Entre dos exclamaciones (¡Dios mío!) y (¡Váyase al Diablo!), y más allá de qué dios o de qué diablo se trate, según las mil y una religiones, cultos y creencias del homo sapiens, se libra una batalla infinita desde el fondo de los tiempos.
Hoy y aquí, el protagonista será Satanás. No por predilección del autor: porque, ateniéndonos a la Biblia, el Maligno también fue una creación de Dios: "El sumo sacerdote Yosuá estaba ante el ángel del Señor, y estaba Satanás a su derecha para oponérsele" (Zacarías 3:1).
Clara ecuación. En términos de fe, Satanás es un ángel y también una creación de Dios. Pero un ángel caído… Por qué: por soberbia. Quiso ser más que su Amo y Señor, y así le fue.
Segunda pregunta.
¿Cómo es el Diablo? ¿Es corpóreo, invisible, una nube de gas venenoso, un monstruo alado? Su iconografía, acaso tan infinita como cualquier misterio religioso, fue urdida a lo largo de los milenios según el terror de cada tribu…, y para algunas no fue tan malvado: apenas pícaro, travieso, y hasta benefactor…
El militar y escritor argentino Estanislao del Campo (1834–1880), en su delicioso libro gauchesco "Fausto, impresiones del gaucho Anastasio el Pollo en la representación de esta ópera", instala a su héroe en una butaca del Teatro Colón de Buenos Aires. El telón da paso a la ópera Fausto, de Charles Gounod: la historia de un hombre que vende su alma al diablo.
Y esto cuentan el paisano y el poema: "¡Viera al Diablo! Uñas de gato, flacón, un sable largote, gorro con pluma, capote, y una barba de chivato. Medias hasta la verija, con cada ojo como un charco, y cada ceja era un arco, para correr la sortija".
Pues bien. Primera imagen entre las miles dibujadas, pintadas, esculpidas, grabadas que pueblan el mundo: el modo de afirmar que no sólo existe; es corpóreo. Y si lo es, también el Infierno será un horrendo lugar físico, real, según su mayor y gloriosa consagración: La Divina Comedia, de Dante Alighieri –Florencia, 1265–Rávena, 1321–, que lo describe como un embudo formado por círculos en los que padecen los condenados, y en el último, en el centro del Universo, entre hielos, Lucifer…
Según el más grande de los ilustradores del libro, el francés Gustave Doré, brotan en su espalda dos inmensas alas de murciélago, y Lucifer, un monstruo de tres caras, seis ojos, y tres bocas, mastica a los tres máximos pecadores: Judas, el traidor que vendió a Cristo, y Bruto y Casio, los que traicionaron y mataron a Julio César.
Hasta aquí, un Demonio corpóreo. Un infierno ídem. Y una pregunta eterna. Si Luzbel existe, ¿dónde vive? Si el Averno existe, ¿dónde está? ¿en un punto específico del planeta?
Para describir la antigua ciudad de Pérgamo, la Biblia dice "donde está el trono de Satanás" (Revelación 2:13).
Pero, al parecer, se refiere a las prácticas satánicas que reinaban allá, y no a la morada del Ángel Caído… En todo caso, y siempre según las Escrituras, "gobierna todos los reinos de la Tierra" (Lucas: 4:5,6). Referencia vaga, sí. Pero al menos, terrestre, no celestial.
Sin embargo, alguien –e impensado– pateó el tablero…
Dijo Juan Pablo II:
–El Diablo, también llamado Satanás, es un espíritu, y como tal, vive en una dimensión espiritual, invisible. No está en un infierno torturando a los malos, como se ve en las láminas.
Sorprendente vuelta de tuerca en alguien que incluso fue exorcista. Perseguidor de Satán.
El escritor norteamericano Ambrose Bierce (1842–1914), también periodista y aventurero –luchó en la Guerra de Secesión y en la Revolución Mexicana junto a Pancho Villa– escribió un libro clave: El Diccionario del Diablo.
Atención a este fragmento:
Satanás, s. Uno de los lamentables errores del Creador. Habiendo recibido la categoría de arcángel, Satanás se volvió muy desagradable y fue expulsado del Paraíso. A mitad de camino en su caída, se detuvo, reflexionó un instante, y volvió.
–Quiero pedir un favor –dijo.
–¿Cuál?
–Tengo entendido que el hombre está por ser creado. Necesitará leyes.
–¡Qué dices, miserable! Tú, su enemigo señalado, destinado a odiar su alma desde el alba de la eternidad, ¿tú pretendes hacer sus leyes?
–Perdón: lo único que pido es que las haga él mismo.
Y así se ordenó. Y así salieron…
Su origen. Lo más aceptado: es una creación de Dios. Un ángel que se rebeló. Creíble o no, es la única versión. Tómela o déjela.
Si Satán se convirtió en serpiente para tentar a Eva a morder la manzana del Árbol del Bien y del Mal, ¿por qué la Biblia no lo dice?
No es cierto. Define a la serpiente como "la más astuta de las bestias de ese campo". Y el episodio está en el Génesis, desde el versículo 26 del capítulo 1 hasta el versículo 2 del capítulo 5, y hasta el versículo 5 del capítulo 5. Leer antes de negar…
¿Cuál es su verdadero nombre? ¿Satanás?
La palabra "Satán" es hebrea y significa "adversario, acusador".
¿Por qué se dice que Satán es quien domina el infierno?
No lo dicen todos, y no siempre. Para las religiones abrahámicas es absurdo… porque Satán también termina en el infierno después del juicio final.
Si Dios tiene poder sobre la Tierra, ¿Satán también?
La mayoría de las versiones de la cultura popular dice que tiene enorme poder. Pero según los escritos bíblicos, Belcebú –otro de sus muchos nombres–sólo puede actuar con permiso de Dios.
¿El verdadero Diablo tiene cuernos, cola, ojos negros y piel roja?
No: son creaciones artísticas que van desde la pintura clásica hasta el dibujo moderno, la caricatura y el comic. En realidad, es azul…
¿Qué conexión tiene Satán con el Anticristo?
Directa, ninguna. Excepto que alguien, por carácter transitivo, lo sea: Anticristo = Enemigo de Cristo = Satán.
Pero los brazos y los cuernos de Satán, Diablo, Belcebú, Luzbel, Lucifer… y siguen los nombres, son de largo alcance y abren las puertas de todas las religiones en sus infinitas formas: Gran Dragón, Dios Negro, Padre de la Mentira, Mandinga (en Sudamérica pero con raíz africana), La Bestia y su marca: el número 666, Príncipe de las Tinieblas, Demonio, Asmodeo, Abaddón…
El Judaísmo no tiene un concepto claro ni una personificación del Malvado. Su Ha–Satán no imparte el mal: le señala a Dios, como un mensajero, la maldad humana. No tiene otro poder. Pero la Torá lo menciona especialmente en el caso del becerro de oro, símbolo de la codicia… mientras Moisés esperaba, en la cima del Sinaí y de manos de Dios, el libro sagrado.
El Budismo lo llama Mara, el malvado que quiso impedir que el Buda Siddharta Gautama alcanzara la iluminación.
Para el Hinduismo es Iama (o Yama), dios de la muerte, señor de los espíritus de los muertos, y guardián del inframundo.
En las culturas precolombinas, el Supay o Salamanca es el amo de las profundidades.
En suma: tantos demonios como culturas, pueblos, leyendas ancestrales, miedos. Porque "Toda la vida humana, la individual y la colectiva, se presenta como una lucha, y por cierto dramática, entre el Bien y el Mal, entre la luz y las tinieblas" (Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes: los gozos y las esperanzas).
Y como si un zoológico universal abriera de pronto todas sus puertas, Satanás se convierte –lo identifican…– con Cabra, Macho Cabrío, Carnero, Cerdo, Cuervo, Lobo, Jabalí, Rata, Serpiente, Dragón, Sapo, Gato, Tiburón Blanco, Mono, Perro –el Rottweiler, en especial–…
Pero, qué curioso: en algunas latitudes, los mismos animales que representan a Satanás y sus flagelos… en otras son beneficiosos, protectores y sagrados.
Y en algunos casos, pícaros inofensivos que se deleitan molestando a los mortales con sus travesuras…
En 1961, en los cines–arte de Buenos Aires, fue posible ver un film prohibido en España y otros países bajo dictaduras: Sor Juana de los Ángeles, del gran director polaco Jerzy Kawalerowicz.
En blanco y negro y bellísimas imágenes, está inspirada en un extraño caso –el más famoso conocido– de los llamados "posesión demoníaca", sucedido en Loudun, Francia, en 1632.
Las supuestas víctimas de dieciocho demonios guiados por Asmodeo y Zabulón –malvados prestigiosos– fueron las diecisiete monjas ursulinas del convento y hasta Juana, la madre superiora.
Empezaron diciendo que veían imágenes aterradoras, y después se desnudaron, pronunciaron palabras extrañas, gritos y chillidos obscenos, e insultos a la cruz y a las imágenes sagradas.
Durante el exorcismo, y lejos de cesar en aquella locura que hasta hoy es conocida y famosa como "las endemoniadas de Loudun", acusaron de seducción al cura párroco Urbain Grandier, cayeron en una vorágine de incontenible lujuria, y el cura fue juzgado por brujería, torturado y muerto en la hoguera.
Acerca de ese caso y de otros semejantes, el psicoanálisis rechaza cualquier explicación que se aparte de su diagnóstico: histeria colectiva.
Lo que no impide que la supuesta posesión satánica sea una fuente nunca seca de films como El Exorcista, 1973, dirigido por William Friedkin, y una catarata de similares. Algunos, de Clase B, pero siempre con cinéfilos adictos…
Sin embargo, el exorcismo como rito y técnica ha generado varios volúmenes. Del griego exorkismos (versión romanizada), es "Obligar mediante juramento, conjurar". Una práctica religiosa y espiritual contra una fuerza maligna para expulsarla o apartarla de su víctima, que puede ser humana, animal, y también recaer sobre objetos, casas, aldeas.
¿Cómo es el ritual?: repetición continua de oraciones y órdenes de abandonar al poseso, y uso de crucifjos, agua bendita, reliquias…
Según la Biblia, el mismo Jesús libró de sus demonios a un joven (Mateo, 8:28): uno de los siete casos relatados en los evangelios. Y también fue exorcista Juan Pablo II, a pesar de su negación sobre la existencia material del Infierno y de Satanás…
No obstante, el ritual está sujeto a controversias. En 1999, el Papa polaco aprobó una versión moderna, pero varios exorcistas se opusieron. En todo caso, y aunque la polémica dure décadas –tiempos eclesiásticos–, siguen vigentes las cinco causas de posesiones demoníacas:
1) Participar en ritos satánicos: quienes lo hacen quedan ligados al demonio.
2) Consagrar un niño al demonio por parte de sus padres durante una práctica satánica.
3) Pactar con el demonio: rendirle culto a cambio de algo.
4) Cualquier maleficio.
5) Prácticas de invocación de espíritus: güija, adivinación, brujería, hechicería.
Pero cuidado también con los métodos de ahuyentar a supuestos demonios. Recordar el film El exorcismo de Emily Rose –2005, dirigida por Scott Derrickson–, basada sobre el caso real de la joven Anneliese Michel, alemana y católica, que en 1975 murió –apenas a sus 24 años– en pleno exorcismo. Sus padres y los curas que intervinieron en el rito fueron juzgados y condenados por negligencia médica.
Consejo no demoníaco para amantes del cine. Conseguir La belleza del Diablo, film francés de 1950 dirigido por René Clair e interpretado por Gérard Philipe y Michel Simon.
Resumen. Henri Faust es un profesor universitario que pasó medio siglo alejado de los placeres, y cree que morirá sin conocerlos. Pero aparece Mefistófeles y le propone un pacto: juventud y riqueza eternas a cambio de su alma. Y entonces… en esta nota no se contará el final. En términos de cine, ¡un pecado que puede llevarme al Infierno!
Aclaración sine qua non. Frente a tema tan vasto, tan complejo, tan discutible, tan aceptado, tan negado, tan antiguo, tan explicable, tan inexplicable, tan proclive a discusiones pacíficas y/o violentas, es imprescindible llegar a un punto final.
Podría ser éste. El que acabo de poner.
Pero prefiero terminar con algo que sorprende y mucho.
El cinco de enero pasado, antes de su visita a México, el papa Francisco dijo en una entrevista filmada: "A México el Diablo lo castiga con mucha bronca", mientras señaló una imagen de la Virgen de Guadalupe.
Ocho meses más tarde, el 19 de septiembre, el centro de ese país híper religioso fue azotado por un brutal sismo: 7,1 grados en la escala de Richter, más de trescientos muertos, pérdidas incalculables. Los signos de la tragedia.
Casi de inmediato, aquella frase se viralizó con no menos velocidad que el temblor de la tierra. Y completa:
–Pienso que el Diablo lo castiga porque no le perdona a México que ella (refiriéndose a la Virgen) haya mostrado ahí a su hijo. Es una interpretación mía… México es privilegiado en el martirio por haber reconocido, defendido, a su madre. Usted va a encontrar mexicanos católicos, no católicos, ateos, pero todos guadalupanos. Es decir, todos se sienten hijos. Hijos de la que trajo al Salvador, el que destruyó al demonio. Yo creo que el Diablo le pasó la boleta histórica a México, y por eso todas estas cosas, usted ve que en la historia siempre han aparecido focos de conflictos graves…"
Sin comentario. Y ahora sí, punto final. Antes de que el Diablo meta la cola…
(Post scriptum. Toda nota sobre temas religiosos crea suspicacias, prejuicios, aceptación, rechazo, amigos, enemigos. En la presente sólo se ha recurrido a fuentes sólidas y muy conocidas, de distinto sesgo –lo contrario sería pecado de parcialidad–, y sin siquiera insinuar una posición personal del autor. Cualquier interpretación en contrario es un prejuicio, una lectura errónea o una distracción. En este último caso, bastará una segunda lectura para comprender la buena fe del texto)