El programa Britannia Lado B del BAFICI se ocupa de hacer foco en producciones británicas, y después de haber pasado en años anteriores por cineastas como Margaret Tait, Paul Kelly, el estudio de animación Aardman o el cine en torno a la revolución punk, este año el turno es para un programa de películas esenciales para el cine independiente británico.
Trainspotting, uno de los films más icónicos de los '90s, su secuela, y también Naked, película esencial de Mike Leigh que lanzó a David Thewlis al estrellato, y The Acid House, una colección eufórica de relatos adaptada para al cine por el propio Irvine Welsh, autor de Trainspotting.
El elemento en común que amalgama estas películas es Ewen Bremner, un actor secundario con más de sesenta créditos en su haber, tanto en películas independientes americanas y británicas, blockbusters de gran producción (incluyendo el último hit de Warner/DC, Mujer Maravilla), y una gran cantidad de roles televisivos.
Sin embargo, se lo sigue recordando por el querible Spud, acaso una de las personas más afables de la saga Trainspotting, llena de adictos a la heroína, criminales y desesperación existencial. Ewen Bremner estuvo presente en el festival para presentar la programación de Britannia Lado B, dar un workshop y una masterclass de actuación, y hasta tuvo un Q&A con el público en las dos funciones de Trainspotting este fin de semana.
Además presentó -en carácter de productor y musicalizador-, el film No Song to Sing de Lukasz Gasiorowksi. En el medio de esta ocupada agenda, Infobae Cultura tuvo la oportunidad de charlar con él a propósito de su visita, y aunque está lejos del Spud que todos conocen y aman, sus respuestas largas y dedicadas y su profundo acento escocés lo hacen un personaje igualmente entrañable en la vida real.
–Trainspotting sigue siendo una muy película importante para el público y los programadores de festivales, ¿por qué?
-Honestamente estoy sorprendido de que la película siga despertando entusiasmo más de veinte años después del estreno. La mayoría de los films en los que participo no causan eso, al menos en esa escala. Trainspotting tuvo un impacto cultural enorme. Plantó algo en los corazones de la gente. Creo que la gente llevó eso con ellos durante todo este tiempo, tuvo un impacto en ellos. Se sienten conectados con eso.
-¿Y cómo fue volver al personaje para la secuela?
-Creo que todos nosotros nos sentíamos en una posición sensible y delicada sobre volver a interpretar estos personajes. Todos nosotros tuvimos desafíos en nuestra vida. Vivimos una vida privilegiada, somos actores y tenemos la oportunidad de viajar, de trabajar con gente divertida. Es una vida de privilegio, pero a pesar de eso, hemos pasado por cosas desafiantes y traumáticas. Veinte años es mucho tiempo para cualquiera, y nadie pasa por eso sin cicatrices, o al menos algún que otro moretón, en términos emocionales, físicos y psicológicos. Llevamos estas cosas con nosotros, nadie tiene un pase gratis en la vida. Entonces quisimos ser cuidadosos con estos personajes. Queríamos hacerle honor a los personajes, hacerles justicia. Por muchas razones. Estos personajes nos dieron mucho como actores. En nuestras carreras, estos personajes fueron un trampolín hacia trabajo en otras películas, o con otros directores. Mucha gente siente afecto genuino por estos personajes, entonces no querés decepcionarlos. Cuando alguien siente esa esperanza, hay que esforzarse en hacer algo honesto para ellos. Algo que valga la pena compartir, que valga la pena comunicar. Es nuestro deber.
–Vivimos en una era fascinada por la nostalgia, pero en la secuela de Trainspotting hay una visión profundamente pesimista, muy crítica respecto de fetichizar el pasado. ¿Qué rol tiene el personaje de Spud en ese panorama?
-Creo que Spud tiene un espíritu lleno de esperanza, es alguien que ve lo bueno en la gente. Está en su naturaleza. Es también el personaje más caótico, alguien que no logra enfocarse en nada. En la historia de la película, es alguien que se rinde. En T2, se siente un fracaso. Eso lo hiere mucho y siente que tiene que dejar este mundo. Que tiene que morir. Y lo único que lo detiene es enfocarse en articular su historia. En cómo contar su historia, en llevarla a la página. Es la primera vez en su vida que logra poner atención en algo que no sean las drogas, el próximo high.
-¿Que podés contarnos de The Acid House? De alguna manera es una suerte de lado B de Trainspotting.
-Bueno, fue una película muy inusual. Es la primera película de Paul McGuigan, que hasta ese momento tenía experiencia en documentales. Esto es un año o dos después de que filmáramos Trainspotting. Es una película que terminó en las salas justamente por el éxito de Trainspotting, una serie de historias cortas hechas para la televisión. Nunca la vi terminada de hecho, vi un borrador sin terminar, sin edición de sonido. Estoy curioso de verlo terminado. Pero Trainspotting también era una serie de historias cortas. Hay personajes o hilos narrativos en común y los guionistas encontraron la forma de contarla de forma coherente, pero lo único que hay realmente allí es la historia de una transacción de drogas. El libro original es una novela, pero de naturaleza episódica. The Acid House también era una colección similar de relatos. Los productores y el director tomaron tres historias y dijeron "Ok, esto va a ser nuestra película". Y recuerdo que mi experiencia fue filmar un fin de semana de por medio. O incluso uno al menos. Iba a Glasgow desde Londres, y filmaba ese fin de semana. Así lo hicimos. Fue una forma inusual de trabajar para mí. Es un film independiente y salvaje. Paul McGuigan venía del documental, e intentó fusionar su forma de trabajar con la de un film de ficción. Lo interesante fue ver a un realizador trabajar fuera de su zona de confort, tratando de expandir sus límites, sin saber si lo lograría, y con recursos limitados. Así es como ocurren las cosas más interesantes. Tengo mucho curiosidad de verla terminada.
–¿Y cómo fue trabajar en Naked, de Mike Leigh? Aunque retratan mundos similares, de alguna manera su sensibilidad es la opuesta a la de Danny Boyle.
-Bueno, en ambos films tuve que comprometerme por completo. Tanto en el personaje del film de Mike Leigh como en el film de Danny Boyle. Son personajes que están dentro de un espectro bastante extremo. No puedo hacer eso a la mitad. Ni el papel en Naked, ni en Trainspotting. Tengo que darlo todo y comprometerme a un nivel bastante extremo. Son mundos diferentes, pero basados en el mismo deseo de articular una cierta realidad. En Trainspotting, se le da una voz a una generación que era, hasta ese momento, invisible en nuestra cultura. No eran reconocidos. Eran marginales, fracasados. Se los veía de forma negativa, como delincuentes. Pero Irvine y Danny los presentaron como personajes con quienes podrías disfrutar un buen rato. Personajes no reconocidos por la cultura, personajes en la sombra. Encontraron una forma de mostrar estos personajes de forma que uno quisiera saber qué hacían, qué historias contarían, en que locura se meterían. En su momento fue una revolución cultural en el lugar de donde vengo. No eran estafadores o ladrones en una película policial, no eran antihéroes típicos. Para Danny, fue muy importante que sus películas fueran investigadas de forma meticulosa. No quiso hacer una versión de la cuestión de las drogas "para las películas". Quiso realmente saber todos los aspectos involucrados en el tema, realmente conocer ese mundo, esa experiencia. Es lo más importante para el. Otro director diría "vi este documental, y esta otra película, y quiero que tenga referencias de The Man Who Fell to Earth de David Bowie y la fotografía de una película de Tarkovsky". Muchos directores se acercarían al material de esa forma. Pero para Danny Boyle es imperativo honrar la realidad del tema. Danny toma eso y lo abstrae y lo lleva a un punto absurdo. Extremo. Pero tiene que tener una base en la investigación, en la comprensión de ese mundo. Tanto Trainspotting como T2 son películas hechas con investigación minuciosa. Pasó meses en Edimburgo, en el bajo mundo, conociendo gente de forma secreta. Entendiendo esta gente, la realidad que atraviesan. El hizo esta investigación, no miró documentales.
-En un ensayo de Naked, David Thewlis casi te apuñala con un destornillador…
-Bueno, no recuerdo puntualmente lo del destornillador, pero sí recuerdo un ensayo detenido por la policía. Queríamos hacer lo mejor posible para honrar los personajes y la situación. Cuando trabajé con Mike Leigh, mi mayor deseo fue poder darle honestidad, poder darle la verdad. Algo real. Sea lo que sea que tuviera que hacer. Hay que comprometerse. Igual que con Julien Donkey-Boy de Harmony Korine, que pasó por el BAFICI hace varios años. Esta película fue muy demandante. Filmamos en situaciones reales, fue una experiencia límite, estuve cerca de que me dispararan incluso. Me gusta esta forma de trabajar, me gusta entregarme completamente. De todas formas, no creo que nadie tenga que ser apuñalado, o recibir un disparo en una toma de riesgo. Es importante que todo esté bien coreografiado para que todo salga bien, hay que lograr un balance.
–¿Y qué nos podés contar de tu experiencia en el set de Mujer Maravilla? El mainstream americano de superhéroes es diametralmente opuesto a los films que estás presentando.
-Bueno, para mí esto tiene que ver con lo que decía antes. Aunque no haya presupuesto, o todo el presupuesto del mundo, me acerco al trabajo de la misma manera. No hago una performance de dos dólares y una de veinte. Hago el trabajo de esta forma, o no hago la película. Si no puedo encontrar la forma de entregarme al material y hacerle justicia al personaje, no lo hago. Y esto es así aunque sea un film enorme de estudio o un film sin presupuesto. Estuvimos hablando mucho con Patty Jenkins antes de hacer Mujer Maravilla, y a ella le importaba mucho el tema del estrés post-traumático en la guerra. Ella viene de una familia con varias generaciones de militares, y no quería caer en clichés para representar el estrés post-traumático, o shellshock, como también se llama. La verdad es que hicimos un gran trabajo, pero finalmente, un film de superhéroes es sobre la historia de un superhéroe. Esa tiene que ser la historia, así que mucho del trabajo que hicimos no sobrevivió en el film terminado, en la historia del film, que tiene y debe centrarse en el superhéroe. Pero ella es una directora que trabaja en profundidad.
-¿Sentís que Spud te encasilló en un tipo determinado de personaje?
-Yo diría que recientemente he tenido la oportunidad de interpretar diferentes personajes, particularmente en televisión. Personajes de otros entornos, de otros backgrounds sociales, y no tan melancólicos, con más control sobre su mundo. Pero cuando uno es actor, se debe pensar a largo plazo. Tuve muchas dificultades para hacer una transición de un actor joven hacia un actor más adulto. Para que los directores me pensaran de forma diferente. Ahora tengo papeles más adultos y variados, y no me arrepiento de los papeles que hice. Tuve la oportunidad de hacer grandes personajes y trabajar con mucha gente. Como actor, uno tiene que ser invitado a trabajar, y entonces, si fuera más selectivo y dijera "sólo voy a hacer estos papeles", ¿Que pasaría si nadie me llamara? Qué haría entonces, por diez, por veinte años. Las oportunidades son limitadas, y a veces uno no puede negarse a trabajar en determinadas producciones. Es un lujo poder permitirse eso. A veces lo tengo, pero no siempre.
*Transpotting: 17 de Abr – 23:10hs, en Village Recoleta
*Naked: 21 de Abr – 16:30hs, en el centro Cultural San Martín
*The Acid House: 19 de Abr – 20:20hs, en Village Caballito
MÁS SOBRE ESTE TEMA