planearlo a largo plazo, su nombre es hoy sinónimo de lectura de los clásicos de la literatura universal, en twitter.

A sus hashtags con los nombres de Dante, Cervantes o ahora Boccaccio se suman lectores nuevos y eruditos. La horizontalidad de twitter logró que no hubiera diferencias entre las opiniones de conocedores cabales y los recién llegados. Encuentros en bibliotecas, lecturas virtuales y reales, dibujantes que a diario suben sus producciones y otros que navegan la web del conocimiento para traer a la charla un cuadro, una canción, un texto que abreva del clásico fueron y son hoy el tráfico habitual de los que no sin miedo al fracaso, se suben a surfear la red.

Este viernes a las 19 hs en la Biblioteca Nacional comienza la lectura colectiva de El Decamerón, agrupado bajo #Boccaccio2018, y compartimos un rato con Pablo para charlar de todo un poco con un pensador joven que se anima a la escritura y que se atrevió a usar las redes para leer en grupo y creó un movimiento mundial.

#Cervantes2018: una de las propuestas
#Cervantes2018: una de las propuestas de Maurette en Twitter

¿Cómo es que surge la idea de leer La divina Comedia?

-La idea había surgido hace tres años, yo tenía otra cuenta de twitter, un fake. Y lo anuncié con ese personaje y cayó en saco roto. Yo lo hice solo y mandé mucha información por medio de esa cuenta y después la cerré y me dio mucha pena porque había escrito mucho allí. En noviembre del año pasado anuncié de nuevo que iba a empezar a leer La divina comedia un canto por día y se empezó a entusiasmar gente muy rápido y ahí mismo se me ocurrió que tenía que haber algo que aglutinase a todos y ahí puse el hashtag y el primero de enero ya eran miles de personas y fue una locura

Y sigue siendo una locura. Hay lectores en todo el mundo

-En todos los países de Latinoamérica, en Italia también. Tal es así que me invitaron a leer el último canto en Ravena. Fue muy especial ese final.

Hubo detractores también.

-Sí, pero fueron muy pocos. Lo que más me sorprendió es que el único motivo que yo hubiera respetado de un detractor sería uno realmente snob que pusiera en cuestión la posibilidad de discutir a Dante en twitter, pero no decían eso. Esta era gente bastante progre que decía cosas como que 'esto se parecía a los libros de Perón y Evita del colegio', como si fuera algo obligatorio. Nunca me metí en esa discusión porque no había obligatoriedad. Después otra persona que me sorprendió mucho salió a decir que 'era toda una pose y que era gente que decía que leía y no leía' y me sorprendió mucho de esta persona porque viene del mundo de los libros. Hubo otros que sugirieron que esto venía desde el gobierno y tenía un sentido de distraer a la gente sobre lo que pasaba. Eso me divirtió, porque se decía que yo estaba cobrando un sueldo del Estado pero no, no me generó plata. Sí me dio muchos nuevos amigos y seguidores. En twitter se generan situaciones de mucha intimidad entre la gente que nunca se conoció y esto produce un acercamiento. Además twitter es como un casino, no cierra nunca. Siempre entrás y hay alguien y entonces siempre había actividad en el hashtag #Dante. Y además twitter es muy horizontal. La gente le escribe a los especialistas y ellos responden y los diálogos son geniales.

Además, Pablo acaba de publicar su segundo libro de ensayos, La carne viva, que es una continuación temática de su primer libro El sentido olvidado, ambos publicados por Mardulce. En sus ensayos, Pablo alterna su erudición y formación académica con su rol docente y resulta entonces una lectura compleja y cargada de referencias y citas a la vez que amable y poco pomposa. Son libros que invitan a entrar y también a salir en busca de todo eso que en ellos se cuenta y que disparan la imaginación y la intriga.

“El sentido olvidado y “La
“El sentido olvidado y “La carne viva” (Mardulce) de Pablo Maurette

¿En qué grado la coyuntura, la historia, determinan el arte?

-Lo determina totalmente. Todo arte está determinado por su coyuntura pero a la vez las cosas que perduran son aquellas que trascienden totalmente la coyuntura. Es decir, todo está anclado en su coyuntura pero si no la trasciende se queda ahí y se olvida porque el arte también tiene que hablar un idioma universal, me parece. Hay una gran discusión en este momento porque hay gente para la cual la historia es fundamental entonces si estudio una novela o una obra de teatro hay que entender muy bien el contexto histórico y el análisis más significativo de una obra es el que la ubica en su tiempo como actor en la historia. Después hay otras corrientes que opinan todo lo contrario

Que vuelven al formalismo ruso…

-Exacto. Y a mí me parece que hay que encontrar un término medio entre los dos. Me parece muy importante el formalismo y analizar línea por línea y palabra por palabra y a la vez hacer un zoom que entra y sale. Salir y verla en su contexto. Perderse en cualquiera de los dos extremos me parece un poco contraproducente.

Que rescatas en esta época. ¿Qué tan presente estás al presente de la producción artística?

-Menos de lo que me gustaría. No estoy muy al tanto de muchas cosas en gran parte por cuestiones de mi trabajo. Me dedico a temas de antigüedad, renacimiento, etc. y preparo clases y tengo que escribir ponencias. Estoy mucho en ese mundo pero siempre trato de tener un pie en lo que se produce ahora. Hay autores contemporáneos que me gustan muchísimo me parecen grandes por ejemplo el húngaro László Krasznahorkai me parece que es el mejor autor vivo. Me gusta mucho el proyecto Knausgaard. Leí una novela impresionante, coreana de Han Kang se llama La vegetariana, muy impresionante. Me gustan autores argentinos, como María Gainza y su El nervio Óptico. Me gusta Pola Oloixarac.

A nivel musical me parece que lo más interesante que está pasando en los últimos 20 años está en el género del rap y del hip hop. El rock me parece que está muerto. Incluso te diría que desde Pink Floyd no hubo nada transformador. La música blanca está muy muerta y lo único interesante que está pasando para mí ahora es en la música popular, no el jazz o lo clásico que son piezas de museo. Y en el cine también me parece que pasa algo parecido. En términos generales tiendo a pensar que vivimos en una era bastante pobre y bastante poco interesante. Quizá sea porque estamos cambiando el paradigma cognitivo debido a las nuevas formas que tenemos de comunicarnos. Tal vez tiene que asentarse un poco eso y de pronto van a empezar a salir cosas nuevas. El arte tarda siempre un poco, mira para atrás, piensa, repiensa y llega un poco después. Las artes plásticas me producen un placer más liviano.

El autor argentino acaba de
El autor argentino acaba de publicar “La carne viva”, su segundo libro de ensayos (Santiago Saferstein)

¿Qué te llevo a escribir El sentido olvidado? a mí me parece que tanto este primer libro como el que acaba de salir La carne viva, son como un primer y segundo tomo de la misma idea. ¿Vos los pensaste así?

-Sí, lo son. El sentido olvidado surge cuando yo estaba escribiendo mi tesis de doctorado que era sobre el sentido del tacto en el Renacimiento y estaba leyendo casi exclusivamente sobre ese tema y después empecé a recopilar un corpus enorme de cosas sobre el sentido del tacto que no eran renacentistas y que no entraban en la tesis. Entonces fue una especie de refugio creativo. Empecé a escribir estos ensayos en español aparte porque la tesis era en inglés. Fue una manera también de volver a mi lengua que hacía mucho que no escribía y de empezar a pensar un poco de otra manera porque la tesis también es un trabajo que tiene su prerrogativa, formato, metodología. Tenés que proponer una idea y defenderla y yo quería salirme de eso. Creo que lo logré un poco más en el segundo libro. El primero me parece que está más cercano a la lógica del trabajo académico. Estos libros me permiten salirme de la idea de que hay que saber todo sobre Homero para poder escribir un ensayo sobre Homero. Así surgió El sentido olvidado y La carne viva es una especia de segunda parte. Primero porque en primer lugar el sentido olvidado es un libro sobre la sutilezas y las distinciones entre lo literal y lo metafórico. La cantidad de metáforas que hay sobre lo táctil y el tacto, sobre las cosas que te conmueven y te golpean, o la cantidad de frases metafóricas, de maneras de decir. Me interesaba ver qué había de literal detrás de estas cosas. Cuando decís que un libro te conmovió, te tocó. Qué quiere decir eso, porque para mí uno lo dice metafóricamente pero también literalmente porque hay una reacción corporal. Entonces la búsqueda de tratar de entender qué es esa reacción partiendo de la base que se dice que el sentido del tacto no es simplemente el contacto entre superficies sino que son miles de cosas, incluyendo esa afectividad.

¿Qué fue lo que te llevo a escribir sobre la carne humana?

-Creo que siempre tuve una pequeña obsesión con el tema porque cuando era muy chico tuve un accidente, tengo una enorme cicatriz en la mano derecha. Se me cayó una estatua cuando estaba aprendiendo a caminar a los trece meses. Y me destrozó la mano y bueno, obviamente no me acuerdo de nada pero siempre está la cicatriz y la memoria tiene que estar porque no perdí el conocimiento y eso quiere decir que me vi la mano en mil pedazos. Siempre me obsesionó la idea de que esa memoria está ahí aunque yo no la pueda recuperar porque yo vi toda esa carne, toda esa sangre, la destrucción del propio cuerpo que son cosas que un niño con suerte nunca tiene que ver, ni un adulto. Todo lo demás se fue agregando sobre esa intuición originaria del cuerpo en pedazos, del cuerpo como algo que es algo más del mundo.

¿Qué es para vos Frankenstein?

-Frankenstein me parece una de las mejores novelas que jamás haya leído. La trato de incluir siempre. Doy un curso sobre lo monstruoso y siempre la leemos. Me parece genial por mil motivos, por el hecho de que muestra los peligros de la ciencia, los riesgos de querer ser como dios, de querer crear, de querer ser creador que también tiene mucho que ver con mi tema de la carne viva en donde hablo la novela en relación con la creación del artificio como una creación monstruosa; pero lo que más me gusta de esta novela es la relación del doctor con la criatura. La filiación que tienen. Bueno, el doctor nunca le manifiesta amor pero al final mueren juntos; cómo es que, a pesar de todo, uno no puede escapar a la intensidad de esas relaciones por mas transidas que estén por la sociedad, por el odio, por el arrepentimiento, esto que los une es tanto más fuerte.

-¿Vos creés que la finitud del cuerpo determina la condición humana?

-Sí. El último ensayo de La carne viva es básicamente sobre eso. La transitoriedad, la finitud. Creo que sí porque es quizá como dice Thomas Mann, la piedra más pesada que echa sobre nosotros el mundo es la convicción de que nos vamos a morir. Es lo más difícil de aceptar y entonces creemos que todo lo que es lindo y agradable lo es a pesar de que se va a terminar. A pesar de saber que nos vamos a terminar. Entonces me interesa tanto esta idea de la estética japonesa, el Mono no Aware, que plantea que no es así sino todo lo contrario, las cosas son lindas y nos hacen vibrar y nos hacen sentir porque se están terminando, porque se van a terminar. Sí, creo que esta finitud nos configura de principio a fin. Y viene acompañada indefectiblemente de melancolía. Pero no es una tristeza destructiva, sino más bien muy creativa, muy productiva. De todos modos en nuestra cultura hay un gran miedo a la angustia, a la tristeza. Hay una necesidad de estar siempre contentos, de pensar de manera positiva y en general somos bastante negadores de la realidad, negamos que lo que sentimos pueda ser triste. Incluso ahora estoy tratando de escribir sobre la idea de que lloramos "de alegría". Cuándo nació esta frase, por qué entendemos el llanto como algo que proviene de la alegría. Esto me parece parte de esta especie de optimismo maníaco. La tristeza es uno de los modos más ricos de la sensibilidad, porque tiene tantas variantes, tantas vetas. Tratar de eliminarlo me parece muy empobrecedor de la experiencia en el mundo.

(Crédito: Santiago Saferstein)
(Crédito: Santiago Saferstein)

En La carne viva hablas de la energía del cuerpo vivo, lo extraño que eso conlleva

-El libro parte de una referencia a una novela medieval árabe llamada el filósofo autodidacta. Se trata de alguien que crece solo en una isla y es criado por una cierva y, cuando el animal se muere, él empieza a tratar de averiguar cómo se murió y el misterio de cómo es que ese cuerpo que antes estaba caliente y era tibio y le daba de comer y lo cuidaba de pronto está duro y frío y ya es una cosa más que un cuerpo y entonces de ahí surge la investigación que recorre todo el libro que es cuál es el misterio que hace de la materia, de la carne muerta, un ser vivo ¿qué es esa chispa, esa energía? ¿Qué hace de la materia carne viva? qué se va del cuerpo, y qué entró en el momento de la concepción. Cuando empieza, cuando termina. Yo no tengo una respuesta para eso. Si fuera religioso diría que es la chispa de lo divino, de Dios. No soy religioso entonces no tengo una respuesta así pero es un misterio, el misterio de la vida y la carne animada. Yo creo que nunca vamos a poder explicar el misterio de la vida.

¿A quién tenías en mente cuando escribiste La carne viva?

-La verdad que me tenía a mí en la mente. Escribo cosas que yo leería. Pensé mucho después que salió el libro en mis colegas en la academia, de hecho ahora salió en inglés, no sé quiénes de ellos lo leerá. Tengo la sensación de que muchos van a decir ¿pero qué es esto? Pero es un libro para cualquiera que le interese pensar en el cuerpo, en la historia. Me interesa invitar a entrar. Me disgusta mucho la oscuridad deliberada de algunos escritores. Si algo es oscuro porque es muy difícil se entiende. Por ejemplo Hegel no trata de ser difícil, los temas que trata lo son. Me molesta mucho esa impostura porque eso está en la base de todos los prejuicios que tiene la gente con respecto al intelectual, que muchos son ciertos ya que como todos los prejuicios tienen una base real, pero esa cosa snob, exclusivista de no dejar entrar no me gusta. Tampoco me considero un populista de la cultura. El hecho es que gran parte de la cultura siempre termina siendo para pocos porque hay que tener tiempo y es así. Me parece muy poco elegante dejar afuera al lector de manera deliberada.

Es cierto que los tuyos son libros que necesitan de un tiempo que va en contra del ritmo en el que vivimos, de la rapidez en la que vivimos. ¿Vos sentís que es así? ¿el mundo de la academia te permite mantener un ritmo más humano?

-Yo sufro en carne propia este tema, sobre todo la distracción, me preocupa mucho. Me parece que vivimos en la era de la distracción. Cuando surgió el tema de la lectura de Dante uno de los motivos fue ese, cómo usar las tecnologías nuevas para la concentración en vez de para la distracción. La parte de la lectura, que es siempre solitaria y recogida, conllevaría la parte de la concentración que viene luego de la distracción en las redes. Es una distracción dirigida y el hashtag #Dante fue el principio unificador para organizar y dirigir la atención.

Sabes que estamos aquí en Argentina en un momento crucial en el que la sociedad está debatiendo la ley de legalización del aborto y tu libro se refiere en parte a eso, a la procreación, al dolor, a la carne viva ¿Cuál es tu opinión al respecto? ¿Cómo lees la discusión?

-Estoy a favor de la legalización ciento por ciento, por muchos motivos. Por motivos pragmáticos, porque ya se practica y nada va a cambiar eso, entonces mejor que se haga en circunstancias en las que se pueda hacer seguimientos, accesible a todo el mundo, que nadie se muera, que nadie tenga complicaciones horribles por hacerlo de manera clandestina. También creo que si sigo con los motivos pragmáticos, en los países en donde se legaliza el aborto cada año hay menos abortos en general, de hecho es la manera más efectiva de combatir el mismo aborto ya que una persona de esta manera puede hablarlo con su familia, puede hablarlo en el hospital, le dan tiempo para pensarlo, si se hace todo como se debe. Por otro lado, no me voy a poner a discutir cuántos meses pero hay un periodo de tiempo durante el cual la decisión está en la madre, en la mujer y tiene que ser así. Esa forma de vida depende ciento por ciento de otro cuerpo y mientras que esa forma de vida no tenga poder de decisión entonces tiene que primar la decisión de la madre. Me molestan varias cosas de la discusión. Veo mucha hipocresía de los dos lados. Para mí el aborto es la terminación violenta de una vida humana y estoy a favor de que sea legal. Pero me parece que hay que llamarlo por lo que es. Tal vez no haya que discutir eso ahora porque la ley tiene que salir pero el tema de que si es vida o no me parece que hay que hablarlo. Es vida, eso va a ser una persona, no un hipopótamo ni una planta. Es un ser humano y es algo violento y horrible y hay muchas maneras de terminar con la vida humana que la ley hoy contempla entonces esta es otra, distinta a todas las demás.

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