Steven Pinker: “La izquierda está tan presa de la corrección política que mucha gente reaccionó entregándose a la extrema derecha"

Según el intelectual canadiense, incluso parte del apoyo a Trump proviene de esa decepción con el pensamiento llamado progresista. Al mismo tiempo, sostiene que pese a cierta perspectiva pesimista, los números indican que el mundo está mejorando. “La tendencia general es ampliamente hacia la democracia”, aseguró

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Steven Pinker. (Rose Lincoln – Harvard University)
Steven Pinker. (Rose Lincoln – Harvard University)

¿Son tiempos para el optimismo? Steven Pinker (Montreal, 1954) sostiene que sí. Y que sostener esa postura, esa defensa, no es en desmedro de la realidad. Al contrario: es dar cuenta de ella para mejorarla desde la racionalidad. En una entrevista con El Confidencial, el psicólogo y lingüista canadiense de Stanford, el MIT y Harvard aseguró que, como sociedad, "necesitamos un mensaje más convincente sobre la realidad del progreso y la posibilidad de mejora de parte de los políticos, los líderes y los periodistas".

Su último libro es En defensa de la Ilustración: por la razón, la ciencia, el humanismo y el progreso (Paidós, 2018), y allí ensaya una argumentada posición en pos del devenir histórico. Sus detractores lo acusan de ser poco realista, de no dar cuenta de que el mundo está en llamas, pero ¿realmente el mundo está en llamas?

"Yo fundamento los argumentos que sostengo con datos e historia para que la gente que no esté de acuerdo pueda cuestionarlos. No lo hago a partir de dogmas, doy razones por las cuales mis propuestas deben tomarse en serio. En realidad, la izquierda académica me ataca habitualmente porque considera que soy de derechas. No soy políticamente ortodoxo, es verdad. Me opongo a la política identitaria, la corrección política y la idea de la justicia social como una guerra, especialmente en el contexto de la vida universitaria liberal estadounidense", explica.

Contra el pensamiento deprimente

"La gran mayoría de la gente que votó a los partidos populistas no ha leído mis libros", dice el autor de El instinto del lenguaje, Cómo funciona la mente, Palabras y reglas y La tabla rasa, y enseguida agrega: "En el pasado han existido políticos de mucho éxito que han conseguido el liderazgo en sus sociedades democráticas con un mensaje de optimismo, como Obama que fue elegido dos veces y tenía un índice de aprobación muy alto cuando dejó el cargo, y como en la derecha estadounidense Reagan, que hizo campaña con un discurso optimista. Un político hábil puede triunfar con un mensaje positivo".

“En defensa de la Ilustración: por la razón, la ciencia, el humanismo y el progreso” (Paidós, 2018)
“En defensa de la Ilustración: por la razón, la ciencia, el humanismo y el progreso” (Paidós, 2018)

Para Pinker, el mensaje negativo que mucha veces prima en los medios en busca del click ya no va más. "Sabemos que un número alarmante de personas se está alejando del periodismo mayoritario y convencional —argumenta—, y una de las razones que aducen es que las noticias les parecen demasiado deprimentes. No está claro en absoluto que la cobertura incesante de lo negativo esté maximizando el número de lectores. Hay un movimiento cada vez mayor en el periodismo a favor de una cobertura positiva y constructiva. No me sorprendería si una cobertura más equilibrada aumentase el número de lectores si se hiciese bien".

En 2011 publicó el libro que, como suele pasar con este autor, generó una gran polémica. Se llama Los ángeles que llevamos dentro. El declive de la violencia y sus implicaciones y allí da cuenta, a partir de datos y estadísticas, del descenso de la guerra, los delitos violentos, la esclavitud, el racismo y la violencia sexista. "Los datos que aporto muestran el descenso del índice de muertes en la guerra después de 1945", agrega Pinker, quien está a favor de una renta básica universal.

¿Y en la economía? "No hay un estancamiento económico —explica—, de hecho el ritmo del crecimiento económico ha aumentado con Obama y también con Trump. No solo ha habido un enorme crecimiento económico desde 1970, sino que ha sido especialmente espectacular en el mundo en vías de desarrollo donde la pobreza extrema ha caído más de la mitad en las tres últimas décadas. Las clases medias occidentales no están en una situación peor. El ritmo de crecimiento no ha sido tan rápido como en el resto del mundo, pero no ha empeorado."

"El mundo no es cada vez más autoritario. Si pensamos en la década de 1970, España estaba controlada por un gobierno fascista, y no fascista en el sentido en que lo usamos hoy en día para señalar a cualquiera que esté a mi derecha, sino literalmente fascista, como Portugal, como la mayoría de Latinoamérica y del sureste asiático. La tendencia general es ampliamente hacia la democracia, aunque hay presiones hacia el fascismo en países como Hungría, Polonia y Turquía. Macron y Trudeau no son excepciones de nada, quizás los gobiernos autoritarios de derechas sean las excepciones", agrega.

¿Fin del populismo?

El populismo es un tema que le interesa particularmente. Según ha explica, esta tendencia necesariamente mermará: "No sé cuál será el futuro, pero hay varias razones para pensar que el populismo autoritario no será la dirección general". ¿Por qué? "Es más popular entre las generaciones más viejas que entre las más jóvenes. Y, al contrario de lo que se piensa, la gente tiende a mantener sus valores políticos a medida que envejece. Así, a medida que cambie la población, el atractivo del populismo descenderá en lugar de aumentar", explica.

Steven Pinker. (Rose Lincoln /Harvard)
Steven Pinker. (Rose Lincoln /Harvard)

"La segunda razón —continúa— es que el populismo se concentra más en zonas rurales que en zonas urbanas, y hay una tendencia general hacia la urbanización que lo hará retroceder. La tercera es que el populismo es menos popular entre la gente con más estudios, y otra tendencia a largo plazo es que la gente va a tener más estudios. Y, por último, hay algunos procesos globales que exigirán necesariamente una cooperación internacional, como el cambio climático, el terrorismo, las pandemias y los beneficios económicos del comercio, que harán que la gente y los países acudan a otros países para buscar soluciones mutuamente beneficiosas, aunque hayan sido tentados por el nacionalismo y la insularidad".

Respecto al panorama social en el mundo, su mirada trata de suavizar o, mejor dicho, salirse del lugar común de pánico. "La inmigración es uno de los elementos que han contribuido al auge del populismo, especialmente en el contexto de unos ataques terroristas muy mediatizados, que han creado un enorme temor entre la gente ante el terrorismo, concretamente ante los inmigrantes musulmanes. Pero esos temores son exagerados, el terrorismo mata a muchas menos personas en comparación con la criminalidad callejera, su naturaleza tiene un efecto exagerado sobre nuestros miedos y nuestras percepciones", dice.

En ese sentido, completa: "También es verdad que ningún país puede tener fronteras abiertas y mantener su contrato social mediante el que la gente se siente parte de una sola comunidad. Tiene que haber un equilibrio".

Derechas e izquierdas

"No estoy vaticinando el declive del populismo", se defiende, "pero es una razón para pensar que las fuerzas a largo plazo van a hacer que retroceda. Trump es el resultado de un movimiento radical de derechas. Ha conseguido apoyo de la extrema izquierda, entre personas que están muy convencidas de que las instituciones modernas han fracasado y que no hay ninguna esperanza de que se puedan reformar, y piensan que cuanto más rápido se hundan y sean sustituidas por algo diferente, mejor estará la sociedad. Ese radicalismo es común a la extrema derecha y a la extrema izquierda".

"Aunque el número de personas de izquierdas que votaron a Donald Trump es probablemente pequeño, el número de personas desanimadas por haber votado a Clinton es probablemente más grande. Por ello pienso que la izquierda ha desempeñado un papel en la elección de Trump", asegura.

Steven Pinker. (EFE)
Steven Pinker. (EFE)

Aunque su análisis no es sólo político, mucho menos se reduce al ámbito electoral. A lo que Pinker se refiere es a una manifestación del orden cultural: "La izquierda está tan presa de la corrección política, por ejemplo en las universidades, que mucha gente reaccionó entregándose a la extrema derecha. Hay verdades que no se pueden decir en círculos liberales y de izquierdas. Gran parte de este apoyo de la vieja derecha en Estados Unidos procede de personas decepcionadas por la ortodoxia de la izquierda universitaria. He visto eso, ante mi espanto, en algunos de mis antiguos alumnos, cómo personas inteligentes pueden reaccionar ante el dogma de la izquierda abrazando el dogma de la derecha".

Aunque no todo es color de rosa

Sin embargo, no todo es color de rosa. Hay temas que requieren ver cuán mal estamos parados frente a ellos. Por ejemplo, la salud. "Las noticias de la biotecnología y de la medicina son desalentadoras", asegura, ya que "hay innumerables promesas de mejoras drásticas de la salud que proceden tanto de los antioxidantes, como de los stents o de la sustitución de hormonas. Esas terapias son a menudo decepcionantes".

"El cuerpo humano es asombrosamente complejo de una manera que estamos muy lejos de entender (…) La evolución no opta por la longevidad, sino por el vigor. Habrá mejoras en la esperanza de vida, pero dudo que sean exponenciales", agrega.

Por otro lado, el cambio climático y, por consiguiente, el debate al respecto. Pinker asegura que si "estuviese menos politizado, habría razones para creer que podríamos progresar más en la lucha contra él. No es lo que estamos viendo en Washington hoy en día".

 

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