Hay premios y premios pero este, el Premio Alfaguara de Novela, es uno que todos quieren tener. No solo por dotación económica —175.000 dólares y una escultura de Martín Chirino—, también el prestigio que requiere ganarlo y obtener, además, la publicación simultánea en todo el territorio de habla hispana mediante el sello Alfaguara.
Este año, 2018, que se celebró su XXI edición, el que se quedó con el premio fue el escritor mexicano Jorge Volpi por Una novela criminal. Así lo anunció Fernando Savater, quien presidió el jurado en un día especial ya que se cumplen ocho años de la muerte del escritor argentino Tomás Eloy Martínez, ganador de este Premio en 2002. "Se trata de una novela sobre la verdad, sobre la búsqueda de la verdad", dijo del otro lado de la pantalla, mediante una transmisión en vivo, el ganador de 39 años, autor de libros como No será la tierra, La tejedora de sombras, La paz de los sepulcros, Memorial del engaño y Las elegidas, por citar solo algunos.
"Con este libro va a ser interesante el debate sobre la justicia, la presunción de inocencia y la guerra contra el narcotráfico que ha convertido a nuestro país en una especie de cementerio. Esta novela puede ayudar a que el lector pueda transformar ese sistema de justicia de un país desangrado", agregó sobre el caso de Israel Vallarta y Florence Cassez, presuntos jefes de la banda de Los Zodiaco.
Como era de imaginar, la celebración contó con muchas celebridades: Fernando Savater —que presidió el jurado de esta edición—, Juan José Millás, Ray Loriga —ganador del año pasado—, Rosa Montero, Santiago Roncagliolo, María Fasce y Darío Villanueva, director de la RAE, entre otros. También los jurados del premio: los escritores Mathias Enard y Sergio del Molino, la directora de cine Claudia Llosa, el director de Librerías Gandhi de México Emilio Achar, y Pilar Reyes (con voz pero sin voto), directora editorial de Alfaguara.
El evento se celebró en el Casino de Madrid, en la calle Alcalá 18. Primero fue un brindis abajo y, luego de la comida, fue el anuncio. Alrededor de las 15:30, hora España. Y entre los detalles de color, se puede mencionar que cada mesa donde estaban los invitados llevaba el nombre de alguno de los ganadores del Premio. La mesa 1 dice Ray Loriga; la 2, Eduardo Sacheri; y la 15, Tomás Eloy Martínez.
La invitación decía saco y corbata, pero la mitad de la gente vino sin corbata, no así los jurados, que era obligatorio. Mathias Enard, el escritor francés, llegó con la camisa desprendida en el último botón. ¿Y la corbata? Por la mañana tuvo que salir corriendo al Corte Inglés a comprarse una. No cualquiera, eligió una corbata bordó con perdices.
Sobre el final, ante las preguntas de los periodistas de distintos países (se transmitió por streaming en las sedes de Argentina, México y Perú), manifestó la importancia de "romper los límites de los géneros" y calificó a la novela como "ese espacio donde cabe cualquier narración larga, ya sea pura ficción, hechos reales o la mezcla de los dos". Y agregó: "La posverdad la hemos ensayado en América Latina mucho antes de que exista este término. Sabemos que los políticos mienten desde siempre, solo que ahora lo hacen impunemente. En el caso que narra mi novela queda muy claro esa condición de la posverdad".
El Premio Alfaguara nació en 1965 —un año después de que se fundara la editorial— y fue relanzado en 1998. El primer ganador de este certamen fue Jesús Torbado y los últimos fueron el argentino Leopoldo Brizuela (2012), el español José Ovejero (2013) el colombiano Jorge Franco (2014), la chilena Carla Guelfenbein (2015), el argentino Eduardo Sacheri (2016) y Ray Loriga (2017). Este año, le tocó a un mexicano. Pronto, las librerías se llenarán de esta libro, Una novela criminal, y el veredicto del público y la crítica no se hará esperar.
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