La tregua supuestamente acordada con el Ejército de Liberación Nacional, anunciada por el presidente Gustavo Petro como un hecho, generó una crisis en la mesa de conversaciones de paz entre la insurgencia y el Gobierno. El errático anuncio tampoco fue bien recibido por algunos miembros de la Iglesia Católica, uno de los principales acompañantes del proceso, como la Arquidiócesis de Bogotá que lo calificó de ingenuidad y retórica política.
La dirección de la jurisdicción eclesiástica de la capital publicó un editorial en El Catolicismo, su órgano informativo, para aconsejar al presidente Petro y cuestionar el fallido cese al fuego, que fue calificado como “una primera gran derrota del actual gobierno de Colombia”.
“Es absolutamente ingenuo pensar que unos grupos que llevan décadas en la guerra, en el narcotráfico, en la trata de personas, en la explotación minera ilegal, es decir, ejerciendo el poder de hecho en amplios territorios y enriqueciéndose a manos llenas, van a renunciar a todo eso porque el Presidente de la República habla de paz total”, dice la columna.
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La dirección eclesiástica señala que las autoridades no deben perder de vista “lo que realmente son los grupos armados en Colombia”, que más allá de motivaciones sociales, tienen deseos de poder y riqueza, que difícilmente abandonarían a cambio de “un salario mínimo” o “someterse a la ley, aún sin pagar penas”.
“No se puede admitir que los gobernantes cometan este tipo de errores de juicio porque pueden estar abriendo las puertas para que hagan presencia en la sociedad como personas honorables quienes sobre sus hombros y conciencias no llevan sino sangre y dolor ajenos”, dice el editorial de la Arquidiócesis.
Monseñor Héctor Fabio Henao es el delegado de la Conferencia Episcopal para acompañar el proceso de negociación del Gobierno y el ELN. A él lo secundan en esa labor monseñor Ómar Alberto Sánchez, arzobispo de Popayán, y monseñor Darío de Jesús Monsalve, arzobispo de la ciudad de Cali.
Sobre ellos, la dirección de la Arquidiócesis de Bogotá señaló que es su misión ser mediar el camino de la paz que fue descrito como largo y difícil. Por eso les exigió prudencia sobre cualquier anuncio, para que lo evalúen detalladamente, y no verse envueltos en un juego político.
“No se pueden exponer a que los utilicen políticamente y así deshacer la autoridad moral que les es propia. El actual gobierno ha dado muestras de sobra acerca de cómo sus palabras pocas veces corresponden a la realidad y son más retóricas y políticas que otra cosa. Y los prelados deben tomar atenta nota de esto para no dejarse subir en un carrusel que gira en círculo pero que no tiene derrotero marcado. Cada palabra del actual gobierno hay que examinarla con microscopio”, aconsejó.
Desde la entidad, señalaron que se “debe hacer hasta lo imposible pero racional por la paz”, por lo que aconsejaron que tener cuidado con lo que se dice y lo que se promete. Por eso consideran que es una “gran equivocación” caer en pensamientos mágicos o fantasiosos de que “paz total”, un pasado común o simpatía personal podrían hacer todo un nuevo proceso.
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“No hay que ilusionarse con nada diferente y hasta miedo hay que tener a soluciones mágicas o extraordinariamente rápidas. Cuando se tiene afán es mejor ir despacio, dice el refrán”, aconsejó la Arquidiócesis de Bogotá al respecto del proceso de paz.
Desde la delegación del ELN y del Gobierno esperan discutir la molestia que generó en las partes el fallido anuncio de un cese bilateral. La insurgencia considera que se violó el acuerdo de dar trámite a cualquier solicitud desde la mesa, mientras que la delegación oficial espera que se sumen a una tregua, aunque ya se reactivaron las operaciones ofensivas.
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