En las paredes blancas de la sala central del Museo Universitario de Arte Contemporáneo de Ciudad de México cuelgan con grúas retratos inmensos. Uno es el de Tania –la guerrillera argentina que murió en Bolivia en la guerrilla del Che Guevara-, y el otro es la famosa imagen del momento en que el cadáver del líder argentino-cubano – se exhibía a la prensa, esa que fue tantas veces comparada con la célebre pintura La lección de anatomía, de Rembrandt. Mientras esto ocurre, el autor de la muestra, Leandro Katz, conversa con Infobae Cultura por Skype.
Katz, un reconocido artista contemporáneo argentino que hizo de la fotografía una herramienta poética, política e histórica, prepara esta gran exposición en México y a la vez inauguró otra, muy original y con trabajos recientes, en la galería porteña Henrique Faria y prepara la reposición de Los fantasmas de Ñancahuazú en Proa21, el nuevo espacio del museo porteño de La Boca. Un artista en medio de una dinámica efusiva.
"Preparé para la muestra en México una serie de nueve instalaciones sobre la investigación alrededor de la última campaña del Che en Bolivia, que también exhibe a las personas que estaban alrededor del Che y examina las condiciones de la pre guerrilla y la postguerrilla -cuenta Katz a Infobae Cultura-. Es muy fuerte. En Bolivia había militares nazis exiliados que adoctrinaron a las fuerzas represivas de Bolivia, Paraguay y Chile".
La investigación de Katz es rigurosa y se basa no sólo en los diarios bolivianos de la época, sino que también toma como fuentes al Diario del Che en Bolivia y a libros escritos por militares que tomaron parte en su captura y ejecución. Esa investigación está alojada en el soporte de las fotografías de ese acontecimiento, sucedido en 1967, y en la recreación de la transformación actoral de sus protagonistas. Exhibe, por ejemplo, el disfraz de Guevara para ingresar a Bolivia y las cuatro identidades con las fue conocida Tamara Bunke -y los cuatro aspectos distintos que presentaba- hasta convertirse en Tania, la guerrillera -y antes de ser abatida por el ejército boliviano-. El registro de esos materiales también se encuentra en el documental El día que me quieras, que Katz realizó en 1993.
—Usted se inició muy joven como poeta. ¿Cómo resultó la transición a la fotografía?
—Cuando hablamos de poesía, hablamos de la poesía meditativa y filosófica, no hablamos de poemas de amor sino de juegos del lenguaje, que son meditaciones y pensamientos filosóficos. Es la poesía desde una perspectiva metafísica. De ahí hubo una transición natural al lenguaje audiovisual, cuando me mudé a vivir a los Estados Unidos. Yo quiero indagar la historia en relación con el presente. Los que estamos, vivimos, y los que vivimos, nos volvemos parte del mundo, heredamos la historia del mundo, y tenemos que contribuir con nuestras voces a lo que se acumuló en la historia a través de los siglos.
—Su obra tiene una carga política muy potente.
—Soy una persona política, pero no panfletaria. A mí no me interesa avanzar con consignas que nunca han sido cumplidas. Si tomamos las de la Revolución Francesa, igualdad, libertad, fraternidad, podemos constatar que pese a los siglos transcurridos, esa idea del mundo no está siendo cumplida. Mi obra llama a la acción de pensar, de reflexionar, de conocer nuestra historia. Estamos en un momento especial en cuanto a las ideologías, tratan de salir de la era del desencanto.
—El filósofo y experto en estética Eduardo Grüner acompaña desde hace mucho su obra y escribió los textos curatoriales de sus muestras en la galería Henrique Faria y la muestra mexicana. Grüner es una persona reconocida de la izquierda argentina.
—Eduardo es un filósofo a quien yo admiro y que le brinda a mi búsqueda otra perspectiva. Ese diálogo con escritores y pensadores le da sentido a una obra. Este es un momento interesante en relación a Grüner: acabo de leer El hombre que amaba a los perros, la novela biografizante sobre León Trotski de Leonardo Padura, estoy en México, Eduardo forma parte de esa cultura. Tengo que ir a la casa donde vivía Trotski, ¿o no?
—En Henrique Faria, su obra intenta tener un diálogo con la filosofía y con materiales del pasado y la censura.
—Elaboré ese diálogo entre dos citas, una de Hegel y otra de Guy Debord, y además muestro El libro quemado, que son textos censurados por los conquistadores en México. En el caso de El libro quemado yo necesitaba un alfabeto de plástico para niños para combinar con esténcil y esmaltes negros. El resultado es una concreción de un alfabeto que estaba allí mismo en los propios elementos.
El libro quemado recupera textos aztecas que fueron ocultados, primero, por los conquistadores y luego usados por ellos mismos, una vez consolidada la conquista, que llegó a través de la masacre y el genocidio. "Estos signos que escribes son la sangre de tus cantos. Habitan la noche y enardecen a tu corazón", dice una de las obras.
"Estamos invocando a fantasmas pero no sé si los estamos despertando", dice Katz.
Las citas de Hegel y de Debord cruzadas también implican la invocación de fantasmas de la filosofía, una clásica y otra más contemporánea.
La cita de Hegel dice: "Cuando la filosofía pinta con tonos grises, un aspecto de la vida ha envejecido y ya no se puede rejuvenecer, solamente se puede reconocer: el búho de Minerva alza su vuelo a la caída de la noche". La de Debord dice: "Cuando el arte de independiza pintando al mundo con colores brillantes, un momento de la vida ha envejecido y ya no se puede rejuvenecer con colores resplandecientes, solamente se puede evocar en la memoria. La grandeza del arte se torna aparente a la caída de la vida".
"Para mí descubrir y reunir las dos citas fue productivo. Yo conocía la clásica cita de Hegel sobre el búho de Minerva, cuando leí la cita de Debord me di cuenta de que estaba realizando un típico método del situacionismo y que le daba vuelta el sentido a Hegel. Es una conclusión de sabor amargo, acerca la caída de la vida".
—La combinación mediante hilos de las dos citas también produce nuevos sentidos.
—El ensayo de esas diagonales fue maravilloso. Permite pensar en la infinitud de los sentidos. Y cómo se puede todavía elaborar a partir de estos dos pensamientos del pasado.
—¿Cuál de las dos citas elegiría usted, si tuviera que hacerlo?
—(Piensa) Yo elegiría a Guy Debord.
—Volviendo a Grüner, no sé si él estaría tan conforme con esa elección.
—(Ríe) Oh. Siempre me estoy metiendo en problemas.
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