Hoy ya nadie quiere a los billetes de dos pesos en Argentina. O casi. Llegada su fecha de defunción por parte del Banco Central, aquellos que aún guarden algunos saben que ya no poseen nada de valor, solo un papel.
Sin embargo, ese papelito azul sigue siendo esencial para el artista Sergio Díaz, que los convirtió en lienzo para un trabajo preciosista y preciso, como el de recrear los rostros de personajes y personas a las que admira. Díaz, asegura, recibe los billetes con una sonrisa. Los recibe para hacer arte pop, a través de una disciplina que se llama Money Art, y que tiene referentes en todo el mundo.
En Argentina, muchos habrán visto las intervenciones en estos billetes con personajes populares, como Walter White, de Breaking Bad, o incluso Ricardo Caruso Lombardi, polémico DT de fútbol. Pero en esos casos, el dibujo se realizaba por sobre el rostro de Bartolomé Mitre. Pero lo que produce Díaz es otra cosa o, mejor dicho, más que una intervención, es una revalorización de un objeto que cayó en desgracia, sin valor nominal.
"Vengo trabajando esta serie hace un año. Fue un escape a lo que venía haciendo, sin pensar tanto en el qué decir, qué hacer, el discurso, y los tantos etcéteras que nos encontramos a veces a la hora de hacer una obra", explica Díaz vía mail a Infobae Cultura, desde Salta.
Para el artista todo comenzó como una cuestión lúdica, pero derivó en una tarea con tintes románticos: "Quería pintar personajes de películas, series y cómics que me gustan. Lo de usar los billetes fue una idea que se fue resignificando. Ya conocía toda esta cuestión de intervenir billetes que se dio años atrás, también sabía que varios artistas lo habían hecho. Se fue resignificando porque cuando empecé era para revalorizar en cierta forma ese papel moneda devaluado y ahora hay otra cuestión, un poco más poética creo. Es la idea de que estos billetes que he pintado, que han pasado a otras personas y en muchos casos han sido enmarcados, se salvaron de desaparecer".
Con respecto a la técnica, primero dibuja con birome y después utiliza pinturas acrílicas. "Trato de que sean lo más fiel posible. Son técnicas que me gustan por lo simple, que están al alcance de todos, no necesitás materiales especiales. Además por el trazo te permite llegar a un nivel de detalles que busco en mis trabajos, podés trabajarlo como si fuera un lápiz y, de acuerdo a la presión y tramado que se haga, se van generando las sensaciones de luz y volumen. Al mismo tiempo, tiene su contra, al ser una tinta, el margen para equivocarse es mínimo".
Esa fidelidad se tradujo en que las personas empezaran a acercarle algún billetito "de manera desinteresada" para que haga su arte. Así, comenzaron a llegarle pedidos de desconocidos y hasta una invitación para incluir algunos de sus trabajos en una publicación con artistas extranjeros que practican la misma técnica.
Díaz es un fanático de los cómics y la ciencia ficción. En sus primeras obras solo deseaba "compartir una afición por las figuras coleccionables y la fotografía". Eso se tradujo en imágenes con action figures, o simplemente "muñequitos", como los llama, en situaciones que "casi siempre hacían referencias a obras de arte o algunas un tanto ridículas, cómicas".
En su cuenta de Instagram, además, se pueden apreciar otros trabajos. Como la de los Ángeles Arcabuceros contemporáneos, inspirada en los cuadros de santos que los colonizadores obligaron a pintar a artistas de los pueblos originarios. "Se pintaron en Latinoamérica, y son los únicos en la iconología cristiana que portan armas de fuego y llevan alas de colores. Los conocí por primera vez en una iglesia de Jujuy, en Uquía, y me impactaron desde lo visual pero sobre todo por lo que representan, lo que trasmiten".
Una técnica en crecimiento
Esta técnica no debe ser confundida con el Artmoney, el proyecto del danés Lars Kræmmer, que plante la creación de obras de arte originales del tamaño de grandes billetes de banco (12×18 cm) y con un valor fijo de Kroner danés 200 (alrededor de USD 33 o € 27) y que tiene otros usos.
No solo es una pieza en sí atractiva para coleccionistas, sino que también puede ser utilizada como moneda alternativa en algunas tiendas y estudios de diferentes artistas alrededor del mundo. Se estima que desde su creación, en 1997, ya se emitieron más de USD 2000 millones de este tipo de divisa.
El Money Art llegó para quedarse, siendo Venezuela uno de los países de la región con mayores exponentes. Quizá el más conocido es José León, quien en 2016 comenzó a través de su cuenta de Instagram una "protesta artística" bajo el hashtag #venezueladevaluada. Desde su taller en San Cristóbal, fronteriza a Colombia, explicó a diferentes medios como las redes le sivieron para conseguir clientes en el exterior que llegan a pagar 20 dólares por una pieza: "Con un poco de corrector y marcadores puedo revalorizar mi moneda en casi 5.000%", dice.
Pero el Money Art no solo se produce en países donde la devaluación de la moneda convierte a los billetes en material desechable. Este tipo de arte se practica mucho en Europa, donde la moneda no suele ser depreciada, con técnicas que van desde el collage hasta el stencil de varias capas.
Uno de los artistas más reconocidos es el inglés Lewis Bannister, uno de los precursores y que desde su plataforma vende sus intervenciones en USD 100 y que ya cuenta con varias series agotadas. Por su parte, la también británica Louise McNaught es una reconocida artista plástica especializada en animales, que entre los variados tamaños de lienzo en los que trabja se encuentran los billetes.
El estadounidense Willie Louw, quien se define como un money cutter, sale de la cultura pop con sus representaciones para crear piezas únicas en todo sentido. No solo interviene billetes, sino que con ellos también crea artesanías y cuadros a partir de collages.
El inglés Penny se destaca por la mixtura de la técnica del cortado, con el stencil. También dentro de esta categoría se encuentra Bob Osborne, quien además se convirtió en un referente no solo por su obra, sino por ser también quien está reuniendo la obra de varias artistas de todo el mundo para sacar un libro.
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