Tenía 21 años John Ronald Reuel Tolkien —J.R.R. Tolkien para el mundo— cuando corría por los pasillos de la Universidad de Oxford para llegar a clase a tiempo. El retraso se debía a que dedicaba muchas horas a sus estudios lingüísticos y luego, llegada la noche, se desvelaba escribiendo sus Historias perdidas y dibujando en The Book of Ishness, un gran álbum en el que pintaba imágenes abstractas con acuarelas.
Era el año 1913 y el autor británico aún estaba lejos de la publicación de El señor de los anillos, la saga que comenzó con la salida de El hobbit, en 1937. Hoy, todos aquellos tesoros, más cientos de otros, regresaron a Oxford, Inglaterra, a la muestra Tolkien: creador de la Tierra Media, que permanecerá abierta hasta octubre.
La exposición, situada en las bibliotecas Bodleian, propone un viaje no solo a los libros del escritor, sino también a su vida privada, a la relación con su familia y hasta con los admiradores. Sus cuadernos, su caja de cigarros, su maletín, 5 pipas y sus acuarelas son solo una pequeñísima parte de la exhibición que contiene manuscritos, obras de arte, mapas, cartas y muchos más objetos.
"Lo que queríamos mostrar es el trabajo original de Tolkien, desproveerlo de las interpretaciones ahí donde empezó. Estimo que al menos 200 objetos de la exposición, que llevó cinco años organizar, nunca fueron mostrados en público antes", explicó Catherine McIlwaine, curadora de la muestra y archivista de Tolkien en la biblioteca.
Richard Ovenden, responsable de Bodleian, una de las más antiguas de Europa, explicó: "Tolkien siempre fue un fenómeno mundial, incluso cuando estaba vivo. Y somos en realidad la única biblioteca que puede hacer esto, porque tenemos, por lejos, la mayor colección de material de Tolkien".
El eje principal, lógicamente, es El señor de los anillos, del que hay originales que Tolkien escribió y reescribió durante años. Entre las curiosidades se encuentra cómo se las ingenió para escribir durante la escasez de papel luego de dos guerras mundiales y, cuando descubrió los lápices de colores y abandonó las acuarelas de su juventud.
Por otro lado, además de fotografías de su época en Oxford, la muestra recorre, por ejemplo, su participación en la Gran Guerra, a través de una pequeña cartera que solo contiene dos imágenes, las de quien fuera su amor adolescente y eterno, Edith Mary Bratt, que era lo único que llevaba encima en la trinchera.
Durante la contienda, perdió a la mayoría de sus amigos, y para McIlwaine esa experiencia fue crucial para terminar de convertirse en autor: "A veces tengo la sensación de que si hizo todo lo que hizo fue porque se sentía culpable por seguir vivo". De hecho, su verdadero viaje por la Tierra Media y la escritura de El silmarillion —publicado de manera póstuma— comenzaron durante la contienda militar.
Entre las fotografías de finales de los sesenta aparecen piezas con pintadas contra la guerra de Vietnam, con leyendas como "Bilbo Baggins Vive" y chapas fluorescentes que llamaban a "Apoyar al hobbit local" o pedían a "Gandalf para presidente".
Tolkien no solo fue un prolífico y dedicado escritor, también utilizaba mucho de su tiempo en contestar la correspondencia que le llegaba, incluso si el remitente creía que le escribía a Santa Claus.
Es que, para sus hijos, Tolkien fue Santa Claus o Father Christmas por años. "Disculpad, es que en el Polo Norte, hace demasiado frío", se justificaba por el pulso tembloroso de las misivas procedentes de la Christmas House —Casa de Navidad—. En la muestra, pueden verse varias de estas cartas, dadas en préstamo por su tercer hijo, Christopher, quien además aportó el escritorio y la silla de su estudio, desde los que creó sus mundos fantásticos.
"Querido John: He oído por ahí que le has preguntado a tu padre cómo soy y dónde vivo. Así que me he dibujado y te he dibujado mi casa para que lo veas. Cuida mucho de los dibujos. Salgo para Oxford en breve, con un montón de juguetes, y creo que hay alguno para ti. Espero llegar a tiempo", escribió en otra.
Una de las características más asombrosa de Tolkien, explica McIlwaine, es que "parecía tener tiempo para todo. Adoraba a sus cuatro hijos. Pasaba muchísimo tiempo con ellos. Y estudiaba sin parar para ser el mejor en su campo. Y por las noches, escribía. Le llevó 12 años completar El señor de los anillos".
Entre otras misivas destacadas de la exposición se encuentran la que le envió un adolescente Terry Pratchett —célebre autor británico de fantasy y ciencia ficción- o la de la hija del presidente de EEUU Lyndon B. Johnson desde la Casa Blanca en la que le decía: ¡Me ha encantado El hobbit! ¡Voy a recomendárselo a todo el mundo!", o incluso el marido de la cantante Joni Mitchell, Chuck, que consistía en la letra de la canción "I think I understand", inspirada en El hobbit.
Pero sin dudas, una de las más simpáticas es la de un niño de 12 años llamado Sam Gamgee, que le pregunta por qué había llamado al ayudante de Frodo con su mismo nombre y apellido.
Finalmente, los organizadores anunciaron que la gran megamuestra sobre Tolkien también se realizará en Nueva York y en París.
(Con información de AFP y Reuters)
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