La Navidad se ve en los alumbrados, sabe y huele a buñuelo, empanadas, natillas, chocolate y aguardiente. Se siente en el calor de los seres amados y suena a villancicos. Estas canciones populares de temática religiosa y que se cantan en Navidad ya empezaron a sonar en las novenas de los colombianos.
Se considera que el primer villancico, del que se tiene registro, se llama Iesus Refulsit Omnium, (Jesús, luz de todas las naciones). Compuesto en el año 368 y atribuida a Hilario de Poitiers.
Pero en la tradición hispana esta tradición navideña se debe a la una mezcla, entre los cánticos medievales y la tradición lírica árabe, la cual fue propiciada por la convivencia durante ocho siglos de estas sociedades en la península Ibérica. Esta tradición se arraigó en Iberoamérica durante la Colonia.
La música en la colonia fue un espacio de vital importancia, permitió el encuentro entre los distintos, integró a muchas comunidades, pero sobre todo, fue una eficaz forma de evangelizar a los indígenas americanos.
Desde este momento los villancicos no han parado de cambiar, de adaptarse a los géneros musicales más populares en cada región. Por eso no es raro que existan villancicos con influencia flamenca, gaucha o caribeña.
Oír los villancicos de otros países es una forma de conocer sus culturas, sus sonidos e incluso, su devoción.
Uno de los villancicos más tradicionales de Colombia es Velo que Bonito, originario de Chocó y aunque no sea muy conocido en el interior del país, es uno de los más solicitados en el exterior.
Las castañuelas son un elemento distintivo del folclore español y hace parte de uno de sus villancicos más típicos, Dime Niño.
En Cuba, por ejemplo, se encuentra A comer lechón, una obra que no solo está lleno de los sonidos propios de la isla, sino de una receta de cocina.
O en Perú, donde las flautas de pan son protagonistas y se erige una de las más bellas apropiaciones de los villancicos, Cholito.
Cuando se habla de las antiguas colonias españolas ,el énfasis siempre está puesto en América Latina, por eso es frecuente dejar de lado el hecho de que las Filipinas también hicieron parte de este conjunto. No debería sorprender que en esta parte del Asía los villancicos sean populares. Uno de ellos es Simbang Gabi, nombre que se comparte con una particular tradición homologa a las novenas colombianas.
Desde Venezuela, el Niño Criollo nos cuenta qué hubiera pasado si Jesús hubiera nacido en la hermana república.
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En México las familias y amigos no se reúnen en torno a la novena, sino en torno a las posadas, que también inician el 16 de diciembre. Precisamente Las posadas es uno de sus villancicos tradicionales.
Portugal también hace parte de la tradición ibérica, por eso los villancicos también inundan las iglesias y las calles de Lisboa, uno de ellos es O Menino que nasceu, tal vez uno de los más recurrentes durante estas noches.
Uno de los villancicos chilenos más bellos es Despierta Niñito’ e Dios,
Al igual que en la vecina Chile, en Argentina la Navidad se vive durante el verano. Pero en el caso de los vecinos del Río de la Plata se canta ¡Ay, para Navidad! Una canción que resuena en la voz de Mercedes Sosa
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