En el recordado programa de televisión ‘El Siguiente Programa’, donde Martin De Francisco y Santiago Moure satirizaban la programación televisiva de su tiempo, este último abrió un capítulo especial de Navidad titulado ‘Infeliz Navidad’ con una definición de las festividades que echaba por tierra todo el imaginario que se suele tener sobre estas: “Época de buñuelos, de regalos, de natilla, de unión familiar, de frases de cajón, y de mensajes postizos de paz y amor que solo pretenden viejas canciones en un nuevo disco”.
Hasta las mejores intenciones tienen su lado oscuro, y así como los “príncipes de la mediocridad” lo dijeron en su día, así lo hizo el Dr. Seuss cuando publicó en 1957 su libro infantil ‘¡Cómo el Grinch robó la Navidad!’. Ese día el mundo conoció al peludo y gruñón personaje que intentó robarse las fiestas de los habitantes de Villaquien y que encarnó un sentimiento de distanciamiento frente a la Navidad que hasta ahora la sociedad no había tomado en consideración. Hoy en Infobae Colombia presentamos sus orígenes.
El Grinch, la amargura y un comentario de la sociedad de consumo en Navidad
A día de hoy cuando en Navidad se dice que una persona es un “Grinch” se refiere a quienes lejos de unirse a la fiesta se hacen a un lado o se muestran reacios a compartir de forma más estrecha con la familia en las fiestas, frente a la euforia y felicidad que caracteriza al mes de diciembre en el mundo entero.
Cuando Theodor Seuss Geisel (el nombre de pila del Dr. Seuss) concibió al personaje mientras pasaba por una situación personal delicada, arrastraba el esfuerzo de escribir ‘El Gato En El Sombrero’ y los problemas de salud de su esposa eran algo difícil de afrontar. Durante una entrevista concedida en 1957, el autor contó que la inspiración principal para esta especie de antihéroe navideño fue él mismo:
“Me estaba lavando los dientes en la mañana del 26 de diciembre (de 1956) cuando noté un rostro muy parecido al del Grinch en el espejo (...) Me di cuenta de que algo había salido mal con la Navidad, o más probablemente conmigo. Así que escribí una historia sobre mi agrio amigo el Grinch, para ver si podría redescubrir algo de la Navidad que yo obviamente había perdido”
El argumento se desarrolla en Villaquien, donde viven los Quien. En una montaña al norte del pueblo vive el Grinch, alejado del mundo y acompañado por su perro Max. Un día, harto de escuchar el ruido que propagaba la felicidad de los Quien durante cincuenta y tres años, decide robarse la Navidad. Para ello baja al pueblo disfrazado de Santa Claus y se lleva los regalos, la comida y el árbol que se había adornado en el centro de la plaza de Villaquien. Sin embargo, los Quien comenzaron a cantar al amanecer en vez de llorar por no tener ninguna de las características materiales de la Navidad. Eso no pasó desapercibido por el Grinch, que ahora entendía que la festividad era algo más que eso que les había robado. Finalmente, el personaje devuelve lo robado al pueblo, quien lo invita a unirse a ellos en la celebración.
De acuerdo con lo dicho por el propio Dr. Seuss, la historia del Grinch fue de las más fáciles de escribir. Sin embargo, fue más difícil encontrar el final apropiado para su personaje, pues los que consideró inicialmente podían leerse en un tono moralista o religioso que no le interesaba mostrar. Por ese motivo optó por cerrar la historia con el Grinch disfrutando de la Navidad en compañía con los habitantes de Villa Quién:
“Me metí en una situación en la que sonaba como un predicador de segunda categoría o una perogrullada bíblica. Finalmente, desesperado. sin hacer ninguna declaración, mostré al Grinch y a los Quién juntos en la mesa”
De hecho, es posible que buena parte de la identificación que puede despertar el personaje y su historia surja de ese desapego frente al discurso moral o religioso predominante. Permite redescubrir la Navidad lejos de su valor comercial y material, a la vez que destaca la unión fraternal en una fiesta que, ya para los años cincuenta había trascendido su trasfondo religioso para convertirse en una celebración laica por derecho propio. A la vez, sin embargo, era una celebración que en cierto modo había perdido su rumbo espiritual para limitarse a un intercambio de regalos sin mayor valor añadido.
La publicación recibió alabanzas de la prensa de su tiempo, destacando que incluso, tornándose más oscuro el argumento que en ‘El Gato En El Sombrero’, era capaz de dar una lección a los niños que no se sentía forzada o condicionada por la moral de su tiempo, a la vez que resultaba muy divertida de leer.
Como con la mayor parte de personajes del Dr. Seuss, su trascendencia e impacto fue creciendo con los años. Primero fue su adaptación a serie animada en 1966, donde tanto el narrador como la voz del Grinch fueron realizadas por Boris Karloff (el mismo que inmortalizó a Frankenstein en el cine). En el 2000 llegó su adaptación cinematográfica dirigida por Ron Howard y personificada por Jim Carrey. Aunque las críticas fueron más divididas (algo usual en las adaptaciones al cine de la obra de Dr. Seuss), el papel de Carrey se llevó el aplauso general. Una segunda adaptación cinematográfica apareció en 2018, esta vez con animación 3D. Fue dirigida por Scott Mosier y Yarrow Cheney, mientras que la voz del cascarrabias que intenta robarse la Navidad corrió a cargo de Benedict Cumberbatch.
Seguir leyendo: