Desde la aparición de Higiene del asesino (1992), Amélie Nothomb se ha propuesto publicar un libro por año, con lo que ha logrado ser una de las escritoras francófonas más prolíficas de su generación. No solo su prosa es inagotable, sino que su nombre es sinónimo de best-seller en Europa y América Latina. Riquete el del copete, publicado en francés en 2016 y editado en español por Anagrama en marzo de este año, es el número 25 de su vasta y exitosa colección.
La novela es una adaptación moderna del clásico cuento homónimo de Charles Perrault, en el que se narra la historia del príncipe Riquete el del copete, el más feo pero también el más inteligente de su reino, y de una princesa -sin nombre- que es la más bella pero también la más tonta del reino vecino. Nothomb suaviza los tintes machistas de ese relato, que data del siglo XVII, y lo ubica en un contexto actual. Ahora es la historia de Déodat, quien compensa la repulsión que genera su aspecto físico con el atractivo de su intelecto, y de Trémière, una joven cuya belleza despierta rechazo mientras que su introversión es juzgada como estupidez.
La fórmula es la misma que ya ha usado en Barba Azul (Anagrama, 2014), también inspirada en una fábula de Perrault, que tiene a una princesa y a un ogro de protagonistas. En el caso de Riquete…, los personajes principales "son dos excluidos por su fealdad y por su belleza", según explicó Nothomb en una entrevista con France Info. "Los dos seres tienen todo para encontrarse. Y eso es exactamente lo que Perrault hace en su Riquete el del copete. El mío tiene lugar en el París de nuestros días, porque nada ha cambiado en cuatro siglos", afirmó la autora belga, para quien reescribir estos cuentos clásicos revela su costado más infantil.
A pesar de tratarse de una ficción, en esta novela hay algo de la propia Amélie: la sensación de ser distinto y verse excluido. Porque esa es también su historia. Criada en el seno de una familia diplomática belga, su infancia y su adolescencia transcurrieron en distintos países asiáticos como Japón, China, Laos, Birmania y Bangladesh, así como en los Estados Unidos. Esa experiencia marcó su vida y, en consecuencia, su obra. Y es que, en verdad, toda la bibliografía de Amélie Nothomb habla de ella, sea una novela autobiográfica o una ficción. Esas referencias no siempre son directas. Por ejemplo, en Barba Azul, la autora admite que era el relato favorito que le leía su madre cuando tenía tan solo tres años.
Los trabajos desde la literatura del yo de Nothomb han sido siempre los más destacados por los críticos literarios. En su célebre Estupor y temblores (1999), relata el drama de ser una mujer occidental a la hora de trabajar con 22 años en Japón. Su serie autobiográfica en el país nipón continúa con Metafísica de los tubos (2000), Ni de Eva ni de Adán (2007) y con La nostalgia feliz (2015). En El sabotaje amoroso (1993) relata su niñez en China, mientras que en Biografía del hambre (2004) narra sus días en las aulas de un colegio japonés para hijos de diplomáticos, sus primeros choques con el mundo oriental y el occidental y sus padecimientos, desde la anorexia severa que la dejó al borde de la muerte hasta la descripción de un intento de violación que sufrió a los 12 años en una playa bangladesí.
Pero la belga ha sorprendido también en su originalidad a la hora de escribir ficción y también autoficción, con ella misma de protagonista, como en Péplum (1996). Cosmética del enemigo (2001), Viaje de invierno (2009), Pétronille (2014) y El crimen del conde Neville (2015) son algunos de los títulos que se convirtieron en un éxito de ventas en el mundo. Riquete…, si bien recién está editado en español, fue tan bien recibida en Francia que la emisora France Culture realizó un programa especial con una radionovela del libro este mismo año.
Por fuera de las páginas, Amélie Nothomb hace gala de un personaje excéntrico, por momentos caricaturesco. Juega con haber nacido en Kobe en 1967, aunque su documento la delata como Fabienne Claire Nothomb, nacida en Bélgica un año antes. Su cabello oscuro contrasta con su piel excesivamente blanca, siempre lleva algún sombrero o tocado negro y los labios rojos. Ese es el look que elige para acompañar las portadas de sus libros, pero también para sus apariciones públicas, la más reciente en el Salon du Livre que se realizó en marzo en París.
En su personalidad, no hay dudas de que también hay un poco de narcisismo. De saber que su historia personal es digna de bestseller, que su estilo de escritura exquisito y a la vez sencillo gusta entre los lectores y que su creatividad no la ha abandonado en casi tres décadas. Porque siempre encuentra la forma de reinventarse con un nuevo libro. Uno por año. Según cuenta, para lograr esa proeza se levanta a escribir todos los días a las 4 de la mañana y hace cuatro novelas al año, tres de las cuales descarta para quedarse luego con la mejor.
Sus seguidores pueden quedarse tranquilos de que la siguiente, Frappe-toi le cœur (Albin Michel), ya está en las librerías francesas y probablemente sea traducida al habla hispana en 2019. Es otra ficción. Y quizás pronto vuelva a deleitar con un fragmento novelizado de su propia vida, tan inagotable como su imaginación.
SIGA LEYENDO: