Buenaventura, cuna del que sería el primer proceso de paz urbano en Colombia

Los Espartanos y Los Shottas acordaron una tregua en octubre de 2022 para lograr la pacificación en el municipio portuario; la tasa de homicidios llegó a cero por casi 90 días y en ese orden, existirían posibilidades reales de llegar a un acuerdo que estaría contemplado en la Paz Total del Gobierno nacional

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En octubre fue decretado un
En octubre fue decretado un cese de hostilidades entre los Shottas y Los Espartanos, principales grupos ilegales que controlan Buenaventura. Colprensa (Archivo)

Una de las banderas del actual gobierno es la Paz Total. Desde su campaña, el ahora presidente Gustavo Petro ha manifestado su intención de dialogar con todos los actores armados posible a fin de lograr la pacificación en el país. En menos de seis meses, la iniciativa no solo se convirtió en una política de Estado, sino que también se reinstaló la mesa de diálogos con el Ejército de Liberación Nacional —ELN— y los primeros pasos con diferentes estructuras ilegales regionales y locales.

Dentro de estas se ubican Los Espartanos, una banda de Buenaventura cuyo nombre tuvo origen en la película 300. Ese municipio ubicado en Valle del Cauca es, paradójicamente, uno de los más desiguales del país, pues pese a tener el puerto más importante de Colombia, la gran mayoría de sus habitantes padecen la corrupción local, la pobreza y la violencia. Ese último flagelo era liderado por esa banda y Los Shottas hasta octubre de 2022, cuando anunciaron una tregua.

Dicho cese generó en el pueblo bonaverense una tasa de cero homicidios durante casi 90 días. A pesar de que este se rompió, la tregua siguió en pie, pues de acuerdo con lo planteado por el Gobierno nacional, ese iba a ser el primer laboratorio de paz urbana en el país.

Ambas partes están cooperando en esa tarea y así lo hizo saber uno de los voceros de Los Espartanos, quien en diálogo con Cambio narró que volvió al país solamente para contribuir al desarme y al sometimiento a la justicia del grupo al que perteneció antes de irse de Colombia por amenazas.

También negó rotundamente que se estén creando grupos paramilitares o de autodefensa, sino que el proceso de desarme se basa en evitar más muertes y “que venga otra gente a ocupar el mismo espacio, quizás para peor”. En ese orden, le manifestó a ese medio que Buenaventura no aguantaría otro conflicto y las acciones tanto del Estado como de ambos grupos deben ser consecuentes con la realidad que allí se vive.

Tal y como lo mencionó el presidente Petro durante su visita al municipio —el 7 de diciembre del año pasado— la violencia es desencadenada por problemas de fondo, como la propia desigualdad generada en la corrupción, el hambre y la falta de oportunidades para acceder a derechos como la educación. A esa misma conclusión llegó el vocero de Los Espartanos, quien sigue esperanzado en que los acercamientos continúen con el Gobierno.

“Buenaventura necesita paz y pedimos a la personas que se den y nos den la oportunidad de creer que esto puede ser realidad”, dijo, y pese a que el 4 de enero fue asesinado un integrante de Los Shottas, confía en que la tregua siga adelante. Para ello, pidió el apoyo de los dos líderes que actualmente se encuentran presos, para que se pongan al frente y el proceso “no se salga de las manos”.

Cabe resaltar que estos acercamientos no solo son liderados por ambas estructuras armadas, sino que tienen el acompañamiento del alto comisionado para la Paz, Danilo Rueda, y el obispo Rubén Darío Jaramillo. Los esfuerzos de estos agentes han sido reconocidos por ambos grupos ilegales que, en caso de lograr un acuerdo, actuarían dentro de las comunidades sin dejar completamente las armas.

¿La razón? De acuerdo con el vocero, detrás de ellos están grupos más poderosos como el Clan del Golfo y la columna Jaime Martínez de las disidencias de las extintas Farc. De ahí el temor de que sean legitimados grupos de civiles armados o paraestatales; sin embargo, el ahora líder social reiteró que ello no será así, pues según él, “estamos tratando de acogernos a una ley transicional”.

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