Corría el año 2012 cuando Philip Roth, el gran escritor estadounidense fallecido este martes a los 85 años, anunció que no volvería a publicar libros.
"Estaba equivocado. La lucha con la escritura terminó. Realmente es un gran alivio, algo cercano a una experiencia sublime, sólo tener la muerte como preocupación", dijo entonces.
Aunque ya no escribía, el autor de "Pastoral Americana" seguía siendo un lector incansable, según reveló en su última entrevista, concedida en enero de 2018 al diario The New York Times.
"Leer ha tomado el lugar de escribir, y constituye la mayor parte, el estímulo, de mi vida pensante", explicaba Roth. "Extraña o no tan extrañamente", según decía, leía ya no tanto narrativa, sino Historia.
En esa nota contaba además que no se arrepentía de la decisión de retirarse y que no extrañaba la escritura.
"Había hecho mi mejor trabajo y que cualquier otra cosa sería inferior", consideraba, porque "ya no poseía la vitalidad mental, ni la energía verbal o la forma física necesarias para construir y mantener un largo ataque creativo de cualquier duración sobre una estructura tan compleja y exigente como una novela".
"Todos los talentos tienen sus límites: su naturaleza, su alcance, su fuerza; y también su final, un periodo, un ciclo de vida…", agregaba Roth. "No todos pueden ser fructíferos para siempre".
Tampoco, al igual que su alter ego literario Nathan Zuckerman, había perdido la mirada mordaz y aguda sobre sí mismo.
"En solo unos meses dejaré la ancianidad y entraré en la ancianidad profunda: cada día cayendo aún más hondo en el temible Valle de las Sombras. Ahora es sorprendente estar todavía aquí al final de cada día. Meterme a la cama por la noche, sonreír y pensar: 'Viví un día más'", decía sobre la vejez, con una mezcla de gratitud e ironía. "Y luego es sorprendente despertar ocho horas después, ver que es la mañana del día siguiente y que sigo aquí: "Sobreviví otra noche". Pensarlo me hace sonreír otra vez. Me duermo con una sonrisa y me despierto con otra. Me encanta seguir vivo. […] Ya veremos cuánto me dura la suerte", contaba el aclamado autor, uno de los poquísimos estadounidenses en ser incluidos en la colección "La Pléiade" de la prestigiosa editorial francesa Gallimard.
Con esa misma lucidez analizaba la actualidad de su época.
Desde Trump, "un fraude masivo, la suma perversa de sus deficiencias, desprovisto de todo excepto de la ideología hueca de un megalómano", hasta Estados Unidos, un país del que "nadie que conozca podría haber imaginado la catástrofe del siglo XXI" que lo azotaría y, un tema ineludible para un escritor que exploró como ningún otro la sexualidad masculina, los escándalos sexuales en Hollywood.
"Me he adentrado no solo en la mente masculina, sino también en la realidad de esos impulsos, cuya presión obstinada y persistente puede amenazar el raciocinio, esas necesidades a veces tan intensas que incluso pueden experimentarse como una forma de locura", explicaba Roth en su última entrevista. "En consecuencia, ninguna de las conductas más extremas sobre las que he leído últimamente en los periódicos me ha sorprendido".
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