Así fue como Pablo Escobar quiso quedarse con la Copa Libertadores de 1989: seis árbitros argentinos amenazados y un título polémico para Atlético Nacional

Desde hace varias décadas el primer título internacional conseguido por uno de los equipos más importantes del fútbol colombiano ha sido duramente cuestionado; ahora HBO refresca el debate con una nueva serie al respecto. En Infobae recordamos este polémico capítulo que enlazó al fútbol colombiano con el narcotráfico

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Atlético Nacional consiguió su primer
Atlético Nacional consiguió su primer título internacional en su historia con la Copa Libertadores de 1989.

Hace pocos días, la plataforma de streaming HBO anunció el lanzamiento de un nuevo documental que narra una de las historias más polémicas del deporte colombiano. ‘Jugada Peligrosa’ contará la historia de aquella Copa Libertadores conseguida por Atlético Nacional en 1989 que ha sido punto de conversación desde hace años por la influencia del narcotráfico en el desarrollo de la competencia.

En el tráiler de lanzamiento aparecen los tres árbitros de aquella polémica final disputada entre el Verde de la Montaña y el Club Olimpia de Paraguay, Juan Carlos Loustau, Jorge Romero y Francisco Lamolina, quienes desde sus propias palabras narran lo que sucedió en aquellos días de la final del torneo más importante del fútbol sudamericano. Teniendo en cuenta este lanzamiento, en Infobae recordamos qué fue lo que sucedió en la disputa de aquel título, donde, fuera de la pelota, fueron las armas y el dinero lo que terminó imponiéndose en la cancha.

Durante la década de los 80, la violencia impulsada por el narcotráfico azotaba con dureza el país. Los carteles de Medellín y Cali buscaban influir en todos los ámbitos de la sociedad colombiana, incluyendo el mundo del deporte, donde los clubes de fútbol se plantaban como las plataformas perfectas para el lavado de dinero proveniente del narcotráfico, además de escenarios para impulsar las pasiones de los reyes de la droga, como Pablo Escobar.

El capo del cartel de Medellín, además de influir en la política colombiana, también quería tomar el timón del fútbol nacional, manipulando los resultados deportivos para tratar de beneficiar a los equipos de su ciudad; el Deportivo Independiente Medellín y el Atlético Nacional; el ‘Patrón’ quería que la pelota entrara al fondo de la red cuando él lo ordenara.

Nacional contaba con una gran plantilla

En 1989, el Atlético Nacional, conocido como el conjunto Verdolaga por el color de su uniforme, contaba con una de las plantillas más fuertes del fútbol nacional e incluso internacional. En ese entonces los dirigidos por Francisco Maturana, conocidos como los “puros criollos”, por estar conformado exclusivamente por jugadores colombianos, incluían en su plantilla nombres como los de René Higuita, Andrés Escobar, Luis Fernando Suárez, Alexis García, Leonel Álvarez, Albeiro Usuriaga y John Jairo Tréllez. Una lista de envidia para cualquier equipo, que se convirtió en la base de la selección Colombia y que suficiente para lograr todos los campeonatos posibles sin la influencia de agentes externos; no obstante, el máximo narcotraficante de esa época no lo creyó así y terminó untando de corrupción a uno de los equipos que se ganó todo a punta de mérito.

Esta era la plantilla de
Esta era la plantilla de Atlético Nacional para el año 1989.

La Copa Libertadores es la competencia de clubes más importante de América Latina y ese año Nacional se plantaba como un serio aspirante a levantar la histórica copa. En aquella edición, el cuadro paisa y el equipo capitalino Millonarios fueron las únicas instituciones colombianas que tuvieron participación.

En la fase de grupos, Nacional quedó emparejado justamente con el conjunto “embajador”, además del Deportivo Quito y el Emelec, ambos Ecuador. Los antioqueños finalizaron esta primera fase segundos, luego de dos victorias, tres empates y una derrota, consiguiendo así su tiquete a los octavos de final. En esta nueva fase, superaron con dificultad al Racing de Argentina por un global de 3-2.

Para los cuartos de final, llegó Millonarios, que también se plantaba como un rival fuerte, aunque, con puro fútbol, los oriundos de Medellín terminaron imponiéndose por un global de 2-1.

Llegaron a las semifinales y el Atlético Nacional vio la dramática entrada de Pablo Escobar al torneo.

Pablo Escobar participó en la Libertadores desde semifinales

Luego de finalizar el encuentro de ida en tablas 0-0 ante el club Danubio de Uruguay, la vuelta se definía en el Atanasio Girardot y el narcotraficante quiso asegurarse de que el Rey de Copas llegara sí o sí a la final. Se asegura que Escobar envió a sus sicarios a amenazar y sobornar a la terna arbitral designada para el encuentro, los argentinos Carlos Espósito, Abel Gnecco y Juan Bava, quienes, a su llegada a Colombia, fueron aconsejados de no dejar el hotel aquella noche previa a la semifinal.

En su relato sobre lo sucedido Espósito precisó que llegaron varios hombres de la nada a su habitación, les pusieron en frente unos maletines con miles de dólares en frente y los amenazaron a muerte para que en su actuación deportiva se favoreciera a Nacional:

“Quietos, quietos todos. Escuchen bien, hay 50.000 dólares para cada uno, tiene que ganar Nacional, ¿escucharon bien?, estamos cumpliendo una orden. Ustedes tienen un precio aquí, otro en la Argentina o donde quieran que se vayan. Las cabezas de ustedes tienen un precio, ¿me entienden bien? Tiene que ganar Nacional, o dense por muertos” - comentó Espósito

Como si fuera poco, justo antes de saltar al terreno de juego, los árbitros se encontraron con una corona de flores inmensa que colgaba de la pared junto a un crucifijo, siendo esta la señal definitiva de lo que les esperaba si los paisas perdían. Afortunadamente, para ellos, los dirigidos por Maturana golearon por 6-0 y los jueces pudieron respirar tranquilos.

Sin embargo, llegaría el capítulo de la final. Luego de un intenso encuentro de ida, disputado ante Olimpia de Paraguay, que finalizó con desventaja para Nacional por 2-0, los antioqueños se veían con la obligación de remontar en Colombia, y Pablo Escobar quería asegurarse de que así lo hicieran.

Por el contexto de violencia que vivía la ciudad de Medellín, la CONMEBOL tomó la decisión de que el encuentro definitivo se disputara en el estadio Nemesio Camacho El Campín de Bogotá.

Juan Carlos Loustau, uno de
Juan Carlos Loustau, uno de los árbitros amenazados a muerte por Pablo Escobar para la final de la Copa Libertadores en 1989.

La terna arbitral fue nuevamente argentina y fue conformada por Juan Carlos Loustau, Jorge Romero y Francisco Lamolina. Se hospedaron en Cali previo a la final y hasta allá llegó nuevamente la influencia de Escobar. En esta ocasión, una persona se acercó a donde cenaban y puso un maletín encima de la mesa, repitiendo el soborno y la amenaza de la situación anterior.

Antes de ser retirado por la seguridad del lugar, aquel hombre les dejó claro:

“Colombia no puede perder más finales... O gana Nacional o se vuelven en ataúdes a casa”

Nuevamente, para fortuna de los árbitros el cuadro Verdolaga entregó un buen juego, remontó la serie sin favores y desde el punto penal, el 31 de mayo de 1989, firmó su primera gloria continental ante los ojos de Pablo Escobar, que quedó más que satisfecho con el resultado.

Usu
Usu

En declaraciones que entregó años después, Laustau afirmó que nunca se dejó llevar por las amenazas de Escobar manteniendo las bases del fútbol totalmente transparentes:

“Me hice fuerte y dirigí el partido con dignidad y respeto a mi mismo y a los futbolistas... un árbitro, una vez que entra a dirigir un partido, se olvida de cualquier hecho adverso que haya tenido. Lo único que le interesa es ser útil al fútbol, impartiendo justicia de la mejor manera”

El mantener sus ideales fijos e inamovibles por poco le cuesta la vida a Laustau. Justo después de la final, el colegiado fue secuestrado, lo llevaron a una zona remota sin civilización y allí le apuntaron con un arma donde le denunciaron que “no cumplió con lo pactado”, no lo mataron, pero lo dejaron varado en medio de la nada. Luego de caminar más de ocho kilómetros logró encontrar ayuda y después de ese aterrador capítulo nunca más volvió a pisar suelo colombiano.

Si bien Atlético Nacional dentro de su propio camerino no necesitó la influencia de Escobar para ganar esa Libertadores y la consiguió por su buen juego, nada va a quitar esa sucia mancha que le impregnó el narcotráfico colombiano y de la cual ellos no tuvieron ningún poder de decisión.

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