Enersy Chindicue y Nicanor Meza, una pareja de esposos de origen indígena, recibieron un inesperado regalo de Navidad: encontraron a su pequeña hija de 13 años, desaparecida hace cuatro meses. La infante había sido raptada por las disidencias de las Farc (Segunda Marquetalia) y, para sorpresa de su madre, cuando se reencontraron, ella ya estaba vestida como una guerrillera más.
La conmovedora e impactante historia la reveló este fin de semana la emisora BluRadio y dieron a conocer que Zayda Yuberly Meza Chindicue, como se llama la joven víctima del aún cimentado conflicto armado, salió de su casa y no volvió a aparecer.
La joven vivía junto a sus padres en el Cauca, uno de los departamentos más violentos del país. Residían, cuenta el medio, en el resguardo de Caloto-Huila, ubicado en el municipio de Páez. Tan pronto la madre de la pequeña se percató de la ausencia de su hija, emprendió una exhaustiva búsqueda que, desafortunadamente, no rendía frutos.
Sin embargo, recientemente, recibió una llamada que le cayó como un baldado de agua helada. Los mismos delincuentes de los grupos residuales la contactaron, en una llamada telefónica que no duró ni 3 minutos, y le dijeron el paradero de su pequeña Zayda.
La madre de la joven no lo dudó ni por un segundo. Se montó, junto a su compañero de vida, a varios buses que los llevaron, durante un largo y difícil viaje de dos días, hasta el destino donde recibiría una de las mejores noticias de este 2022: su hija estaba viva y se había salvado de morir en medio del conflicto armado al que la sometieron los subversivos.
Estupefacta, así quedó la progenitora de Zayda al ver que su hija ya tenía el uniforme listo para ser llevada, como en los tiempos de las Farc, a la guerra. Sin embargo, tras recuperarla, le agradeció a Dios por este regalo inesperado en la víspera de la Nochebuena.
“Le doy más gracias a Dios que voy a recibir a mi hija con vida”, expresó Enersy Chindicue.
Los responsables y las víctimas
Fue la estructura Pacifico frente Iván Ríos la que privó de su libertad a Zayda y a otros tres ciudadanos originarios de Ecuador: Alendro Cabezas Biscaino, de 16 años, Edison Genaro Medina, de 18 años; y Diego Carrillo Patiño, quienes también recobraron la libertad.
Luego de que lograron salir del monte, uno de los jóvenes raptados le contó a BluRadio que lo engañaron para ir a la guerra con la excusa de que era para un trabajo. Sin pensarlo, él se dirigió y fue raptado para la guerra.
Entre tanto, se conoció que los criminales cometían sus labores delictivas en otra de las consideradas zonas rojas del país: la frontera entre Colombia y la nación ecuatoriana, en Tumaco, Nariño, específicamente en el municipio de Llorente.
De hecho, según dio a conocer la emisora, durante los cuatro meses que la adolescente estuvo desaparecida, la entrenaron en labores de combate para llevarla al monte a disputarse el control territorial entre los grupos armados que, hay que decirlo, están más fuertes y armados como se pretende desconocer desde diferentes sectores.
En el operativo en el que se logró recuperar a la niña participó la Defensoría del Pueblo, la Iglesia Católica y otras entidades encargadas de velar por la paz.
Desde la Defensoría del Pueblo en Nariño celebraron este gesto de paz y aseguraron que responde a la estrategia que el Gobierno nacional ha desarrollado para atacar la violencia.
“Los grupos han venido planteando la necesidad de sentarse, a nivel nacional, con el Gobierno y abordar el tema del cese al fuego”, aseguró el defensor del Pueblo, de la zona regional Pacífico, a los micrófonos de ese medio.
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