Desde las nueve de la mañana, cuando se comenzaron a viralizar las imágenes del incendio de una fábrica de colchones, toda la atención mediática se volcó hacia el trabajo de los cuerpos de Bomberos tanto de Cundinamarca como de la capital del país por controlar las llamas.
La preocupación generalizada se materializó en el hecho de que el incendio no se propagará más allá del local, y el riesgo de que ello ocurriera era grande.
”Debido a los productos con los cuales se manufactura en esta fábrica, la evolución del incendio fue muy rápida y de allí a que se necesitara la ayuda del Cuerpo Oficial de Bomberos de Bogotá”, afirmó William Tovar, director encargado del Cuerpo de Bomberos de Bogotá:
En eso se concentraron los esfuerzos y en ese sentido los resultados de la jornada de este miércoles 4 de enero fueron extremadamente positivos, en cuanto a que no hubo heridos de seriedad y mucho menos fallecidos.
No obstante, la fábrica en la que se produjo el incendio colapsó y las pérdidas fueron totales. Así lo advirtió, en el último reporte que hizo la unidad de Bomberos de Cundinamarca, el capitán Álvaro Farfán:
”Fueron aproximadamente 10 horas de trabajo continuo. Desafortunadamente, tenemos la pérdida total de la estructura, pero logramos evitar que el incendio se propagara hacia otras bodegas. Evitamos que la emergencia fuera de mayor complejidad y no hubo perdidas humanas, pues se hizo la evacuación preventiva de la empresa. Hay ocho lesionados”, precisó el capitán Farfán alrededor de las seis de la tarde.
Un negocio que se hizo con las uñas, destruido
Aunque este fue el informe oficial, de acuerdo con Ramón Guisado, propietario de la fábrica de colchones Ramguiflex y de Espumas Santa Fe, la conflagración le dejará millonarias pérdidas, que aún no han sido calculadas, pero que ponen en riesgo la continuidad de su negocio.
En este sentido, en una entrevista que le concedió a la emisora RCN Radio, llamó la atención sobre cómo a lo largo de su vida profesional a cargo de este negocio, “nunca habíamos tenido un siniestro. (Era) una empresa muy próspera. Nuestras espumas han sido exportadas a otros países”.
Y es que, como la historia de muchos empresarios colombianos, su negocio se hizo de la nada y se construyó con las uñas “para ver después como, de la noche a la mañana, todo se ha acabado, es triste. La verdad sí es muy fuerte. Ahí está el trabajo de toda una vida, pero en los momentos difíciles es donde se conoce la gente. Realmente se nos acabó todo. Es el trabajo de más de 32 años, donde nunca habíamos tenido algún problema”, detalló el empresario.
Acto seguido, el dueño de la fábrica que hoy se consumió entre las llamas, pues la estructura colapsó pese a los esfuerzos de los dos cuerpos de bomberos que trabajaron porque eso no ocurriera, indicó que en estos momentos su mayor preocupación está orientada en el futuro de los 450 trabajadores vinculados a la empresa, así como la de la continuidad de su negocio, pues no sabe si podrá seguir operando.
”Lo que más nos preocupa son los empleados, son más de 450 y de ellos dependen todas sus familias”, afirmó el dueño de la fábrica a la emisora, y concluyó que los seguros de la empresa están vigentes y se espera que las aseguradoras respondan por los daños.
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