Es el escenario de varias postales, una construcción imponente y también el fondo de incontables selfies de los siete millones de turistas que visitan el lugar al año. Sin embargo, ese monumento emblemático de la India, considerado una de las Siete Maravillas del Mundo, tiene un origen secreto, fruto de una historia de amor que combina romanticismo, realeza, cifras astronómicas de dinero y una muerte trágica.
Según cuentan los cronistas cortesanos, en 1607 el príncipe Yurram, que con el tiempo llegaría a convertirse en Shah Jahan y a ser la cabeza del poderoso imperio mogol que reinó entre los siglos XVI y XIX en los territorios actuales de India y Pakistán, entre otros, coincidió en una tienda con una joven impactante. Ella, que se presentó ante el saludo del hombre como la princesa Arjumand Banu Begum, se estaba probando un costoso collar de diamantes.
Impactado, el príncipe se ofreció a pagar la joya y se dispusieron a conversar un buen rato. Varios coinciden en señalar que en ese momento se dio el "flechazo" que los uniría, sin saberlo entonces, para siempre.
Ocurrió que los jóvenes no se volvieron a ver por varios años, tiempo en el que él, futuro emperador, contrajo matrimonio con varias mujeres tal como le permitía la ley musulmana. Sin embargo, no podía olvidarse de Arjumand.
Cinco años después de aquel encuentro casual, finalmente pudieron dar el sí. Las crónicas hablan de una boda de ensueño, que tuvo lugar en la localidad de Agra, donde en la actualidad se erige el Taj Mahal.
Fue el 20 de mayo de 1612, fecha elegida por distintos astrólogos porque, de acuerdo a sus creencias, llevaría felicidad y prosperidad al matrimonio. En aquel momento, pese a que el príncipe tenía otras tres esposas, a Arjumand la designó como Mumtaz Mahal, es decir "la elegida del palacio". De hecho fue su gran amada y la única mujer con la que tuvo hijos.
En 1627 Yurram finalmente se convirtió en emperador y la vida conyugal continuaba muy feliz. Tanto que viajaban juntos por el imperio y la mujer la acompañaba en sus campañas militares.
"Mumtaz Mahal fue descrita como una mujer cálida, sin aspiraciones políticas, que solía intervenir a favor de los pobres y desamparados. En cuanto a su apariencia, los poetas y artistas glorificaron su belleza, gracia y compasión", señaló la revista National Geographic.
Pero aquella felicidad se terminó repentinamente. En 1631, mientras la mujer acompañaba a su esposo en una visita de campaña, su salud empezó a dar muestras de un deterioro inesperado.
Durante su agonía, Mumtaz le pidió al emperador que, si llegaba a morir, construyera para ella una tumba, que se casara nuevamente y que fuera bondadoso con sus hijos. También le hizo prometer que visitaría su sepulcro una vez al año, ante el aniversario de su muerte.
Arjumand falleció poco después cuando estaba dando a luz al decimocuarto hijo de la pareja, una niña a la que llamaron Gauhara Begum.
El dolor que le provocó la muerte de su esposa a Shah Jahan fue tan grande que distintos cronistas afirman que durante ocho días el monarca no salió de su habitación. Deprimido, tampoco hizo grandes apariciones públicas durante un año.
Mientras tanto, se propuso cumplir el pedido de su mujer. Para eso mandó a construir el mausoleo al que serían enviados los restos de Mumtaz en la ciudad Agra, donde se encontraba el Palacio Real. Quería que su amada fuera sepultada en la tumba más hermosa y más impactante del mundo.
Así fue que, tras más de dos décadas de obras, vio la luz el Taj Mahal (según los expertos, la palabra "taj" proviene del persa y significa "corona" por lo que el nombre del fastuoso monumento podría traducirse entonces como "la corona de Mahal", en honor a la princesa fallecida).
Se estipula que para la construcción fueron convocados los mejores expertos, que trabajaron más de 20 mil obreros y que el emperador gastó más de 50 millones de rupias en el homenaje a su esposa.
Pese a que el predio en realidad contiene una gran cantidad de edificaciones, el mausoleo donde fueron enviados los restos de Mumtaz es uno de los más imponentes, con mármoles y 28 tipos diferentes de piedras preciosas, incluyendo diamantes.
La vida de Shah Jahan no volvió a ser igual luego de enviudar. Tampoco su reinado, que terminó muy cuestionado por los excesivos gastos destinados para la construcción del Taj Mahal. En 1658 lo sucedió uno de sus hijos luego de una ardua disputa entre los posibles candidatos a encabezar el imperio.
Shah Jahan se recluyó entonces en el Palacio Imperial hasta que murió, en 1688. A contramano de lo que señalaba la tradición, el sucesor del emperador decidió que Jahan fuera sepultado junto a su esposa, en la sala principal del Taj Mahal que en la actualidad visitan miles de turistas.
Hace 35 años, en 1983, la Unesco declaró lugar como parte del Patrimonio de la Humanidad y lo consideró "una joya del arte musulmán de India y una de las obras maestras del patrimonio mundial admiradas universalmente". Para los más románticos se trata, más bien, de una de las muestras más cabales de amor eterno.