La hija de Germán Vargas Lleras, Clemencia Vargas, y la pareja de ella, Julián, fueron agredidos en el Aeropuerto Internacional Simón Bolívar, en Santa Marta, por otros pasajeros que en medio de una protesta estaban determinados a impedir el acceso a la zona de abordaje. Así lo denunció el vicepresidente en su columna para el periódico El Tiempo, titulada “La mala hora de la Policía”.
Según contó Vargas Lleras, los hechos se presentaron el pasado martes 27 de diciembre. El grupo de personas que estaba impidiéndole el acceso a los otros pasajeros, lo hacía bajo la consigna de “si nosotros no viajamos, no viaja nadie”.
Como Clemencia Vargas se atrevió a traspasar la barrera humana que habían conformado los manifestantes, “fue objeto de toda suerte de improperios y agresiones físicas”, contó Vargas Lleras en su columna. Pero, peor suerte habría recibido el novio de su hija: “lo tiraron al piso, lo cogieron a patadas y sufrió lesiones de consideración”.
Vargas Lleras denunció que en el lugar de los hechos había dos agentes de la Policía que no actuaron debidamente para detener las agresiones. “No solo se negaron a intervenir, sino que, en señal de rendición, levantaron los brazos, seguramente para no ser luego sancionados”, dijo el líder de Cambio Radical.
En adición, Lleras se preguntó “qué instrucciones del mando están recibiendo los agentes de policía para actuar de esta manera. ¿A qué sanciones se exponen por cumplir con su deber? ¿Cómo hemos podido llegar a la completa indefensión ciudadana?”.
Esto llevó al político a quejarse no solo del actuar de la Policía sino del sistema judicial en general. Por eso, contó que un mes antes a lo ocurrido con su hija en Santa Marta, “en la tarde del 28 de noviembre”, fue testigo de cómo, cerca de su casa, una mujer embarazada fue agredida con un cuchillo por dos sujetos que le robaron su celular y huyeron.
Los dos delincuentes fueron atrapados, “pero de inmediato, la jueza niega a la Fiscalía la detención preventiva intramural. Las razones expuestas por la jueza son que los capturados no son oriundos de la capital, trabajan como ayudantes en construcción y no son un peligro para la sociedad”, contó Lleras.
“Este caso, que me correspondió conocer, es muy ilustrativo de lo que está ocurriendo a diario en la ciudad y el país y que también termina explicando la actitud de la policía frente al delito”, afirmó el político en su columna.
De esta manera, le hizo un llamado al Congreso y a la Corte Constitucional para que se ajuste a la realidad y ajuste su jurisprudencia, sobre todo en lo que tiene que ver con la reincidencia.
No obstante, según él, el proyecto de ley de reforma a la justicia que encabeza el ministro Néstor Osuna, y el gobierno de Gustavo Petro, en vez de contribuir a solucionar la situación, la empeoraría. “Contiene, entre otras perlas, la eliminación del criterio de peligrosidad a la hora de definir la detención preventiva, el aumento de los casos en que puede concederse la detención domiciliaria y la eliminación de cualquier criterio sobre la reincidencia a la hora de valorar la conducta y peligrosidad del capturado”, argumenta Vargas Lleras.
Se quejó de que el proyecto de ley busca “liberar a como dé lugar a los delincuentes, sin importar qué tan peligrosos sean” y que se trata de una invitación a que sigan cometiendo delitos con la tranquilidad de que no recibirán una sanción adecuada.
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