Philip Roth tiene 84 años y es, sin lugar a dudas, una de las voces más importantes de su generación. También (¿por qué no?) de la literatura norteamericana de segunda mitad del siglo XX. Hace años que no escribe: en 2012 anunció que se había retirado de la escritura para dedicarse de lleno a reediciones y a su biografía —la está haciendo Blake Bailey— que ya ha acumulado 1.900 páginas de notas. En una nueva e interesante entrevista con The New York TImes, que sólo aceptó hacerla por mail —necesitaba tomarse un tiempo, dijo, y pensar en lo que quería decir— se refirió al mundo de hoy, a los cambios sociales, políticos y culturales que estamos viviendo cotidianamente.
Optimista y divertido, comenzó asegurando que se siente "muy contento de que aún esté vivo". También dijo que no extraña la escritura, que sostiene esa "fuerte sospecha de que había hecho mi mejor trabajo y que cualquier otra cosa sería inferior" porque "ya no poseía la vitalidad mental, ni la energía verbal o la forma física necesarias para construir y mantener un largo ataque creativo de cualquier duración sobre una estructura tan compleja y exigente como una novela". "No todos pueden ser fructíferos para siempre", agregó.
"Tengo muchos queridos amigos muertos. Un gran número eran novelistas. Extraño encontrar sus nuevos libros por correo", lamentó quien hoy lee mucho, muchísimo, pero no tanto ficción, sino Historia: "La lectura ha tomado el lugar de la escritura y constituye la parte principal, el estímulo de mi vida". Luego, sí, la entrevista dejó de lado su intimidad para meterse de lleno en la actualidad.
"Nadie que yo conozca —sentenció sobre su país y, sin nombrarlo, sobre Donald Trump, el presidente— ha previsto un Estados Unidos como el que vivimos hoy. Nadie (excepto quizás el acídico H.L. Mencken, que describió la democracia estadounidense como 'el culto a los chacales por parte de los burlos') podría haber imaginado que la catástrofe del siglo XXI en Estados Unidos, el más degradante de los desastres, no aparecería, dicen, bajo la apariencia aterradora de un Gran Hermano orwelliano, pero en la ridículamente ridícula comedia dell'arte figura del bufón jactancioso. ¡Qué ingenuo fui en 1960 al pensar que era estadounidense viviendo en tiempos absurdos! ¡Que pintoresco! Pero entonces, ¿qué podría saber en 1960 de 1963 o 1968 o 1974 o 2001 o 2016?"
Luego, el entrevistador le preguntó por su novela de 2004, The Plot Against America, y la relación entre Charles Lindbergh, el protagonista que es Presidente de Estados Unidos, y Trump (dado que en su época se lo comparaba con Bush). "Seguramente hay una enorme diferencia entre las circunstancias políticas que inventé allí para los Estados Unidos de 1940 y la calamidad política que hoy nos consterna. Es la diferencia de estatura entre un presidente como Lindbergh y un presidente como Trump", dijo.
"Charles Lindbergh, tanto en la vida como en mi novela —continuó—, pudo haber sido un genuino racista, antisemita y un simpatizante de los blancos que simpatizaba con el fascismo, pero también lo fue, debido a la extraordinaria hazaña de su vuelo transatlántico en solitario a la edad de 25. Lindbergh, históricamente, fue el valiente piloto joven que en 1927, por primera vez, voló sin parar a través del Atlántico, desde Long Island a París. Lo hizo en 33,5 horas en un monoplano de un solo asiento, convirtiéndolo así en una especie de Leif Ericson del siglo XX, un Magallanes aeronáutico, uno de los primeros faros de la era de la aviación. Trump, en comparación, es un fraude masivo, la suma perversa de sus deficiencias, desprovisto de todo excepto de la ideología hueca de un megalómano", respondió sin medias tintas.
Uno de los "temas calientes" en Estados Unidos, pero también en el mundo, es lo que viene sucediendo en Hollywood donde mujeres se han animado a denunciar los abusos sexuales de parte de actores, productores y directores. La campaña #MeToo ("yo también") que ocurrió en la entrega de los premios Globos de Oro sentó las bases para que nunca más la violencia machista sea silenciada.
"Los hombres envueltos por la tentación sexual es uno de los aspectos de la vida de los hombres sobre los que he escrito en algunos de mis libros. Hombres que responden a la llamada insistente del placer sexual, acosados por deseos vergonzosos y la imprudencia de las ansias obsesivas, engañados incluso por la atracción del tabú", comenzó diciendo Roth, y continuó: "A veces, los impulsos son tan intensos que incluso pueden experimentarse como una forma de locura. En consecuencia, ninguno de los comportamientos más extremos sobre los que he estado leyendo últimamente me ha sorprendido.
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