"El hombre de las ideas", una ficción de la Argentina post 2001

El debut literario de Pablo Schiaffino, economista que hizo un estudio sobre la felicidad de los argentinos, vuelve con una mirada ácida a los años de crisis y recuperación de la década pasada

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Son más bien pocos los escritores que viven de su propia obra. No debería entonces extrañarnos cuando hallamos los oficios más diversos al repasar sus biografías. También están, por otro lado, aquellos que escriben a la sombra de una carrera profesional.  Tal es el caso de Pablo Schiaffino, joven autor de la reciente novela El hombre de las ideas y profesor de la Universidad Di Tella, donde enseña macroeconomía e historia del pensamiento económico. Formado en esa casa de estudios y en la Universidad de Warwick, su perfil académico cuenta ya con suficiente crédito como para distraer su cabeza en los abismos de la literatura. Sin embargo, sus trabajos de investigación en áreas como bienestar económico y teoría de las crisis económicas dan indicios de problemas que exceden lo estricto de la materia.

Con una historia que sitúa durante la crisis de 2001 y los años posteriores de recuperación económica en el primer kirchnerismo, su debut literario se nutre de esas investigaciones. Alfredo de los Palotes, un economista de mediana edad con una escasa agenda de investigación, se encuentra de regreso en el país para acompañar los últimos momentos de vida de su esposa luego de una prolongada estadía en el exterior. Como la Argentina, Alfredo debe reponerse de una crisis existencial y reinventarse a sí mismo en el nuevo milenio. Le toca hacerlo dentro del veleidoso mercado de trabajo local, donde las habilidades que puede ofrecer se desdibujan frente al desánimo que le generan el rendimiento promedio de sus pares y las fórmulas que aplican los departamentos de recursos humanos.

El hombre de las ideas sugiere con su título una novela ambiciosa. La realidad social que describe es abarcada por una mirada distante, cargada de ironía, que dirigida desde el mundo universitario y alojada en uno de los sectores altos de la sociedad, sobrevuela la historia del país para poner en cuestión su desarrollo económico. El mundo de la política que caracterizó a la década anterior solo aparece fugazmente, pero es una ausencia que se manifiesta a través del diagnóstico que elaboran sus páginas: la falta de una planificación adecuada para el crecimiento de la economía y del bienestar social, que si en el pasado se basó en una distribución desigual de la tierra, en el último tiempo tiene como uno de sus síntomas el barrio de Puerto Madero, donde se acumula la riqueza sin clase.

Se trata, en realidad, de una novela sobre la ambición y sus efectos no siempre beneficiosos. Su ámbito no son las plazas financieras sino los claustros académicos, donde se juega el reconocimiento que otorgan la publicación de trabajos en revistas especializadas y la admisión en las universidades más prestigiosas del extranjero. Schiaffino toma con humor sus reglas y hace gala de teorías e ideas que se mezclan con los pensamientos más triviales. La economía se muestra, ante todo, como una poderosa máquina discursiva capaz de penetrar en cada rincón de nuestra existencia. Es una forma de leer el mundo que aporta su propio lenguaje a la ficción para codificar conductas y rituales de la sociedad y, al mismo tiempo, imaginar otros escenarios posibles para una modernización que en este lado del mundo no allana todavía su camino.

El hombre de las ideas. Dakota editora. 232 pgs.

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