Reproches e indignación generó el testimonio de Elí Mendoza, alias Martín Sombra, ante la Jurisdicción Especial para la Paz —JEP— el pasado lunes 5 de diciembre. En la versión libre, el otrora carcelero de Ingrid Betancourt cuando fue secuestrada por las extintas Farc, confesó que había niñas y niños menores de 15 años en las filas de la antigua guerrilla y también reveló cometer prácticas de reclutamiento forzado contra ellos en el marco del conflicto.
Precisamente, fue la oposición el sector que más reaccionó en contra de dichas declaraciones, y una de esas voces fue la de María Fernanda Cabal, que no solo se mostró indignada por los casos de reclutamiento de menores, sino por el canibalismo que había en esa estructura.
“Sigan creyendo que pueden darnos cátedra de paz…”, dijo la derechista en un trino citando un aparte del testimonio del excabecilla guerrillero. Esta no fue su única queja, pues el pasado martes 6 volvió a trinar, señalando de paso al padre Francisco de Roux, presidente de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad y cuestionó si el reclutamiento de menores fue documentado por esa entidad.
“Esto no quedó en la Comisión de la verdad. ¿Cierto Francisco De Roux?” Preguntó Cabal más allá de que los casos no solo de reclutamiento sino de todas las formas de violencia sufridas por niñas, niños y adolescentes quedaron registrados en el capítulo ‘No es un mal menor’ del Informe Final que publicó el órgano transicional a mitad de 2022.
Dicho capítulo también narra la barbarie que sufrieron los menores en los territorios, las amenazas en sus escuelas y entornos cercanos y el secuestro, el desplazamiento forzado y la forma en que vivían los niños mientras hacían parte de grupos armados.
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“(...) en las zonas rurales, a las niñas, niños y adolescentes los utilizaron para el transporte de alimentos, dinero o medicamentos. Esteban cuenta que en el 2014, cuando tenía catorce años y vivía en San José del Guaviare, el Frente 1 de las FARC-EP lo utilizó como motorista fluvial para transportar víveres”, señala ese capítulo del Informe Final, siendo este uno de decenas de casos plasmados por el organismo creado tras la firma del Acuerdo Final de Paz.
Vale mencionar que Mendoza detalló a la JEP las dinámicas de entrenamiento e instrumentalización de las extintas Farc sobre menores. Describió que en algún momento recibió 700 menores en el campamento el barrial. Todos los retenidos que estaban a cargo de un hombre llamado ‘Omar’, quien les enseñó ingeniería militar, técnicas con explosivos, comunicaciones, enfermería, construir trincheras y creó una fuerza especial.
“Saqué 300 que salieron para diferentes bloques. Un muchacho de esos, si no le alcanzó, le zampa el cuchillo de aquí allá”, le dijo Sombra a la magistrada Lily Rueda.
Entre esos grupos que entrenó estaban los conocidos pisa suaves, combatientes de las denominadas fuerzas especiales de la antigua guerrilla. Concretamente, eran personas entrenadas para atacar campamentos militares de manera sigilosa y letal, las cuales fueron utilizados por el Mono Jojoy y Alfonso Cano. En ese punto de la diligencia, confesó que en las extintas Farc hubo actos de canibalismo.
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