Cientos de lectores se agolpan, gritan, tienen en sus manos libros, cartas, dibujos. Algunos adultos observan sorprendidos, tratan de entender de qué se trata. El centro de atención es Adam Silvera (28), un escritor estadounidense de novela juvenil o YA (Young adults), quien desde su opera prima, Recuerda aquella vez, se convirtió en un referente no solo de este género dirigido a lectores de 12 a 18 años -aunque según diferentes estudios la mitad de los lectores de YA son adultos-, sino también de la comunidad LGBT+ o, como el prefiere llamarla, la "gente queer".
Silvera llegó a Argentina como parte de un "tour sudamericano" que también lo llevó por Chile y que hoy lo llevará a Perú y luego a Colombia, en el que es su bautismo dando charlas y firmando ejemplares lejos de su país. Se lo ve entusiasmado, sonriente, feliz por estar consciente de lo que está atravesando.
"Los lectores son espectaculares, han estado tan emocionados y me encanta estar en un país que valora tanto los libros. He recibido tanto arte de los fan, tantas cartas, dibujos, no sé, muchas maneras de demostrarme todo lo que significan los libros para ellos. Uno puede ver como se les ilumina la mirada cuando hablan de los libros, eso es maravilloso", explica a Infobae Cultura. Y agrega: "Los lectores argentinos me hacen sentir como si fuera una estrella de rock, gritan, son efusivos; eso es algo nuevo para mi y muy especial. Tiene que ver con un amor por los libros que es universal, una pasión global".
Recuerda aquella vez tuvo críticas excelentes y las más prestigiosas publicaciones recomendaron su lectura, incluso llegó a la tan deseada lista de best sellers del The New York Times. Eso, dice, fue un antes y un después.
"Mi vida ha cambiado significativamente, no es la vida de una estrella de rock, pero mejoró en muchos aspectos. Tengo la oportunidad de viajar a otros países y conocer lectores que, por ejemplo, no hablan mi misma lengua y leen mis libros en otros idiomas. Eso es único", explica.
"En mi primera presentación (en la Feria del Libro Infantil y Juvenil de Buenos Aires) vi que el auditorio estaba lleno y hubo un momento en que me dije dije 'estoy en otro país, con lectores que me leen en otro idioma y aún así están muy enganchados'. Son muchos engranajes que encajaron para que esto se transforme en una realidad. Eso es algo maravilloso"
Nació y creció en el barrio neoyorquino del Bronx y su relación con los libros no se corresponde con esa idealización de ratón de biblioteca con la que se suele asociar a los escritores. Silvera es de una generación que tuvo acceso a múltiples plataformas, a múltiples miradas, a las que se denominan 'nuevas formas de lecturas' y considera que las historias son más importantes que el formato.
"Me parece que está bueno absorber historias de cualquier manera posible, sean audiolibros, mirando la tele o películas, cómics o videojuegos. Siempre se trata de historias, esa es la manera de conectarnos. De adolescente no era muy lector, jugaba mucho a los videojuegos y miraba mucha tele y ahora soy escritor, ¿qué tienen en común? Todo se sostiene por las historias. Estuve involucrado con historias desde la niñez, quizá no metiendo la nariz en un libro, pero eso no significa que yo no estuviera aprendiendo cómo desarrollar un personaje o construir un mundo", explica.
Pero su relación con los libros se afianzó a través del trabajo, como cuando fue vendedor de libros infantiles o community manager para una empresa literaria y hasta crítico de novelas infantiles y juveniles: "Ser un vendedor de libros me enseñó mucho de márketing, qué tipos de packaging, las tapas que resultaban atractivas, con qué frecuencia los clientes venían a la librería o si venían a comprar algo que todo el mundo estaba ya leyendo o pedir recomendaciones. Ser crítico me enseñó a identificar las fortalezas y debilidades de una novela. Y estas son cosas que entran a jugar cuando escribo y edito mis libros. Nunca fui a la universidad y era bastante malo como alumno en la secundaria, pero el hecho de trabajar en la industria editorial me dio la formación que yo necesitaba para ser autor. No es algo necesario, pero es un paso que a mi me vino muy bien".
Con tres títulos publicados (Recuerda aquella vez, Solo quedó nuestra historia y Al final mueren los dos, todos con la editorial Puck), Silvera aborda diferentes temáticas que él considera parte de su esencia, la diversidad sexual, la pérdida de un ser querido y la idea de resurgirmiento, pero que se unen en un punto en común: la identidad.
-¿Cuáles consideras que son las fortalezas de tus libros?
-Creo que escribo historias que son súper honestas. Son muy reales con respecto a quién soy o he sido, y eso creo que genera una conexión con los lectores. Entonces, leen algo que es real y pueden sentirlo así, mucho más real que otros libros que hayan leído en el pasado. Muchas de mis historias tienen que ver con gente queer, no hay una presencia de lo queer muy grande en la literatura y si bien está creciendo últimamente todavía no es suficiente. Pienso que muchos lectores son queer o tienen personas queer en su vida a las que quieren y por eso está bueno ver personajes que están atravesando experiencias de la vida real.
–¿Cuál creés que es la importancia de la literatura LGBT+ en esta época signada por profundos cambios sociales?
-La literatura en sí siempre ha sido bastante revolucionaria. Cualquier libro con personajes queer son revolucionarios en sí mismos. El hecho de que hayan sido escritos y publicados es una forma de activismo. Esta es una causa muy importante sobre la que hay que concientizar. No todas las persona que nacieron hace 15 años se sienten identificados o conectados con la identidad queer, muchas personas mayores piensan que es un pecado o algo desagradable. Nadie va a tomar la decisión de ser odiado, el queer es así porque así somos nosotros, es parte de tu corazón. Si bien las cosas mejoraron mucho, todavía falta, la idea es llegar a ese destino.
–Desde tu experiencia, ¿por qué crees que no aceptamos que más allá de todas las diferencias solo somos seres humanos?
-No lo sé. Todos somos humanos y el hecho de que seamos tratados como si no lo fuéramos es algo despreciable. A veces es el resultado de una mala educación, viene de parte de una persona que creció en una casa donde era aceptable odiar a los queer, porque además no tenían personas así a su alrededor. Para algunas personas es bastante difícil, pero al fin de cuentas somos personas como cualquiera y queremos los mismos derechos que los demás. El hecho de que algunas personas nos odien porque buscamos la igualdad habla mucho del odio que ellos sienten, pero no habla de quiénes somos.
–En los últimos tiempo,s no solo la comunidad LGBT+ se levantó por sus derechos, también, en gran parte del mundo, las mujeres comenzaron a tomar las calles por sus propios derechos. En Argentina, por ejemplo, en este momento se está debatiendo la legalización del derecho al aborto legal, seguro y gratuito. ¿Creés que hay puntos en común entre ambos colectivos?
-Cada opresión a la que se enfrenta una persona es circunstancial. La lucha por los derechos de la mujer o la despenalización del aborto no van en paralelo con las cuestiones queer, pero a fin de cuentas todos queremos llevar una vida sana, ser tratados con respecto, queremos ser felices. Ese es el núcleo, la raíz, de cualquier ataque que puedan llegar a sufrir las comunidades marginadas. Es loquísimo que una mujer no tenga derecho a determinar qué es lo que hace con su propio cuerpo y eso habla tanto de un mundo que está dominado por los hombres que quieren silenciar y controlar a la mujer. Los que están en el poder quieren silenciar a la gente queer y a las mujeres, pero nosotros hablamos cada vez más fuerte, estamos del lado correcto de las cosas, lo sabemos de corazón. Inclusive la gente que trabaja tanto para silenciarnos, creo que ellos mismos se dan cuenta que están equivocados, pero ya están metidos hasta el cuello y ahora les cuesta salirse de eso.
–En tu última novela, Al final mueren los dos, dos muchachos reciben el llamado de Muerte Súbita, una compañía que los anoticia que solo les queda un día de vida. Y a partir de una app encuentran ese "último amigo" con el que pasar ese día. Resulta paradójico que los jóvenes recurren a la tecnología para volver a sentirse acompañados cuando es la misma tecnología la que media entre la vida y la muerte…
-Sin lugar a dudas hemos perdido contacto el uno con el otro por los avances tecnológicos. En muchas formas no estamos abrazando momentos más íntimos cuando tenemos la oportunidad, pero al mismo tiempo me siento agradecido por la tecnología porque me permite conversar con lectores de otras partes del mundo que nunca voy a conocer. A todos nos gusta criticar a la tecnología, pero también nos sirve para generar las relaciones que de otra manera no tendríamos. La premisa de Al final mueren los dos se trata de dos chicos que se conocen a través de una aplicación y de otra manera no se hubieran conocido y pasan este día hermoso, esto habla del espíritu que siento con respecto a las redes sociales. Hay personas en mi vida, algunos de mis mejores amigos, los conocí a través de las redes.
– En tus tres novelas la muerte tiene una presencia importante, sea afectando a algún personaje directamente o a un ser querido y siempre se plantea el qué hacemos con esa pérdida o qué podemos hacer antes de que llegue. Una especie de mentalidad Carpe diem, disfruta el día como si fuese el último. O sea, no es una representación de la muerte como el fin, sino como el principio, como un disparador de cambios. Un resurgir, un renacer.
-Lo que me encanta de los libros YA es que pasa por el tema de la reinvención. Una persona pasa por una vicisitud muy profunda y de repente tiene que reelaborarse como resultado de esa experiencia, como la pérdida de un ser querido, una pareja, un padre. La personas que eras antes de esa pérdida no está más, cambiaste, sos otra, y ahora tenés que reconstruir la persona futura que vas a ser. Eso puede ser extremadamente dificultoso, pero es algo necesario y es parte del a vida, estamos constantemente forzados a atravesar ciclos de renacimiento.
–En ese sentido, en alguna entrevista comentaste que escribir te sirvió para vivir todas aquellas situaciones a las que no te animaste o pudiste siendo un adolescente. ¿Esa nostalgia por lo que nunca sucedió es tu propio renacer?
-Sí. Siento que es una oportunidad de verme a mí mismo besando a ese chico que me gustaba y decirle que me gusta. Elaborar mi identidad mientras converso con personas y no sentirme solo con esa identidad que estoy elaborando. A pesar de que no puedo rebobinar, ir hacia atrás y vivir mi vida abiertamente en mi época adolescente, ahora puedo generar novelas que ayudan a otros adolescentes que están averiguando cuál es su identidad y para que ellos puedan verse como personajes de la vida cotidiana.
–Más allá de la literatura, ¿cómo creés que se logra?
-Creo que con mucha frecuencia vivimos sintiéndonos aprisionados por el miedo. No corremos riesgos, no saludamos a la persona que nos gusta, no pedimos perdón cuando tenemos que hacerlo, no hacemos lo que queremos hacer por que tenemos miedo a ser rechazados, tememos perder la seguridad. Esto de "ser razonable". Si querés tirarte en paracaídas, adelante; si querés participar en una experiencia que te da alegría, hay que hacerlo. Me hubiera encantado darme cuenta de eso mucho antes en mi vida y en la novela está esta mentalidad del Carpe diem muy presente.
*Tour sudamericano de Adam Silvera
-28/7: Lima, Perú
2:00 – 2:45pm – Charla en la Fil Lima en la sala Blanca Varela a cargo de Cristina Ramírez y Arnold Camus
3:00 – 4:30pm a Firma de libros en el stand de Ediciones Urano
-Martes 31: Bogotá, Colombia
6:00 PM – Presentación obra y firma de libros
Biblioteca los Fundadores.
Gimnasio Moderno. Termina a las 6:50 pm. Para iniciar firma de libros.
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