Estos son los comerciales navideños que han marcado a varias generaciones de colombianos

Para ir ambientando el inicio de las novenas, Infobae realizó una selección de los comerciales y jingles más recordados en Colombia

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Frases como “Felicidad es todo
Frases como “Felicidad es todo aquello que se brinda sin reservas, una flor, un beso, la ternura del amor”, o “De año nuevo y navidad, Caracol, por sus oyentes, formula votos fervientes de paz y prosperidad”, se han grabado en la memoria de los colombianos. Imagen: Captura video Águila roja

“Todo tiempo pasado fue mejor”. Eso se suele decir cuando la nostalgia embriaga y cuando los recuerdos se agolpan empujando lágrimas, y si bien Sábato decía que esa frase “no indica que antes sucedieran menos cosas malas, sino que ―felizmente― la gente las echa en el olvido”, hay melodías, imágenes, pequeñas secuencias que parecen resistirse al peso del tiempo y no se pueden obliterar de la memoria.

Es así que frases como “Felicidad es todo aquello que se brinda sin reservas, una flor, un beso, la ternura del amor”, o “De año nuevo y navidad, Caracol, por sus oyentes, formula votos fervientes de paz y prosperidad”, se han grabado en la memoria de los colombianos y convirtiéndose, si se quiere, en parte de la identidad nacional y algo que todos esperan escuchar al inicio de diciembre.

Es por esto que, para ambientar el inicio de las novenas en Colombia, Infobae realizó una selección de los comerciales y jingles que han marcado a varias generaciones de colombianos.

Águila Roja

Esta reconocida marca de café, ya de por sí popular, se ganó un espacio en el corazón de los colombianos con este comercial en el que un granito de café recorre un pesebre para llegar hasta donde la Virgen María, San José y el niño Jesús para rendirse a sus pies y besarlo en la mejilla.

La primera versión de este comercial se grabó en 1990 y fue la cantante Isadora, que en 1975 ganó un premio por su interpretación de la tradicional canción ‘Llamarada’, la que interpretó esta canción por primera vez. Años después, la empresa de café colombiano ya tenía varios comerciales navideños, pero los más vistos y que generaban más recordación eran aquellos en los que era protagonista el ‘granito de café colombiano’ y que estaban dirigidos al público infantil.

Es por esto que, a finales de los 90, la empresa se decanta por una versión animada, que no fue nada fácil de producir, pues según contó la revista Semana, en su momento, se necesitaron más de 1.500 dibujos base de marcador diluido con alcohol, los cuales fueron escaneados, retocados digitalmente, adaptados, escaneados nuevamente para, finalmente, darle movimiento al icónico personaje en ese entonces. Para 2014, el comercial se actualiza y se pasa a una animación en 3D, sin embargo acá reproducimos el de 1998.

Orbitel

A finales de los años 90 y de la década del 2000, en Colombia existía Orbitel, la apuesta de las Empresas Públicas de Medellín para hacerse con una parte del mercado de las telecomunicaciones en el país y en el extranjero. La publicidad de la compañía, desde su fundación en 1998, destacó por su mascota, un guante amarillo que, como marioneta, hablaba con los televidentes, y en navidad se disfrazaba de los reyes magos invitando a los colombianos a celebrar en familia y en paz la navidad.

Los osos de Coca-Cola

El gigante de las bebidas carbonatadas no podía quedarse por fuera de este listado. Sus comerciales, sin importar el momento del año, son siempre sorprendentes, por su producción y por el toque de magia que le suelen poner. Sin embargo, en 1995, un corto comercial se quedó impreso en los recuerdos de los colombianos: un oso polar se divierte deslizándose en un tobogán de nieve y hielo, para terminar tomándose una botella de Coca-Cola.

Chocolatinas Jet

Estas chocolatinas han acompañado a los colombianos de todas las edades desde 1961 cuando apareció por primera vez en el mercado. Protagonista de las onces en el colegio, postre sencillo pero seguro en cualquier corrientazo, esta pequeña barra de chocolate, y sus diez álbumes de pegatinas (a la fecha), se volvieron una marca indeleble de la colombianidad. Este comercial destaca por su animación y por su pegajosa tonada.

Comcel

Esta compañía fue una de las primeras operadoras privadas de telefonía móvil en el país. Fundada en 1994, la empresa creció a pasos agigantados logrando hacerse, 18 años después, cuando pasó a conocerse como Claro Colombia, con el 62,5 % del mercado. Y si bien la compañía, mientras existió como Comcel, lanzó varios comerciales navideños, este en particular es recordado por su melodía y porque, en vez del tradicional rojo navideño, preferían usar el azul, el color de la empresa.

Jingle de Caracol Radio

Esta cadena radial es una de las dos más tradicionales y grandes del país, con presencia en casi todas las grandes ciudades colombianas. Para 1955, la empresa, publicó una de las melodías más recordadas por las familias en Colombia. Los “votos fervientes de paz y prosperidad” han sonado, sin interrupción, cada diciembre en los últimos 67 años. La historia detrás de este jingle, así pueda sorprender, no tiene origen en Colombia, sino en México, y todo por un viaje que realizó William Gil Sánchez, uno de los fundadores de la emisora.

En su visita, Gil escuchó que en las emisoras del norte de México incluían, en su programación, llamativos y pegadizos saludos navideños a su audiencia, por lo que, de vuelta en Colombia, e inspirado por esa tradición mexicana, Gil, con colaboración de Jaime Trespalacios, actor de dramatizados radiales; de la compositora Chavela Rubio y del músico antioqueño, muy conocido entonces, Manuel Bernal, compusieron la melodía y escribieron la letra del jingle, que aún se reproduce en la actualidad.

“Vamos castores, vamos”

Este listado termina con una de las joyas de la publicidad colombiana. Este divertido comercial de Galletas Noel es protagonizado por un niño que llega a casa con una difícil tarea: tiene que ir disfrazado al día siguiente de castor. La mamá, extrañada porque en Colombia no hay de estos animales, le pregunta ¿de qué? De castor, le confirma el niño. Entonces, la mujer pasa toda la noche investigando y confeccionando el disfraz para su hijo. Al día siguiente, el niño encuentra a su madre dándole las últimas puntadas al disfraz. Se lo pone y ya de camino al colegio, en el carro, el niño comienza a cantar: “vamos castores, vamos”. La mujer frena en seco. ¡No era un castor! ¡Era un pastor!

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