El 16 de diciembre del año 2020, Andrés Leonardo Achipiz Bolívar salió de la cárcel tras cumplir una condena de 7 años por el delito de homicidio, esto porque varios de sus crímenes los cometió cuando era un menor de edad; una vez regresó a la libertad volvió al mundo de la delincuencia; por lo que las autoridades nuevamente emprendieron su búsqueda y lo capturaron mientras iba en un bus por el sur de Bogotá. Para sorpresa de las entidades judiciales, el prontuario de este joven es bastante extenso, considerando la corta edad que tiene, pues con menos de 30 años, tiene al menos unas 3 decenas de homicidios en su prontuario. Conozca su historia.
Según se puede ver por las reseñas criminales de alias “pescadito” cómo conocen a Andrés Leonardo, desde los 11 años ya sabía lo que era quitarle la vida a un ser humano; no solo esto, pues nadie se imaginaría que este menor con su tez morena y como cualquier adolescente común y corriente reconocida que más o menos desde los 5 años estuviera en el mundo del crimen.
Cuando fue capturado a sus 19 años por primera vez, esto en el año 2013, les reveló a las autoridades qué sus padres desde muy pequeño lo entrenaron y persuadieron para que salir a las calles y robara. Sus parientes se dedicaban al comercio informal, en el barrio Britalia de la localidad de Kennedy, al sur de Bogotá, y podría decirse que era la forma de aportar a su familia.
Su infancia estuvo marcada por la actividad delincuencial, y de hurtar objetos básicos o simples, fue perfeccionando, por decir de alguna manera, su labor y a su vez fue incrementando su maldad al momento de cometer estos delitos.
En el relato las autoridades cuentan cómo se volvió un experto para hurtar bicicletas, billeteras, relojes y hasta casas. Su dominio fue reconocido por alias Camilo, con quién comenzó en el mundo del narcotráfico y el sicariato, esto último de una manera más profesional, si se puede decir, ya que se convirtió en una especie de asesino a sueldo.
Hacia el año 2013, con 19 años, mientras se movilizaba en una buseta por el sector de Metrovivienda, en localidad de Bosa, “pescadito” fue interceptado por las autoridades, y para sorpresa de los uniformados al momento de su detención les contestó: “¿Por cuál de los 35 (homicidios) me están buscando?”. Además de dejar fríos a los policías con su comentario, la preocupación fue mayor porque tan solo tenían indicios y evidencias de 12 asesinatos.
“Pescadito es un hombre cruel”: está es la definición de las autoridades
Tras cumplir su condena, y sin que la justicia adoptar una postura particular con el joven, qué para el momento de su primera judicialización, ya tenía antecedentes además de homicidio, por hurto, narcotráfico, entre otros crímenes; salió a las calles de la capital del país a hacer lo que mejor sabe hacer, el mal.
Los Camilo II fue su hogar desde siempre y allí volvió. Tras el operativo en las autoridades donde desmantelaron a esta banda, aseguraron que Andrés Leonardo era su principal cabecilla, y que a pesar deja haber sido judicializados por esto, simplemente volvió a las calles a hacer lo mismo.
“En este año las autoridades afectaron al grupo multicrimen, capturando a 12 de sus principales líderes; entre ellos, a Andrés Leonardo Achipiz Bolívar, su principal cabecilla, conocido con el alias “Pescadito”; de 28 años de edad, con una trayectoria delincuencial de casi dos décadas. Al respecto, se destaca que el presunto cabecilla, luego de confesar 35 homicidios durante el año 2013, en entrevistas hechas a distintos medios de comunicación, en las que fueron referidas sus abominables prácticas, se hizo merecedor del título de “el asesino serial más joven del mundo”; al cometer su primer homicidio a los 11 años de edad”.
Con su captura, se espera que la condena sea ejemplar, y que como muchos expertos declararon al momento de su primera captura, tengan en cuenta que no es una persona que pueda resocializarse, así lo reconoció en el año 2013 Camilo Córdoba, para El Tiempo, quien era el presidente de la Asociación de Psiquiatras de América Latina:
“Este tipo de personas muestra arrepentimiento, pero solo para obtener beneficios. Son asesinos por vocación. Convierten las cárceles en escuelas del crimen y si llegan a salir algún día perfeccionan su manera de cometer los delitos. No se conocen casos de personas que se hayan recuperado”.
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