Este viernes 6 de enero, en medio de las discusiones sobre si a los dirigentes de las disidencias de las FARC se les debería incluir o no en los procesos de paz total adelantados por el Gobierno nacional —ya que desde algunos sectores políticos consideran que estas personas perdieron su oportunidad al desvincularse del proceso de La Habana—, sorprendieron las declaraciones de un polémico integrante de la comunidad indígena nasa que insinuó una intención de volver a alzarse en armas.
Se trata de José Antonio Vitonás Yanacué, sobre quien pesan varias polémicas. A los 13 años fue sometido a reclutamiento forzado por la extinta guerrilla, en cuyas filas estuvo durante 14 años: ocho en la columna Jacobo Arenas y seis más en el frente sexto. De hecho, fue reconocido como víctima ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP). Después, en 2015, la Justicia Especial Indígena lo condenó por el abuso sexual de una menor de edad.
Tras haber estado recluido en una cárcel regular del municipio de Caloto (Cauca), Vitonás dijo estar enfermo y fue enviado a un ritual de armonización en su resguardo. La versión del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC) es que su prisionero se paró de su silla y salió a correr para no volver. “Cabe mencionar que en ningún momento se encontraba en mal estado de salud, simplemente fue una estrategia para encontrar el momento oportuno y fugarse”, dijeron desde el consejo indígena en diciembre de 2019.
Vitonás ha señalado que esta acusación proviene de una persecución política, según él, porque ha señalado públicamente los presuntos nexos de líderes indígenas con la guerrilla de la que una vez hizo parte. De todos modos, por estas acusaciones ha sido vetado de cualquier movimiento político con vinculación indígena.
En cambio, desde medios de comunicación y movimientos políticos afiliados a la derecha han hecho eco de las denuncias de Vitonás. Su cercanía a ese sector llegó a ser tanta que el nombre de Vitonás fue uno de los 100 elegidos para conformar la lista al Senado por el partido Centro Democrático —liderado por el expresidente Álvaro Uribe Vélez— para las elecciones legislativas del periodo 2022-2026, le asignaron el número 36 en el tarjetón.
No obstante, Vitonás renunció a su aspiración y a la militancia del partido uribista en enero de 2022. Según él, no fue tratado “con la seriedad ni la altura que como candidato merecía y se me había ofrecido”. Además, fue declarado objetivo militar de la columna Dagoberto Ramos de las disidencias —quienes lo acusaban del mismo abuso sexual y de haber hurtado un dinero— y desde el partido no le dieron apoyo para recuperar su esquema de seguridad.
“No veo sentido en continuar tampoco con la militancia a un partido donde me sentí engañado y maltratado como candidato, ni como representante de la comunidad indígena que confiaba en tener a alguien que ayudara de forma comprometida desde el Senado en tantas situaciones que tenemos por resolver”, dijo entonces.
Después de todo este historial, el excandidato al Senado sorprendió al insinuar que está pensando en volver al combate armado. “Hace 9 años abandoné las filas guerrilleras. En el 2020 la @JEP_Colombia me reconoció en el caso 07 como víctima de reclutamiento forzado. Cuando les digo que mi vida está en peligro, la magistrada Lily Rueda es negligente y pareciera que me empuja a que vuelva a tomar las armas”, escribió Vitonas Yanacué en su cuenta de Twitter.
Hasta el momento, la magistrada de la Sala de Reconocimiento de Verdad y Responsabilidad no ha dado declaraciones al respecto, pero sí lo hizo Ciro Ramírez, integrante del partido Centro Democrático. “Es una jurisdicción creada por ellos; no puede ser creíble que Vitonás esté extorsionando a la Jurisdicción Especial para la Paz bajo su regreso a esas filas de la criminalidad”, dijo a la emisora Caracol Radio.
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