Mucho se ha alertado sobre el aumento del costo de vida de los colombianos desde el pasado 1 de enero de 2023. Efectivamente, uno de los precios que más indignación y preocupación ha causado entre los habitantes de Bogotá es el pasaje de TransMilenio, el cual pasó de $2.350 a $2.950. Ante la noticia, en redes sociales muchas personas anunciaron que empezarían a “colarse” a las estaciones y los articulados, algunos porque no tenían dinero y otros a manera de protesta.
Ante esta situación, Ángela Córdoba, una bailarina de ballet profesional más conocida como Anjah, se ha vuelto tema de conversación nuevamente y hasta provocó un comunicado oficial de TransMilenio rechazando su comportamiento en las instalaciones del sistema público de transporte. Infobae Colombia conoció a Anjah en abril de 2022, cuando uno de sus videos bailando en los articulados se hizo viral en las redes sociales; ahora la artista expresó a este medio que su razón cambió y que, en efecto, se está manifestando en contra del alto precio del pasaje.
Según el más reciente ‘Informe de evasión en el componente troncal 2022′, entre los años 2021 y 2022 la cifra de evasores del pasaje de TransMilenio aumentó en un 29,66%. Para el sistema troncal esto significa que 3 de cada 10 pasajeros decidían no pagar por su pasaje, costándole al sistema miles de millones de pesos. Para Anjah, la cifra de los colados habla muy poco sobre la ética de las personas, pero mucho sobre la calidad del servicio.
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“Aquí la gente tiene una inconformidad y están en esa labor de protesta. Nosotros con estas acciones estamos apoyando esas voces de protesta en contra de un sistema que no está funcionando como tendría que ser si fuera un servicio público, porque aquí está en manos de los privados”, señaló la bailarina.
Un corto para Cannes que se volvió protesta
Cuando en Infobae conocimos a Córdoba, ella estaba acompañada del director de cine Leo Carreño. Juntos crearon a ‘Carla’, la protagonista de ‘Delirium’, un corto que estaba dirigido para una de las categorías de la pasada edición del Festival de Cannes en su alianza con la plataforma de TikTok.
La nominación no prosperó; sin embargo, en Colombia y especialmente en Bogotá, los videos que ambos realizaban causaron todo tipo de emociones. Ante la respuesta del público, Anjah y Leo se unieron al Teatro la Conspiración, con el cual siguieron utilizando el personaje del corto para seguir realizando este tipo de ‘tomas’ en el sistema de transporte.
Anjah empezó a dar clases gratuitas de ballet en TransMilenio –en la primera lección, este medio la acompañó–, ante la acogida ya van más de tres reuniones o ‘tomas artísticas’ del sistema. Siguió grabando sus videos de improvisación en estaciones y articulados. Pero lo que más ha llamado la atención es aquella sección de videos llamada ‘1.000 maneras de colarse en TM’ en la que, con diferentes pasos de baile, la artista evade el pasaje en las estaciones.
Su ‘socio en el crimen’ es el director de cine que graba cada uno de sus bailes y, con cada publicación, señalaron que reciben voces de apoyo y cientos de insultos. Anjah explicó que, con estas acciones, que ella define como ‘arte de performance’, “lo que queremos es generar una reflexión en espacios expandidos ... mantuvimos el personaje de ‘Carla’ y continuamos su desarrollo. Esto tiene un trabajo de investigación, de laboratorio, para la creación de esto que estamos construyendo”.
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Señalaron que, tras terminar con el corto de Cannes, decidieron continuar con su creación al ver lo que causaban en el público bogotano y las autoridades. Córdoba relató que su personaje obedece a un objetivo de “generar consciencia” con unas acciones que, por ende, “no se catalogan entre el bien y el mal”.
La continuidad de su personaje se dio con un nuevo performance en el que los dos artistas recurrieron a un personaje muy escuchado por los bogotanos y fácil de identificar. Su voz normalmente se escucha por las calles de la ciudad vendiendo aguacates, manzanas y otro tipo de frutas; pero en esta ocasión, fue utilizada por el Teatro la Conspiración para impactar más el público. Anjah no solo atrae miradas con sus pasos de baile, sino que cuando lo hace usa una voz de fondo que invita a los ciudadanos a reflexionar.
“Esta es la danza del Lago de la corrupción más grande que hay en toda Bogotá, así como lo escuchan. Les hablo del negociazo de los dueños de TransMilenio ... un sistema desbordado y desarticulado, caótico, inseguro y especialmente corrupto ... si se coló, felicitaciones”, dice la voz que explica que, a pesar de que el sistema de transporte es público, es operado por más de 15 consorcios privados y solo el 10% del dinero va para el Distrito.
El debate de si TransMilenio es público o privado ha estado presente desde su creación y voces de expertos y autoridades todavía no se ponen del todo de acuerdo. En términos legales, TransMilenio es una empresa 100% pública, así está establecido en el Acuerdo Distrital 004 de 1999 cuando se conformó la Empresa de Transporte del Tercer Milenio TRANSMILENIO S.A. En ese acuerdo se señala que la Alcaldía Mayor tiene la mayoría de las acciones, junto con el IDU, el IDRD y otras entidades distritales.
El conflicto llega cuando se conoce que TransMilenio opera también como una sociedad por acciones, bajo la forma de sociedad anónima de carácter comercial con aportes públicos con presupuesto público-privado y de la misma forma que no es el operador de los buses, sino el ente gestor del sistema de transporte.
“Es una provocación ... sí, colarse es una voz de protesta que invita a pensar que el sistema no funciona. Estamos justificando a quienes se cuelan, si un 30% se está colando algo se tiene que reevaluar en el sistema”.
Esto es lo que Anjah y Leo quieren que las personas analicen cuando decidan pagar o no un pasaje en el sistema de transporte. En medio de sus acciones en las estaciones, se han encontrado con el reclamo de los empleados de la empresa y hasta les han intentado silenciar el audio que utilizan.
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Uno de esos hechos se dio cuando el performance fue contratado por el Distrito para hacer parte del Festival Danza en la Ciudad. “Tuvimos un contrato y nos pagaron por presentarnos dentro del sistema”, detalló Leo Carreño, quien desconoce si el Distrito sabía a ciencia cierta la propuesta de su iniciativa, o solo pensaban que Anjah “bailaba ballet en TransMilenio”.
“Al principio estaban muy emocionados con que la bailarina de ballet se iba a presentar en la estación, pero cuando empezó a escucharse la voz resultó incómodo ... nos lo querían censurar, querían quitar el audio, colocaron música fuerte para que no se escuchara. Ellos tenían pensado otro performance, querían algo bonito, una promoción”, señaló Anjah.
De esa experiencia nació este video:
TransMilenio rechaza las acciones de Anjah
Ante el impacto de los videos de la bailarina, especialmente aquellos en los que sugiere diferentes ideas para evadir el pasaje, la empresa de TransMilenio se pronunció en un comunicado oficial y rechazó que a través del arte se promoviera un acto que va en contra de la convivencia ciudadana.
“Frente al video que circula en redes sociales, donde se invita, estimula y promueve a la ciudadanía para que ingresen evadiendo el pago del pasaje en el Sistema. TRANSMILENIO S. A. rechaza vehementemente este tipo de mensajes negativos que promueven la pérdida de los valores y el respeto por lo público, haciendo apología a los comportamientos contrarios a la convivencia”.
“Hablan sobre un respeto a la ciudad porque sienten que hay una apropiación del sistema de buses, pero es una apropiación de un imaginario que no existe sobre el manejo de los recursos públicos ... dicen ‘nos están robando’, pero nos están robando es ellos desde hace más de 20 años”, señaló el director de cine sobre las voces de rechazo.
Sobre este comunicado, Anjah expresó que se debe principalmente a que “muchas personas se sienten identificadas con la situación”. Mientras que Leo Carreño nos presentó que “la gente se siente agredida, como si se estuviera incentivando al robo, pero está descontextualizado de la intención ... hay una problemática que dice algo, que algo está mal en el sistema, por una gran inconformidad con el servicio y con la seguridad”.
Ambos insisten en que no tiene sentido que TransMilenio se pronuncie en su contra señalando que le faltan el respeto a “lo público“, cuando realmente el problema es que están llevando a cabo sus acciones en contra una empresa manejada por privados. “Al ser privado no hay una preocupación por la seguridad, ni por mantener el sistema, simplemente es un negocio que responde a los intereses de la gasolina. La gente tiene un desconocimiento sobre lo que es público y lo que es privado, y lo que debería pertenecernos realmente a la ciudadanía y los beneficios que traería que el sistema fuera realmente público”, señalaron.
Finalmente, cuando a Leo Carreño y Ángela Córdoba se les pregunta si, como dice TransMilenio, están invitando a las personas a colarse su respuesta es contundente: “No. Ese es un subtexto, nosotros estamos invitando a investigar y reflexionar sobre el manejo de los recursos públicos ... me dicen que estoy promoviendo una campaña para colarnos, eso no es cierto”. De la misma forma, aseguraron que seguirán tomándose el sistema.
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