Más de 22.000 turistas visitaron Cartagena entre enero y octubre de 2022, según los datos del Ministerio de Industria, comercio y Turismo, en conjunto con Procolombia. Es posible asegurar que la mayoría de estos se ven atraídos por la historia de la ciudad, las tradiciones caribeñas de sus habitantes y el casco antiguo, mundialmente conocido por las murallas y las fortificaciones que la rodean.
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La construcción de las murallas de Cartagena, uno de sus mayores atractivos, tardo algo más de 200 años en realizarse. Sirvieron para repeler a piratas, corsarios y las incursiones de enemigos, como en el caso del ataque de inglés Edward Vernon de 1741, un asalto que solo se vio superado en tropas hasta el desembarco de Normandía en la II Guerra Mundial.
Sin embargo, hoy la Ciudad Amurallada está a punto de perder la batalla contra el cambio climático y terminar sumergida bajo el lecho marino. O al menos esta es la sensación que deviene tras oír a Carlos del Cairo Hurtado, líder del grupo de investigación Colaborativo Azul, especializado en la generación de conocimiento sobre el cambio climático y su impacto en el patrimonio cultural.
Infobae Colombia hablo con el experto en arqueología submarina y autor del libro Historias sumergidas. Hacia la protección del patrimonio cultural en América Latina.
¿Cuáles son las problemáticas identificadas en su investigación?
La primera parte del proyecto busca entender qué es el cambio climático y como está impactando sobre el patrimonio cultural. Es una propuesta metodológica que integra los distintos saberes y conocimientos que dan cuenta de esos efectos, de forma horizontal se consideran los conocimientos que vienen de miembros de la comunidad de pescadores de Caño Loro, Boca chica, Tierra Bomba o de la misma Cartagena, combinada con los conocimientos científicos de los académicos y actores institucionales.
Se busca identificar los efectos. Todo el mundo habla del cambio climático, pero no hay una descripción sistemática, una observación que permita como está afectando el patrimonio cultural. Esta es nuestra primera apuesta. Para luego pensar las medidas de mitigación que se pueden trabajar para contrarrestar esos efectos. En el proyecto desarrollado por el investigador participan la Universidad de Cartagena, el Instituto de Patrimonio de Cartagena y la ONG Colombia Anfibia.
¿Cuál es el riesgo para Cartagena?
Los riesgos para Cartagena son muy altos, teniendo que esta era una plaza fuerte localizada en la zona costera. De una manera galopante, la elevación del nivel del mar y los procesos erosivos han hecho que los bienes pertenecientes al patrimonio cultural empiecen a deteriorarse y a quedar bajo el fondo marino.
Los efectos del cambio climático sobre el patrimonio cultural, mueble e inmueble, son realmente notables. La elevación del nivel del mar, la erosión costera, los huracanes, las lluvias persistentes han conllevado a que muchos de los elementos materiales e inmateriales que hacen parte del patrimonio cultural se vean afectados, tal es el caso de las fortificaciones y los sitios arqueológicos que antes estaban en la zona costera y hoy empiezan a vivir un proceso de inundación.
“Muchos de los fuertes están sufriendo embates tremendos por cuenta de la elevación del nivel del mar. Uno de los casos que estamos trabajando y estudiando, haciéndole el acompañamiento, es el Fuerte de San José de (ubicado en Tierra Bomba), que está realmente en una situación preocupante, ya que el nivel del mar se lo está prácticamente comiendo.” Carlos Del Cairo Hurtado.
¿Cuáles serían las zonas más afectadas?
Empezando por el centro histórico, también se están viendo avocados a una situación que es remediable en estos momentos, es la inundación de varias de las casas y calles. Estamos en una situación de emergencia con este último invierno que sucedió en las últimas semanas, donde se ven unas imágenes extremas, por el efecto de esas lluvias y las mareas altas.
Las casas, las vías pertenecientes a las poblaciones de las casas costeras se han visto afectadas por las inundaciones y todo lo que conlleva el tema de las enfermedades, mosquitos y demás. Estamos en una situación bien complicada. Así, con otro tipo de manifestaciones culturales, ya la parte inmaterial, claramente es cuando estas lluvias y estas inundaciones afectan también a las poblaciones.
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Es importante mencionar que las emblemáticas murallas de Cartagena fueron construidas desde el siglo XVII, para proteger al que, a la postre, se convertiría en el puerto más importante de Suramérica durante la Colonia y uno de los centros urbanos más cosmopolita y espacio de intercambios entre esclavos, comerciantes y las autoridades españolas.
Esta historia forjó no solo su centro histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1984 por la UNESCO, sino también las prácticas y costumbres de sus comunidades, transmitidas durante generaciones, que conforman el patrimonio inmaterial que llena de significado a la ciudad.
Es por esto que desde el 2016 la UNESCO viene advirtiendo los riesgos que corre Cartagena, en el informe “World Heritage and Tourism in a Changing Climate”. Este año, desde esta misma entidad se alertó que uno de cada seis patrimonios culturales del planeta está en riesgo de desaparecer.
Es clave que desde los gobiernos locales y nacional se tomen medidas para mitigar el cambio climático, pero resulta igual de importante el desarrollar prácticas de responsables desde los visitantes. Acciones pequeñas, como respetar la capacidad de carga de los sitios arqueológicos y turísticos, adquirir mejores prácticas de conservación o dar preferencia al turismo comunitario y sostenible, pueden dar mayor aliento a la lucha por la preservación del patrimonio cultural de Cartagena, que es nuestra herencia para la humanidad.
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