Dirty Dancing es una película pop de la década del 80, con bailes coreografiados, canciones para recordar, el cuento clásico del despertar sexual y una metáfora del cambio cultural desarrollado en la década del 60.
La película está ambientada en el verano boreal de 1963, meses antes del asesinato de Kennedy y el enfrentamiento generacional está representado por las diversiones codificadas y anticuadas del establecimiento al ritmo del fox trot y el mambo y las fiestas que desarrolla los trabajadores del resort en la clandestinidad, con negros y latinos contorsionándose y rock and roll en las bandejas giradiscos.
Si está lejos de ser una gran película es porque la resolución de los conflictos a favor de los "nuevos tiempos" es tan codificada e inofensiva como los entretenimientos del complejo de veraneo. Basta con recordar su tremendo hit musical, la canción (I've Had) The Time of My Life, interpretada por Bill Medley and Jennifer Warnes, acaramelada melodía que no incomodaría a los padres de los jóvenes rebeldes de la película.
El argumento es muy simple. Baby (Jennifer Grey) acude con sus padres y hermana al complejo de veraneo Kellerman en la zona de las montañas Catskill, en el estado de Nueva York. El instructor de danza, Johnny (Patrick Swayze), no puede contar en un show con su compañera de bailes habitual por un "inconveniente" que ella tiene y Baby deberá aprender a bailar de manera profesional para reemplazarla. En el proceso de aprendizaje, lógicamente, profesor y alumna se enamorarán.
Lo extraordinario es que el "inconveniente" que sufre la instructora de baile es nada menos que un aborto clandestino. Penny (Cynthia Rhodes), la compañera de danzas de Johnny queda embarazada de un mozo del resort, machista y desaprensivo, que no se hace cargo de la situación. Baby, la heroína de la película, no solo conseguirá la plata para el aborto sino que, ante las consecuencias de haberlo realizado en condiciones no profesionales, recurrirá a su padre, médico, para salvar la vida de Penny (y de paso, desatar una serie de malentendidos que harán que la película llegue a la duración deseada).
Contra lo esquemático y deliberadamente naif de la estética y del contenido de la película, las descripciones del aborto clandestino son crudas y explícitas: "Vino con un cuchillo sucio y una mesa plegable. Los gritos de Penny se escuchaban desde afuera".
No hay en la película la menor condena moral a la chica que quiere abortar ni a quienes colaboran, consciente o inadvertidamente, en su realización. Solo dos personajes quedan señalados negativamente: el hombre que generó el embarazo y el "carnicero" (así lo dicen en la película) que llevó a cabo la operación.
En declaraciones realizadas el año pasado, cuando se cumplieron 30 años del estreno de la película, la guionista, Eleonor Bergstein, dijo que hizo hincapié en que la escena del aborto fuera lo más realista posible. "La gente me decía 'Pero si ya tenemos Roe v. Wade' pero yo sentía por un lado que ese fallo no iba a ser eterno y por el otro que en 1987 ya mucha gente no recordaba lo que era hacerse un aborto de manera ilegal".
El estudio intentó que la escena fuera menos explícita pero la guionista se negó. (Al menos eso declara ella, aunque suena extraño que sea una guionista la que pueda determinar lo que queda en el corte final. De ser cierta la objeción del estudio, es más probable que haya sido el director, Emile Ardolino, el responsable de defender la escena).
Roe vs. Wade refiere al fallo de la Suprema Corte de EEUU de 1973 que extiende el derecho a la privacidad de una mujer a su decisión de realizarse un aborto. Considerando el desarrollo potencial de una persona en el vientre materno, la Suprema Corte diferenció tres trimestres en el transcurso del embarazo, resaltando la preeminencia de los derechos de la mujer a decidir qué hacer con su cuerpo en el primer trimestre. Esa diferenciación temporal es aproximadamente la que sigue la ley que se está debatiendo en estos momentos en la Argentina.
El guión de la película tiene varias referencias políticamente ubicadas a la izquierda del espectro ideológico de Hollywood. Baby está preocupada por las noticias internacionales, en particular por las que se desarrollan en el sudeste asiático, previendo el creciente involucramiento de EEUU en Vietnam. Igualmente forzado pero con cierta gracia es el detalle que el "villano" de la historia, el mozo que se acuesta indiscriminadamente con mujeres en el resort sin responsabilizarse por las consecuencias, le regala a una de sus enamoradas la novela El manantial, de Ayn Raynd, libro muy preciado por los ultraliberales.
Sin embargo, la subtrama del embarazo y aborto de Penny está perfectamente imbricado en la historia y es central a su desarrollo y desenlace. Por otra parte, ante la amenaza de cambios en la composición de la Suprema Corte de los EEUU y retrocesos en los estados más reaccionarios, su previsión de que el fallo de Roe vs Wade no era eterno y de que había que consolidar la memoria de cómo se realizaban los abortos clandestinos parece bastante acertada. A los espectadores argentinos no les recuerda un pasado oscuro sino que describe acertadamente las condiciones de clandestinidad sanitaria en nuestro país.
*Dirty Dancing, EEUU, 100', 1987, dirigida por Emile Ardolino, está disponible en la plataforma Flow.
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