A pocos días de cumplirse los primeros cinco meses del Gobierno de Gustavo Petro, los balances y comparaciones en la gestión de este y el pasado gobierno no se han hecho esperar. Es por esto que David Castrillón Kerrigan, profesor e investigador de la Universidad Externado, y experto política exterior, que actualmente trabaja en la relación de China y los Estados Unidos, publicó en Twitter un análisis de cómo han sido los nombramientos que ha realizado el actual Gobierno en la Cancillería.
Entre los datos que pudo recabar y comparar el profesor Castrillón se deja entrever que, como lo había prometido en campaña, el gobierno Petro estaría priorizando, a la hora de designar y nombrar funcionarios en las distintas embajadas colombianas alrededor del mundo, a profesionales que hacen parte de la carrera diplomática. Proceso que ha avanzado en los últimos años, y que bajo la administración de Iván Duque, también presentó importantes avances.
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Para ahondar sobre los datos que ha recabado Castrillón, Infobae habló con el profesor e investigador, que también ponderó los cambios que el Gobierno nacional está adelantando en su política exterior, así como algunas modificaciones en los paradigmas, como el respicie polum, ese mirar al norte que planteó Marco Fidel Suárez a principios de siglo XX para priorizar las relaciones con Estados Unidos.
Con estos primeros datos ¿se puede afirmar que el Gobierno de Gustavo Petro está apostando por fortalecer la carrera diplomática?
En efecto. Sí. Por una parte, sabemos, aun desde la campaña, que este es un gobierno... o bueno, que Petro ha tenido la intención de aumentar el número de personas de carrera que están en cargos como embajadores y embajadoras, aun muy por encima de lo del mínimo que establece la ley.
Realmente los números han rondado alrededor del 20 %, con Duque, en algunos casos vimos que subió hasta los 30 %, pero con Petro entendemos que quiere llevar eso muy por encima de lo que hemos visto que ahora. Si recuerdo bien, en la candidatura se habló de un 50 %, y sobre todo se habló de aumentar el número de mujeres que asumen este tipo de altos cargos.
Ya desde el inicio del Gobierno, con la llegada del canciller, en las primeras reuniones que tuvo con la planta de la Cancillería también tuvimos una reafirmación de esa promesa, de ese compromiso. Ahora lo que estamos viendo en este primer cierre de año es que los datos lo confirman, relativo a lo que fue la experiencia con Duque.
Estamos viendo que el número de personas de carrera ha venido aumentando y que eso no solo se está dando al nivel de embajador o embajadora, sino también en otros cargos. Muchas veces esos cargos se pierden de vista, pero ahí también estamos viendo esa reafirmación, ese fortalecimiento de la carrera, y esa confianza que se tiene en lo personal de carrera para esos cargos.
Todavía estamos muy al inicio. Faltan cosas, pero eso es lo que vemos, inicialmente por los datos.
Tradicionalmente, muchas de las embajadas se asignan para hacer favores políticos, o para tener ‘alejados’ a esos políticos que pueden tener algo de injerencia en la realidad del país. Con los datos que ha recolectado, ¿se puede pensar que se está dando un cambio en este paradigma?
No quiero responder sí o no. Porque ni sí, ni no. Porque el cambio de paradigma que estamos viendo es que este es un gobierno que sabe que la política exterior está en el centro de todas sus intenciones, sus objetivos y propósitos.
De nuevo, desde la campaña, y con el inicio del Gobierno, estamos hablando de hacer de Colombia una potencia mundial para la vida y eso implica tener una política exterior que funcione y que funcione bien.
Hemos visto que el Gobierno ha hecho algunas movidas importantes en temas de política exterior: la normalización de relaciones con Venezuela; abanderar, de cierta manera, el tema de cambio climático en la región, y posiblemente liderar un cambio en la política de drogas.
Entonces, para todo eso, ahí es donde está el cambio de paradigma: en la importancia de la política exterior para este Gobierno.
En lo que hemos visto sobre los cambios de personal, los datos podrían sugerir que para hacer de la política exterior efectiva, se están dando los cambios necesarios también ahí, pero todavía es muy temprano para poder saber si los cambios se van a dar como se esperan.
Algo que me parece muy importante es que este también es un Gobierno que ha mencionado, desde el inicio, su interés de servir a los intereses de los colombianos en el exterior y por eso no solo estamos interesados en ver qué pasa con los cargos diplomáticos, sino también con los consulares. Ahí, en los cargos consulares estamos viendo personas de carrera, claramente, pero también personas que no son de carrera pero que conocen a las comunidades que viven en los países en los que van a servir.
Ya que menciona ese protagonismo que le está dando el Gobierno nacional a la política exterior, ¿se podría hablar también de un cambio en el respicie polum?
Sí. La respuesta es sí. Específicamente estamos viendo un gobierno que sabe a dónde se quiere dirigir y que entiende el paso a paso para llegar ahí de una manera que le es conveniente para el país. Este es un gobierno que dice, por ejemplo, darle gran importancia a la integración regional, de entender a Colombia como un país del Sur global, que tiene que aportar desde el Sur global, pero sabe que para llegar ahí debe andar con cuidado.
Eso es porque la realidad es que Estados Unidos continúa siendo nuestro socio más importante, en temas comerciales, en temas de defensa, y en otros asuntos el respaldo estadounidense va a ser importante para muchos de los propósitos del Gobierno: la transición energética, las negociaciones de paz... entonces, yo creo que lo que estamos viendo es un gobierno muy pragmático, que está cuidando su relación con Estados Unidos, está balanceando la inevitabilidad de nuestra relación con Estados Unidos, al mismo tiempo que avanza hacia una política exterior más sensata.
Una política exterior, que esperaríamos, fuera más diversificada, que viera con más atención a al continente africano, el asiático y por supuesto nuestra misma región. Está haciendo ambas cosas al mismo tiempo y creo que eso es muy sano, porque mucho de una cosa, mucho de la otra, llevaría un fracaso.
En los datos que publicó hace unos días, hay uno que llama la atención y es que, geográficamente América sigue siendo una prioridad en la política exterior del Estado colombiano, que junto con los cambios políticos que se han dado en los últimos meses en Suramérica, la posición de Lula, el más reciente y que consolidó esta suerte viraje nuevamente a la izquierda. ¿Ve factible que Petro se posicione como un líder que propicie ese cambio en el paradigma de integración latinoamericana?
Sí. Y ya lo está haciendo. Este es un gobierno que ha puesto sobre la agenda regional temas importantes como el cambio en la política de drogas, la compensación dentro de la transición energética para enfrentarse al cambio climático. En este sentido ya estamos viendo que el Gobierno está poniendo los temas sobre la mesa, que ahora los gobiernos de la región, o los persistentes o los entrantes, también están replicando.
Por supuesto, ahí va a haber debate, no es que Petro lo hable y todo lo haga, pero sí estamos viendo por lo menos en ese filtro, de fijar la agenda ya está teniendo un impacto. Lo estamos viendo, pero sí nos quedan muchas dudas, debo decirlo, sobre cómo se va a querer trabajar y con quiénes va a ser posible hacerlo.
Específicamente, en la región tenemos muchos mecanismos de integración y de concertación como la Alianza del Pacífico, el CELAC... no sabemos por cuál, o por cuáles mecanismos este gobierno querrá avanzar tema a tema. Supongo que dependerá del tema. Y lo mismo sobre con quién se puede trabajar en qué. Creo que estamos en un momento de cambios, pero sí es la intensión de este gobierno de aportar y de liderar donde pueda.
¿Ve al Gobierno de Gustavo Petro con más campo de acción para consolidar esta integración en la región, en comparación con el de Iván Duque, que intentó hacerlo con el Grupo de Lima y el Cerco Diplomático para debilitar al régimen de Nicolás Maduro?
Absolutamente. Sí, justamente del caso venezolano, pues lastimosamente la política que se mantuvo frente a Venezuela en el gobierno anterior impidió que Colombia pudiera tomar un rol como más activo a nivel regional. Vimos ejemplos como los del Grupo de Lima donde sí hubo importantes decisiones, lo vimos con el intento de PROSUR, pero, pues, finalmente vemos que eso falló. Que se quedó ahí.
En este caso... por eso la normalización de relaciones con Venezuela fue tan prioritaria desde el día uno en que llegó este gobierno. Porque se entiende que tener una verdadera integración regional se tiene que tener a todo el mundo sentado en la mesa.
En ese sentido, sí vemos que hay más espacio de maniobra y también agregaría una cosa más que me parece importante: creo que la región, en este momento, ve o es consciente de que estamos ante un contexto internacional muy complejo: estamos ante recesiones; continuamos viendo aumentos, altas tasas de inflación; estamos viendo retrocesos en asuntos como la pobreza y otros. Y eso entonces también significa que la región no solo quiere integrarse para abordar estos retos, sino que debe integrarse para abordar estos retos. También hay una necesidad y creo personas que tienen ideas que aportar a que sean escuchados y lo estamos viendo con el presidente.
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