El presidente Gustavo Petro volvió a explicar la política de seguridad y lucha contra el narcotráfico que llevará durante su gobierno, luego de haber dicho que podrían permitir el cultivo simultáneo de hoja de coca durante la transición a una producción legal que le generara sustento económico al campesino. Ahora aseguró que eso no significa permitir la cocaína.
Su primera propuesta la hizo en la primera Asamblea de Campesinos Cocaleros el 16 de diciembre en El Tarra y generó malestar porque, desde la oposición, consideraban que era darle vía libre al cultivo que se considera la base del narcotráfico.
A raíz de las críticas, el mandatario reiteró cuál será su política de seguridad respecto a la lucha contra las drogas, que como ha dicho en diferentes escenarios, buscará un nuevo enfoque. Lo hizo en la ceremonia de ascensos de las fuerzas militares quienes serán los encargado de llevarla a cabo.
“Cuando decimos que no vamos a atacar a un campesino, cuando decimos que le vamos a comprar su cosecha mientras transformamos la región para que se pueda volver productiva en las economías legales, no estamos diciendo que vamos a permitir la cocaína. Sino al contrario, vamos a capturar a los dueños de la cocaína del mundo. Ese es el objetivo que le propongo a la fuerza pública en general. Es inteligencia pura, es capacidad en inteligencia y el blindaje ante el dinero del poder”, señaló el presidente.
Según Petro, son los ejes de una nueva política de seguridad contra el narcotráfico que señaló como “el principal rival de la tranquilidad nacional”, pero que se ha transformado a tal punto que combatirlo requiere de nuevas capacidades diferentes a la fuerza militar.
El mandatario señaló que ahora se puede hablar de multinacionales del crimen que tienen relaciones en diferentes países del mundo, que tienen además capacidad de controlar territorios e incluso estados. “Perseguir ese crimen no es un asunto exclusivamente de fusiles, de Ejércitos o de agentes de Policía. Si el crimen ha pasado en su organización las fronteras, las nuevas organizaciones estatales multilaterales para combatirlo tienen que ver con el cerebro y las matemáticas, con la inteligencia, que con la fuerza pura militar”, señaló Petro.
Según el presidente, Colombia ya no es el epicentro de la mafia de la cocaína, que considera que ha pasado a ser un asunto global. “Por eso es que en muchas regiones de Colombia a los campesinos ya no les compran la pasta de coca. Porque ese mismo criterio gerencial nuevo, de los nuevos dueños del narcotráfico, ya no necesita del campesinado. Ya se puede apropiar de grandes extensiones de tierra para sembrar por centenares de hectáreas la hoja de coca”, explicó.
En esa forma de entender el problema del narcotráfico, el presidente Petro considera que la lucha se debe centrar en perseguir a los “dueños”, los poderosos que dirigen las redes del negocio de la cocaína en el mundo, más no en los eslabones más débiles de la cadena.
“Lo que hemos discutido con la cúpula militar es que la operación fundamental antinarcóticos en Colombia no será ya más la fumigación sobre campesinos, no será la guerra entre la fuerza pública y el campesinado de Colombia, sino que tiene que ser la interdicción, detener los grandes cargamentos”, sostuvo Petro.
Señaló que no es el campesino o el obrero el que tiene la culpa del consumo de cocaína, sino que el Estado no ha atendido sus necesidades para que la producción de alimentos sea rentable. En ese sentido, señaló que la propuesta no es la liberación de las drogas, sino el esfuerzo por una política de prevención que reduzca los niveles de consumo.
“El culpable está en otra parte y no vive en El Tarra, el Carepa, no vive en los barrios pobres de Quibdó, mucho menos en Buenaventura, ni en Tumaco, Ciudad Bolívar o Bosa, las comunas populares de Medellín, no es cierto, allá viven las víctimas. Viven en Miami, Madrid, aquí en Bogotá, han sido senadores, se han abrazado en los cocteles de los más poderosos”, aseguró.
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