Esta maravillosa historia de la vida real que involucra a la dictadura de los Kim en Corea del Norte, el cine y el zigzagueante amor de una pareja a través del tiempo no se conoció hasta el año 2015. Sucedió en la década del 80 y descripta brevemente es así: una pareja compuesta por una famosa actriz y un reconocido director, ambos de Corea del Sur, fueron secuestrados por el régimen norcoreano para que mejoren el cine del régimen. Luego de colaborar un tiempo y realizar varias películas, aprovecharon un viaje al exterior para escapar y finalmente retornar a Corea del Sur. Su relato fue durante un tiempo puesto en duda.
Ella era Choi Eun-hee, una bella actriz surcoreana, muy famosa en el momento en que desapareció subrepticiamente en un viaje a Hong Kong, en 1978. Luego se supo que había sido llevada con un engaño y allí raptada por un grupo de agentes norcoreanos. El era Shin Sang-ok, uno de los directores más populares de su país. Luego de la desaparición de su esposa (de la cual estaba separado en ese momento), viajó a Hong Kong en su búsqueda para sufrir el mismo destino. El responsable de ambos secuestros fue Kim Jong-un, en ese momento, hijo del dictador Kim Jong-il, encargado de la producción cinematográfica de su país y, posteriormente, luego de la muerte de su padre en 1994, el segundo dictador del régimen de Corea del Norte.
La aparición en 2015 de un libro apasionante: A Kim Jong-il Production, escrito por el productor de cine Paul Fischer, hizo conocer los detalles de la historia, más allá de la conmoción que provocó la reaparición de la pareja en 1986. En 2016 se estrenó The Lovers and the Despot, un documental que cuenta la historia con algunas reconstrucciones, muchísimo material de archivo y el testimonio de Choi Eun-Hee. La experiencia de leer el libro de Fischer y luego ver la película nos sumerge en una de las historias más apasionantes del siglo XX.
Como varios de sus colegas dictadores, como Hitler y Stalin, Kim Jong-Il era un cinéfilo entusiasta. De hecho, a pesar del singular aislamiento en el que su padre había llevado a su país, Kim diseñó un sistema para disponer de una espectacular colección de películas. En una escala desmesurada, y antes de que la tecnología lo convirtiera en un asunto popular, Kim fue el primero en piratear películas ilegalmente.
Cada una de las embajadas de Corea del Norte tenía una copiadora de películas. Solicitaban a cada país algunas de las cintas más populares y las copiaban. La copia era enviada a Pyongyang para único consumo de Kim. No solo eso, sino que además, las películas eran dobladas por actores norcoreanos que solo interpretaban algunas partes de las películas de manera que solo el futuro dictador tenía acceso a la película completa. Kim Jong-il llegó a disponer de más de quince mil películas, en su mayor parte de los países de la órbita socialista pero también varias del mundo occidental.
Luego de sus respectivos secuestros, Choi y Shin fueron recluidos en aislamiento. Shin, el director, fue el que peor la pasó, ya que estuvo en cárceles comunes, con presos políticos. Además, intentó fugarse, lo que le generó, ante su fracaso, un régimen más severo y violento. Choi fue tratada como a la estrella que era, sólo que con la movilidad totalmente restringida. Luego de algunos años fueron puestos en contacto el uno con el otro y se les propuso trabajar juntos para darle al cine norcoreano una nueva vitalidad. Choi y Shin no solo aceptaron la propuestas sino que, a iniciativa de su nuevo "amigo" norcoreano, se volvieron a casar.
Hasta ese momento, las películas realizadas en Corea del Norte pertenecían a la peor rama del cine propagandístico: ingenuas y con escasos recursos. Kim Jong-il, que participaba del sistema que generaba constantemente esa propaganda y adoctrinamiento, entendía también que si quería que su producción trascendiera el éxito conseguido con su público cautivo (nunca mejor empleada esa expresión) debería asegurarse la colaboración de gente más profesional.
Choi y Shin se encontraron en una disyuntiva muy interesante. Sus carreras en Corea del Sur ya habían pasado por su mejor momento. Kim les ofrecía filmar casi sin restricciones presupuestarias, siempre que estuvieran en línea con el gobierno y no lo traicionaran escapando. Choi, la bella actriz, cuenta en la película que uno de los momentos más plenos de su vida fue la ovación de una sala llena recibida en Moscú por una de sus películas norcoreanas. Para sus compatriotas de Corea del Sur, la idea de que habían defeccionado voluntariamente y se habían pasado al bando del enemigo se consolidó fuertemente.
Sin embargo, la idea de escaparse nunca se alejó de sus mentes. Como eran conscientes de que iba a ser difícil que les creyeran su relato acerca del secuestro, grabaron clandestinamente algunas de sus conversaciones con Kim, las que demostraban que, más allá de una cordialidad y afecto mutuos, la decisión de ir a Corea del Norte había sido realizada a la fuerza.
La confianza de Kim en la dupla creadora fue tanta que a los viajes a los países socialistas se le sumó la idea de triunfar en coproducciones con países occidentales. En su primer intento con Austria, un viaje a Viena le dio la posibilidad a la pareja de escaparse y pedir asilo a la embajada norteamericana.
Su aparición pública en una conferencia de prensa fue conmocionante. Por otra parte, sus registros de las conversaciones con Kim Jong-il fueron la primera oportunidad de que Occidente escuchara su voz.
Vivieron juntos un tiempo en Los Angeles mientras Shin intentaba hacer una carrera en Hollywood (apenas produjo o dirigió algunas películas de la saga 3 ninjas). Shin falleció en 2006 a los 79 años. Choi murió hace un año, en abril de 2017, a los 92 años. Su viejo amigo y secuestrador, Kim Jong-Iln murió en 2001, dejando en el poder a su hijo, el actual dictador de Corea del Norte, Kim Jong-un. Lo que sobrevivió es la vibración que genera una historia espectacular, en el marco de la Guerra Fría y con el condimento del amor y del cine.
*The Lovers and the Despot, 2016, dirigida por Ross Adam y Robert Cannan, está disponible en Netflix.
El libro A Kim Jong-Il Production, de Paul Fischer, tiene edición en castellano: Producciones Kim Jong-Il presenta… (La increíble historia verdadera de Corea del Norte y el secuestro más osado de la historia), Ediciones Turner, 2015.
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