Sirvientas, rifles y otras declaraciones extrañas de Gustavo Petro en el discurso de este viernes

El presidente de Colombia sugirió seguir el camino de Camilo Torres Restrepo y aseguró que el peso colombiano se ha devaluado porque los dólares de la cocaína no entran al país

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Gustavo Petro en la asamblea de cocaleros del Catatumbo, en El Tarra (Norte de Santander). Crédito: Presidencia
Gustavo Petro en la asamblea de cocaleros del Catatumbo, en El Tarra (Norte de Santander). Crédito: Presidencia

Este viernes 16 de diciembre, en medio de la primera Asamblea de Organizaciones Cocaleras del Catatumbo —que tuvo lugar en el municipio de El Tarra, departamento de Norte de Santander—, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, dio un discurso de aproximadamente 50 minutos en el que se refirió a varios temas en términos extraños.

La sirvienta

Al inicio de su discurso, Gustavo Petro explicó que los servidores públicos son sirvientes del pueblo porque deben servir a la sociedad. Anotó que eso no ha ocurrido en Colombia, porque “ha sido manejada más por una minoría aristocrática —incluso Gaitán le decía oligarquía—”: el presidente subrayó que la historia del país ha sido regida por “un grupo muy minoritario de descendientes de los antiguos esclavistas, gobernando para sí mismos”.

Por ello, según él, la cultura democrática en Colombia es débil y ha envalentonado a algunos “funcionarios que se creen mandamases por el simple hecho de recibir un salario público, cuando en realidad son sirvientes”. En ese punto, Petro recordó una anécdota con la exvicepresidenta de Colombia y otrora política conservadora, Marta Lucía Ramírez.

“Le decía yo a la anterior vicepresidenta y ministra de Relaciones Exteriores, en algún debate en el Congreso, ‘es que señora, usted es sirvienta del pueblo’. Se puso pálida, no le gustó ni cinco la palabra que yo le dije, ese sirvienta, pero eso es un funcionario público: un sirviente, yo soy un sirviente. Y si fuese mujer sería una sirvienta del pueblo”, dijo Petro.

Mujeres y fusiles

Asimismo, el mandatario hizo el llamado de todos sus discursos: “llegó el momento en que quien mande no sea el fusil. Que quien mande sea el campesino y la campesina y el niño y la niña y el joven. Y desde esa perspectiva llegó el momento de dejar los fusiles, no sirven para nada”, señaló.

En ese momento, al mandatario le llegó un extraño recuerdo de sus años de visitar campamentos guerrilleros. “A veces, en mi experiencia veía cómo los muchachos reemplazaban la ausencia de la mujer en el lecho por el calor o más bien por la frialdad del metal del fusil. Lo abrazaban como si fuera la mujer y el fusil no sirve para eso. Se los puedo asegurar. Es mejor tener la mujer abrazada que el fusil frío en el lecho”, aseveró Petro, mientras era ovacionado por los asistentes.

El camino de Camilo Torres

El presidente también se refirió a los cambios de motivación para prolongar el conflicto armado en Colombia. Según él, “de las banderas rojas y el socialismo se ha venido pasando a la ruta, al control de los negocios ilícitos. Las cosas se han venido transformando; ya no es lo mismo que cuando estaba el padre Camilo Torres Restrepo”, el sacerdote fundador de la sociología en Colombia que se unió el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y murió en combate.

Petro aseguró que Camilo Torres se desdibujó en la historia del país para darle paso a personajes como Pablo Escobar y otros representantes de la mafia. “Qué gran distancia entre el uno y el otro. Yo creo que la paz es una oportunidad para que, en lugar del camino que señaló Escobar, nosotros construyamos más bien el camino que señaló el padre Camilo Torres Restrepo. Es una forma de. Reivindicar la dignidad del pueblo colombiano”, dijo el jefe de Estado.

Finalmente, Petro recordó que en la Universidad Católica de Lovaina hay un monumento al cura Torres. “Era una inteligencia religiosa europea estudiando a un colombiano. Era el mundo al revés, porque nos habían dicho que éramos nosotros los que teníamos que estudiar sus filósofos y atenderlos como la verdad”.

Dólar y narcotráfico

Pero, por supuesto, el comentario que acaparó los titulares fue sobre la presunta relación entre el narcotráfico y la depreciación del peso colombiano. Petro aseguró que el narcotráfico se ha modernizado y pasa desapercibido en el sistema financiero mundial, además de camuflarse en mercancías baratas para lavar sus ingresos. Además, como en otros países también hay personas dedicadas a ese delito, esos dólares se quedan en esos países y no se inyectan al país.

“¿Alguien se ha preguntado por qué se cayó el peso colombiano? El peso colombiano tuvo que caerse porque ya no entran dólares en la misma cantidad que antes. ¿De dónde venían los dólares que entraban a Colombia? De los del petróleo, sí, de los del carbón, sí. Pero también eran los de la cocaína. Si el peso colombiano se cayó, evidencia una realidad económica y es que los dólares de la cocaína ya no están entrando en Colombia. Se quedan en el camino: en Wall Street, New York, México, Tegucigalpa, Madrid, Bruselas, Luxemburgo, etcétera, etcétera, etcétera”, dijo el mandatario.

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