La madrina del punk llegará a la Argentina. En una producción conjunta de la parisina Fondation Cartier y el Sistema de Medios y contenidos públicos, Patti Smith se presentará en la Sala Sinfónica del CCK el 28 de febrero y el 1º de marzo, en Buenos Aires. En la primera fecha, ofrecerá un recital de poesía acompañada por el guitarrista Tony Shanahan y la acompañarán como invitados el escritor Alberto Manguel, director de la Biblioteca Nacional, y el artista Guillermo Kuitca. Al día siguiente será la hora del concierto en el cual recorrerá distintas etapas de su vasta carrera musical.
Esta mujer que ha cruzado el umbral de los 70 años y peina largas y desprolijas canas, no ha tenido descanso desde que comenzó su vida artística. Aunque se la identifique con la escena neoyorkina, Smith nació en Chicago y se crió en el marco de una familia fiel al credo de Testigos de Jehová en Nueva Jersey. Esos años tan estrictos en términos religiosos la volverán una adolescente rebelde entregada al agnosticismo aunque ya como una mujer adulta pudimos verla emocionarse en su encuentro con el Papa Francisco.
Es a sus veintiún años que se muda a Nueva York. Corría el año 1967 en pleno fulgor del flower power y la guerra con Vietnam, cuando la juventud estaba alterada y solo buscaba la paz. Ella no, ella quería que resonara una voz de mujer discrepante. Es ahí donde se produce el primer gran encuentro que, sin dudas, cambió el rumbo de su vida: con el fotógrafo Robert Mapplethorpe da comienzo a una amistad como pocas veces se ha visto. Una amistad que durará hasta el último suspiro de él.
En uno de sus libros, Just Kids, Patti Smith ahonda con realismo visceral su relación con el fotógrafo, el universo de las primeras víctimas del hiv y da cuenta cruel de los años de juventud llenos de amor y despertar artístico. "Lo escribí porque él me lo pidió", dirá Patti cuando la consulten.
Tras el Mayo Francés, Patti Smith viaja a París para empaparse de esa nueva cultura que afloraba en Europa y vuelve para instalarse en el mítico Hotel Chelsea de Nueva York junto a su inseparable Mapplethorpe. Es aquí cuando entra en contacto por primera vez con el escritor, actor y director Sam Shepard: actúa en su obra Cowboy Mouth y da sus primeros pasos en el escenario. Fue el puntapié inicial de una de las relaciones formativas que más moldearon a la artista.
Cuenta también en Just Kids que la obra de teatro la escribieron juntos en dos noches de hotel, locas noches que los reconocieron amantes aunque lo que perduraría con los años fue la amistad. Tanto así que frente a la muerte del dramaturgo, el año pasado, ella le dedicaría sus siempre sensibles palabras: "Tuvimos nuestra rutina: despertar, tomar café, algún mendrugo, escribir. Luego un descanso, afuera, sentados en sus sillas Adirondack y mirar el paisaje. Sin hablar, eso es verdadera amistad, nunca disconformes con el silencio que, de algún modo, en su mejor forma, es aún una extensión de la charla. Nos conocíamos desde siempre, nuestros modos no pueden ser definidos ni desmerecidos con unas pocas palabras que describan una juventud descuidada. Éramos amigos, buenos o malos, solamente éramos. El paso del tiempo no hizo más que fortalecernos. Los desafíos se intensificaron pero seguimos hacia adelante y él terminó su manuscrito. Estaba sentado sobre la mesa, no quedó nada sin decir. Cuando me fui, Sam estaba leyendo a Proust", así lo recuerda la cantante, y lo despide: "Cruzaba yo la frontera francesa, una luna creciente en medio del cielo negro. Le dije adiós a mi amigo, llamándolo en medio de la muerte de la noche".
Patti Smith grabó un primer disco, Horses, un disco punk en 1975 cuando aún no existía el movimiento aunque Nueva York ya lo palpitaba en su escena con Ramones, Television y Blondie. Horses contaba con la producción del Velvet Underground John Cale y una notable particularidad: el spoken word (la palabra hablada), el recitado de poesía en pleno éxtasis performático con todos los elementos musicales que lo acompañan. Un arte nada fácil de dominar en el que se combinan la entonación, la actuación, la pasión y una destacada prosa (Henry Rollins, Lydia Lunch, Jello Biafra, Laurie Anderson, Diamanda Galas o la argentina radicada en España Macky Chuca son sus mejores exponentes).
Grabará un par de discos más, se casará, tendrá hijos, enviudará, volverá enamorarse y hasta se alejará de la escena artística por un tiempo, aunque alentada por gente como Michael Stipe de R.E.M. y el beatnik Allen Ginsberg, volverá al ruedo. En su último libro, M Train, hace una recorrida por esos momentos y los bares donde siempre escribió, leyó y tomó café desde una perspectiva profundamente íntima y reveladora.
Abanderada política, ha militado siempre por los justos y ha dedicado canciones y escritos ("La gente tiene el poder" es su lema). "¿Trump? Ni siquiera puedo decir su nombre. Tenemos que darnos ánimo mutuamente porque todos sentimos la vergüenza, la humillación y el enojo de tener a esa persona que nos representa y que les hace estas cosas tan espantosas a los inmigrantes, a nuestro defensores del medioambiente. Pero no podemos dejar que nadie nos arrebate nuestro derecho a tener una buena vida, hacer nuestro trabajo y experimentar la alegría", remata categórica.
Fue periodista de rock -acaso la primera mujer en hacerlo- y es la más grande influencia de músicos como PJ Harvey y Morrissey. Gran crítica de la idiosincrasia americana, su lógica resulta fundamental a la hora de entender el pensamiento que articula su país. Smith le canta, le ladra, al colapso de la infraestructura estatal, a la extinción de las especies que llega de la mano del hombre pero sacudiéndose restos de incredulidad, está convencida de que el trabajo comunitario "se vuelve un virus positivo: la bondad genera bondad", en sus propias palabras.
Nunca se comprometió con un solo movimiento político sino que abrazó aquellos que creyó que era su responsabilidad abrazar como mujer independiente y considera al feminismo el único gran medio para la identificación femenina: "Las mujeres somos fuertes y creo que al empoderarnos no solo luchamos por nuestro género, sino por todos. Soy madre, tengo un hijo y una hija y sus derechos son fundamentales para mí; soy una madre trabajadora y todo lo que hago pasa por mi maternidad. Eso, para mí, quiere decir que soy madre de todos los niños de todos los géneros y así es como trabajo".
Siempre la persiguen fantasmas que la obsesionan hasta estudiar a fondo, a veces es literatura, como fue César Aira, como hoy es Bolaño. El escritor chileno Roberto Bolaño ocupa todo su tiempo. Sale de gira por el mundo pero no puede esperar llegar a casa para leerlo tranquila.
Durante esta visita a la Argentina, seguramente recorrerá el espacio en el que se exhibe una serie de cuarenta fotografías en blanco y negro que Smith tomó con su Polaroid y que forman parte de la exhibición del CCK que incluye obras de David Lynch, Agnès Varda, Wolfgang Tillmans y Nobuyoshi Araki, entre otros, curadas por Guillermo Kuitca. Las imágenes de la cantante muestran algunos de sus viajes y objetos que pertenecieron a Mapplethorpe, Virginia Woolf, Herman Hesse y Arthur Rimbaud.
¿Por qué punk? "Porque el punk es libertad".
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